Yo estaba sana, pero el hombre y el hambre me dolían todos los días.
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Yo estaba sana, pero el hombre y el hambre me dolían todos los días.
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No cuentes con mis dedos a partir de ahora, amor.
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La vida es una hora, apenas te da tiempo a amarlo todo, a verlo todo. La vida sabe a musgo, sabe a poco la vida si no tienes más manos en las manos que te dieron. Al final escogemos un lugar peligroso, un pretil, una vía, la punta de un puñal donde pasar la noche. |
Marinero en tierra