Lizzie Fry nos trae esta novela de fantasía new adult en la que la magia forma parte de la vida cotidiana. La trama transcurre en un presente alternativo y distópico, en el que las cacerías de brujas vuelven a estar a la orden del día y su mera existencia está prohibida. La carga política de la novela, mostrando totalitarismos, control de la prensa y mentiras a través de discursos de odio, son una parte principal en una obra que en gran parte denuncia y muestra la situación actual que vivimos. El machismo se denuncia en esta obra en la que los puritanos relegan a la mujer a un segundo plano, volviendo a condenarla a vivir encerrada en casa y al cuidado de los hijos, siendo el hombre el que tiene derecho a una carrera de éxito. La mujer sí puede trabajar, claro, pero sin desatender el hogar y el bienestar de los hombres. Este odio a la mujer se ve favorecido por las matronas, mujeres que no poseen el don de la magia y que han aceptado su destino. Como solo las mujeres desarrollan la magia, son ellas el enemigo claro y asustan a aquellos que se creen el discurso de odio. En esta novela hay un continuo enfrentamiento entre dos bandos claros: Las brujas y sus aliados, frente a la Iniciativa Salvaguardia y su cuerpo de Centinelas. Las brujas de esta historia se van a dividir en tres grupos: elementales (controlan alguno de los cuatro elementos), de cristales (necesitan piedras preciosas y años de estudio para utilizar su poder) y de cocina (emplean remedios caseros y rituales, emplean grimorios para aprender conjuros y su magia no es adquirida por nacimiento, sino aprendida y poco peligrosa). Estas brujas serán acusadas de suponer un peligro para toda la sociedad y serán juzgadas, criticadas, encerradas o asesinadas por un gobierno que quiere extinguir la magia. A lo largo de la lectura, no he parado de ver alusiones a la situación política actual (especialmente de ciertas regiones), cómo el machismo, el racismo o el odio solo llevan a la destrucción de los derechos y cómo los prejuicios no ayudan en absoluto. No es solo una historia de fantasía o de misterio por saber si las brujas y la Elegida lograrán vencer, o sobre los secretos que ocultan todos ellos. Es también una novela de denuncia social y de actualidad. ¿Y qué pasa con los personajes de la novela? Pues a mi gusto, los he visto bien construidos y con una clara evolución a lo largo de toda la obra. Los cuatro protagonistas principales son dos parejas que, por azar o por destino, se verán unidas irremediablemente y compartiendo un futuro y una relación que jamás habrían imaginado. Adelita (bruja de cristales) viaja con Ethan, un centinela desertor que la ayuda a escapar de prisión y busca su redención ayudando a las brujas a vencer al Cuerpo de Centinelas y a contar la verdad que les han estado ocultando. Ambos poseen personalidades muy diferentes, pero gracias a su compenetración y a la confianza que va surgiendo entre ellos, forman un tándem fuerte que saca lo mejor del otro. Chloe (bruja elemental) y Daniel (profesor de universidad) huyen juntos tras el estallido de los poderes de la joven bruja. Daniel acompañará a su hija, comenzando a comprender lo que para ella supone poseer ese don (convertido en maldición) y tratará de ayudarla en una situación que a ambos les viene grande. Chloe se comporta como una adolescente malcriada (pese a tener ya veinte años), pero poco a poco la vamos entendiendo y la vemos crecer y madurar a marchas forzadas. Una historia intrigante, entretenida, con algún toque de humor, que supone un viaje para el lector en compañía de unos personajes que logran transmitir muchas emociones. + Leer más |