Inventar es recordar lo que vendrá. Recordar lo que pasó es soñar con los ojos abiertos. Y el olvido es al recuerdo lo que el insomnio es al sueño: un superpoderoso no-poder, una potente impotencia.
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Inventar es recordar lo que vendrá. Recordar lo que pasó es soñar con los ojos abiertos. Y el olvido es al recuerdo lo que el insomnio es al sueño: un superpoderoso no-poder, una potente impotencia.
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Y la expresión "estar hasta la coronilla" había cobrado un nuevo y tremendo sentido: porque ahora se reconocían más las coronillas que los rostros. La gente conversaba siempre con su cabeza inclinada, como si orasen, como si sus pantallas fuesen sidurims o breviarios.
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Como agua para chocolate