La melodía de la oscuridad

“El universo no está obligado a comportarse de manera que podamos entenderlo. ¿Cuántas hojas caen de las ramas al día? ¿Cuántas vidas se apagan en un solo instante?”
La melodía de la oscuridad de Daniel Fopiani está siendo uno de los éxitos más notables de la temporada.

Empezando por el autor, nacido en Cádiz, sargento de Infantería de Marina, colaborador en revistas y periódicos y galardonado con varios premios literarios. Daniel Fopiani hace de su ciudad, de sus calles y monumentos un personaje más de manera que casi sentimos la brisa marina.

La novela empieza allí, en el museo arqueológico de la ciudad, donde aparece un vigilante asesinado en posición aparentemente orante ante la escultura de Hércules. El teniente Román, que lleva el caso, tras rastrear las pistas y las cámaras de seguridad decide llamar a Adriano.

Adriano es un sargento de la Guardia Civil que está retirado después de que un atentado de ETA hiciera explotar sus cuencas oculares, su cara y sus órganos genitales. Una bomba que destrozó su vida y la de su mujer, Patricia, maestra que hará lo imposible por intentar ayudar a su marido y a ella misma a seguir con una vida que nunca volverá a ser normal. El haber vuelto a Cádiz le ayuda en su cometido de pasear sin vista, a menudo son los recuerdos los que le conducen.

La razón para llamar a Adriano es que trabajó hace tiempo de vigilante en el Museo y a pesar de su ceguera, rápidamente se dará cuenta de que este es el primero de los doce trabajos de Hércules de la mitología y que, por lo tanto, no será el último asesinato. Una segunda víctima aparece colgada de un árbol centenario y una tercera… Si queréis saber más de los doce trabajos de Hércules, nuestro querido Miguel Izu publicó varias reseñas sobre el tema, en relación con una novela de Agatha Christie.

Los personajes son sumamente potentes, sumamente humanos, sumamente cercanos. Están muy bien trabajados. Adriano es un hombre acabado, no le queda nada, pues además de sus hándicaps físicos ha tenido que dejar su trabajo y no es capaz de hacer nada sin su mujer, a la que a veces trata duramente porque le asfixia su solicitud. Sin embargo más adelante, veremos un enorme cambio de actitud y se nos muestra como un marido cariñoso, atento, compañero, amable. Patricia por su parte, es también una mujer amargada pero no por tener que ayudar a su marido, ya que le ama de verdad, sino por no poder ayudarle en su tristeza y por no poder tener hijos, un sueño que sigue acariciando en silencio. Cuando comienza a colaborar con la investigación, Adriano parece revivir por la ilusión de sentirse útil de nuevo.

A pesar de ser una novela negra, he encontrado en La melodía de la oscuridad una de las más bellas historias de amor que he leído, quizás porque la he encontrado natural, creíble, triste y enternecedora.

El narrador cambia a menudo, dependiendo de quién nos cuente la escena, lo que le da más profundidad a la novela al aportarnos diferentes puntos de vista. Y como no, tenemos otro personaje que nos habla a menudo a pesar de ser un perro guía, Acho (es el ruido que hace al estornudar) que no solo es la vista de Adriano, sino que nos cuenta cómo ve al matrimonio, cuándo hay peligro, cuándo algo no le gusta:
“Sus dueños no parecían felices en absoluto. No había conocido más humanos en su corta vida, pero suponía que la mayoría de ellos eran iguales: vivían asustados, esclavos de unas reglas que ellos mismos se habían inventado”
El personaje del teniente Román también está bien construido pero nos muestra a una persona amargada quizás por la muerte de su mujer, quizás porque no encuentra sentido a su trabajo.

Muy interesante es el dibujo del asesino, del que sabemos quién es desde el principio, del que se nos explican sus motivaciones, cómo prepara sus crímenes, como fue su infancia y que al final, nos dejará atónitos con una nueva vuelta de tuerca. Alceo busca la redención sacrificando víctimas.

El ritmo es indescriptible. Daniel Fopiani se ha asesorado con investigadores de la Guardia Civil, lo que aporta a la acción un trasfondo de investigación que nunca aburre y que aporta mayor realismo a la historia.

Una de las lecciones de la novela en mi opinión, es que la vida encuentra su camino a pesar de todo y que muchas veces personas con una discapacidad pueden superar con creces en muchas situaciones a quien no las tiene.
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