Notre Dame siempre nos había parecido eterna, y los constructores de la Edad Media seguramente habían pensado que duraría hasta el Juicio Final; nosotros descubrimos de repente que era destructible. Hay un momento doloroso en la vida de cada niño en el que toma conciencia que su padre no es todopoderoso ni invulnerable. Tiene debilidades, puede enfermar y, un día, morirá. La caída de la aguja me hizo pensar a ese momento.
|