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Beatriz Galán (Traductor)
ISBN : 841708147X
360 páginas
Editorial: Malpaso Ediciones (22/01/2018)

Calificación promedio : 3.44/5 (sobre 8 calificaciones)
Resumen:
En Queens, en el mes julio de 1965, las calles arden a causa de una ola de calor. Ruth Malone, una joven madre del barrio, se levanta una mañana y descubre la puerta de la habitación de sus dos hijos pequeños abierta de par en par. Han desaparecido.

No hay peor pesadilla para una madre, pero Ruth Malone no es como las otras. Siempre perfectamente maquillada, vestida de forma provocativa, la policía encuentra botellas vacías de alcohol por todo su apar... >Voir plus
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Críticas, Reseñas y Opiniones (6) Ver más Añadir una crítica
Yani
 24 May 2020
Por lecturas como estas ya no presto atención a los premios que se le otorgan a los libros. Cuando lo empecé a leer creí que estaría frente a una novela bien elaborada, con personajes interesantes y producto de la ficcionalización del caso real, pero me llevé una decepción grande.

Ruth es un camarera que tiene 2 hijos (un niño y una niña) y está separada del padre de ellos. Toma en exceso, tiene muchos amantes, usa mucho maquillaje, etcétera. Todo en demasía. Cuando los niños aparecen asesinados, ese "exceso de vida" se convierte en la principal prueba que la (in)Justicia tiene para acusarla a ella de haber matado a sus propios hijos.

El caso es real y se puede aprender sobre él en internet. No daré detalles para que las personas que lo desconocen no se spoileen el libro. Lo único que diré es que el final del libro no atrapa la sensación que da leer cómo terminó todo esto para Alice Cummins, la mujer de carne y hueso. En "Muertes pequeñas", es demasiado flojo.

La escritura también es floja. Se repiten palabras, gestos, sensaciones e ideas durante muchas páginas y no desembocan en ninguna parte. Hay una focalización extrema en las acciones de los personajes (qué comieron, cuántos cigarrillos fumaron, qué bebieron) incluso cuando no tienen ninguna relación con el caso policial, como el joven periodista que se obsesiona con Ruth y es un personaje absolutamente prescindible y ridículo. E incomprensible. Si me pongo a hablar de las caracterizaciones de los amantes de Ruth, no termino más. Son todos iguales, hablan de la misma forma y, para colmo, no aportan nada a la historia. Sus conversaciones ralentizan toda la trama, a tal punto que me parecieron inservibles.

La novela tiene buenas intenciones: quiere mostrar cómo se acusa a una mujer de haber matado a sus hijos sólo por la clase de vida que lleva, la cual no coincide con la idea de madre abnegada y perfecta que se manejaba en la sociedad de los años sesenta. A Ruth la tratan de "zorra" muchas veces (en la prensa, en el barrio, dentro del ámbito policial), sin asco y sin remordimientos, y llegué a preguntarme si era necesario que me tiraran en la cara la concepción que los hombres y las vecinas tenían de ella. Como si no pudiera pensarlo por mí misma...

Así que no me llevo nada de esta novela, salvo la temática de género que puede analizarse y pensarse gracias a que la autora no fue para nada sutil a la hora de plantearlo. Lo recomiendo sólo si acostumbran a leer esta clase de libros policiales.
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ncarboz
 29 June 2019
Verano de 1965, Nueva York. Ruth Malone vive con sus dos hijos pequeños, Frankie de cinco años y Cindy de cuatro, en un piso del barrio de Queens. Se encuentra en pleno proceso de lucha por la custodia con el padre de los niños, del que se separó apenas hace unos meses. Ruth no es la típica mujer que la sociedad de los años sesenta espera que sea. Una mujer entregada a su hogar, a su marido y a sus niños, relegando todo lo demás, incluida ella misma, a un segundo plano. Ruth se ha separado de su marido, sale con hombres, le gusta ir siempre bien arreglada, maquillada y con ropa provocativa.

El día 13 de julio después de pasar la tarde con sus niños en el parque y darles la cena, los deja durmiendo en su habitación como todas las noches. Cuando se levanta por la mañana y acude a por ellos, la ventana está abierta y los niños han desaparecido. Empieza aquí un infierno para Ruth, que verá cómo ocupa desde el primer momento el foco de la culpabilidad por parte de casi todos. Policía, vecinos, periodistas y hasta algunos miembros de su propia familia.

Pete Wonicke es un periodista del Herald con muy poco recorrido al que le va a tocar cubrir el caso de las desaparición de los niños Malone, siendo su primer gran caso, pero no lo tendrá nada fácil. Deberá tomar una decisión. Quedarse con la versión sobre los sucesos que le cuenta la policía o intentar buscar la verdad y formar la suya propia a través de una investigación veraz y a base de pruebas.



