El laird desterrado

Lark es una MacDougal, pero su familia lo perdió todo hace mucho tiempo. Vive con su abuela, el único pariente que le queda, en una casita en los terrenos de Kerrera. Se hace cargo de la destilería del laird, ella es la que prepara los tónicos y remedios para las personas que lo necesitan y confían en ella.

Magnus McLeish, es el laird y señor de la isla de Kerrera, aunque también ha estudiado leyes. Está muy comprometido con sus tierras y su gente. Está casado, pero no es feliz, hizo lo que le impusieron, su corazón pertenece a otra persona.

Después de unos acontecimientos Lark termina en un barco camino de Virginia, con un niño a su cargo y con Magnus entre sus ocupantes. Los sentimientos de Lark van a ser más fuertes que nunca y estar en un barco con Magnus no va a ser fácil, sobre todo porque van a ser muchos meses.

Pero al llegar a tierra su tiempo se acaba, Magnus debe partir hacia Jamaica a llevar a cabo allí su condena. Se hacen promesas, se piden esperarse y que el destino y el futuro les deja, tal vez, sea su momento

La fiebre amarilla, el correo que tarda, un nuevo pretendiente y que amenazan lo que más quiere hacen que Lark se tenga que plantear muchas cosas.

El punto fuerte de esta novela es la ambientación, tanto en Escocia, Virginia como en Jamaica y es que la autora ha sabido muy bien transmitir la época, como se vivía, cómo era la vida de los esclavos, de los reos que los mandaban al nuevo mundo.

Lo que sí me ha faltado ha sido el romance porque desde el principio ya sabes que hay sentimientos, pero hay tan pocas escenas entre ellos que cuesta ver ese amor en el presente. Si que se transmite el cariño que se tienen, pero me ha faltado un poco más.

Muerte y venganza, amor y esperanza es lo que rodea a esta historia.