Reckless 2. Sombras Vivientes.

Los marineros los miraban fijamente con tanta incredulidad que los aviones alcanzaron los barcos antes de ser apuntados por uno solo de los cañones. Se lanzaron sobre la flota albiona como aves rapaces sobre un banco de peces indefensos.

"Estás bien"- no era una pregunta. Había alivio en su voz. Alivio. Culpa. Y tanto amor indefenso. Pero eso no bastaba.

El lujo de querer a alguien se pagaba con demasiado dolor.

Entre ellos siempre existió el acuerdo silencioso de que respetarían los secretos del otro... y de que el pasado era una región que ninguno de ellos visitaba con gusto.

...estar un tiempo sola le había ayudado a sentir su propia fuerza. A ser feliz sin él. Querer demasiado a alguien no era bueno, mucho menos a una persona que consideraba los sentimientos una embriaguez pasajera de la que uno se recuperaba durmiendo unas horas y olvidaba.

Había cosas que el corazón anhelaba con tanta fuerza, que la razón se convertía en un desamparado testigo.

Sentía que el amor se revolvía dentro de ella como un animal que despierta. ¡Duerme!, quería susurrarle. Continúa durmiendo, o todavía mejor: conviértete en lo que una vez fuiste: amistad, nada más. Sin el deseo de tocarlo.