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No sé si H. P. Lovecraft se ha reencarnado en Fco. Javier Olmedo o si por el contrario, Olmedo habitaba ya en Lovecraft, lo que sí tengo claro es que caí en los "pozos insondables de la locura" en el mismo momento que me adentré en las páginas de "Bajo nuestros pies" y es que estamos ante una historia que cual masa viscosa va invadiendo tu mente y emponzoñando tus pensamientos. A través de las cartas de un profesor a su alumno nos adentramos en la historia, con un estilo y una prosa impecables, el autor nos ofrece una novela clásica de horror cósmico que como tal tiene un comienzo pausado, imprescindible para ir creando una atmósfera siniestra y de locura, debe proporcionarte en ese inicio la dosis justa de terror para atraparte irremediablemente en sus fauces. Debe tener como protagonista a una persona de currículum y mente brillantes que termine rayana a la locura, capaz de adentrarse en lo inhóspito aún a sabiendas de que no habrá vuelta atrás y que incluso su inmersión le llevará de manera irremisible al abismo, actuando como peón de una entidad superior. La sobreadjetivación, la profanación de lo racional y la transgresión de las leyes de la ciencia son ingredientes insustituibles en una novela de estas características. Y es que en "Bajo nuestros pies" encontraréis todo esto aliñado con las criaturas más horrendas, seres primigenios, ese Dios de la carne al que deberás rendir pleitesía. Solo si estás dispuesto a ello, debes abrir esta Biblia blasfema y adentrarte en este culto de oscuros designios. Porque alberga terrores y secretos, de la Tierra, del Universo, difícilmente comprensibles incluso para los protagonistas de esta historia, y el intentar siquiera entenderlos te encarrilará directo a la insania. No habrá esperanza. Si Lovecraft se levantara de su tumba sería para postrarse a tus pies, Olmedo. |
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