Muertes pequeñas está ambientada en una barriada de pisos de Queens en los años sesenta de forma magnífica, donde uno puede ponerse fácilmente en el lugar de cualquiera de esos vecinos que oyen y ven lo que hace el resto todo el tiempo. Sobretodo de las 'perfectas amas de casa' que creen tener derecho a juzgar la forma de actuar del resto de mujeres del barrio. Cada vecino tendrá su opinión y versión de lo que sucedió esa calurosa, silenciosa y asfixiante noche de julio en la que desaparecieron los niños. Ya que si alguien forzó la ventana y se los llevó, lo más lógico sería que alguien hubiera visto u oído algo.



Un narrador omnisciente en tercera persona nos cuenta alternativamente la investigación desde la noche de la desaparición a través de la vivencias de Ruth por un lado, y por otro los avances en el caso de Pete. Una novela muy bien escrita, con una prosa ágil y sencilla que consigue mantener la intriga en un punto alto desde el crimen, a través de la investigación y el juicio, hasta el final. Además de mostrarnos todos los puntos de vista, el de la policía, el de la gente, el de la familia y amigos de Ruth y el periodístico, sin decantarse por ninguno y dejando al lector que se haga su propia composición y decida cuál quiere elegir.



Los personajes me han parecido magníficos, llenos de aristas, claros y oscuros; pero destaco por encima de los demás a Ruth Malone. Una mujer con muchas caras y sentimientos que se esfuerza en esconder, más allá de los que puede reflejar su apariencia y actitud ante la vida. Una fachada hecha a medida. Una mujer que no es el modelo de madre y ama de casa que reclama la sociedad de la época, y que aunque se la acuse de un crimen no será juzgada por eso sino por su moralidad. Un mujer que no llora ante los demás y no expresa su desesperación ¿pero eso la convierte en alguien capaz de matar a sus hijos? Presenciaremos a lo largo de toda la historia un juicio moral, donde la pruebas y los sucesos demostrados quedarán en un segundo o tercer plano. Y eso dará lugar a juicios basados en una interpretación, no en hechos. Devlin el inspector jefe del caso, me ha parecido un personaje odioso desde el inicio, y a medida que avanza la trama, más punible se convierte su actuación y trato a la sospechosa. Pete Wonicke, el periodista, tiene una oportunidad de ser alguien con el caso Malone, pero no se imagina que va a comportar un cambio tan importante en su vida y en su persona. Su obsesión con Ruth es tal que empieza siendo alguien con ganas de comerse el mundo y termina siendo alguien que haría lo que fuera por ella sin importar nada más. Por último quiero nombrar a Franck, el padre de los niños. No es un personaje menor. Presenciaremos una evolución en su persona que terminará reclamando su protagonismo en la historia.



Muertes pequeñas es la primera novela de Emma Flint y está basada en hechos reales, lo que la hace todavía más atractiva. Cuando la terminé me fui rápidamente a investigar más sobre el caso. Además me enteré que la autora está escribiendo su segunda novela basada también en un crimen real, un triangulo amoroso que termina en asesinato en los años 20 en Londres. Espero que no tarde demasiado en publicarla.



En definitiva, Muertes pequeñas es una novela negra basada en hechos reales muy bien escrita, donde presenciamos un juicio moral a una mujer por no ser el modelo esperado por la sociedad; pero también es una historia de amor, de culpa y de obsesiones. Una historia de la que me llevo muchas reflexiones que podríamos aplicar a la sociedad actual. Una delicia de novela que por sino queda claro recomiendo sin dudar.
Enlace: https://www.perdidaentremisl..
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crucedecaminos
 05 September 2019
Muertes pequeñas de Emma Flint (Malpaso, 2018), debut de la autora en el género negroriminal, es otra de esas novelas que me quería leer en su día, que por circunstancias no leí y que ahora he escuchado en Storytel siendo la experiencia muy buena.

Fue elegida entre las diez mejores novelas negras de 2017, cuando se publicó para el público anglosajón, por periódicos como The Guardian, The Wall Street Journal o The Irish Times. El listón estaba muy alto y es complicado muchas veces cumplir con las expectativas.
En mi caso, he disfrutado mucho con la lectura, pero de eso a estar entre las diez mejores va un trecho. Pero es que es difícil estar entre las diez mejores, y con ello no quiero desmerecer ni un ápice la lectura, pues vuelvo a repetir que he disfrutado escuchándola.

Una novela basada en hechos reales, lo que protagonizó Alice Crimmins en 1965, y que se ajustan de forma bastante fiel hasta que entra en juego la ficción. Por lo que parece, ya fue novelada por Mary Higgins Cark bajo el título ¿Dónde están los niños?, pero los que han leído las dos novelas, por lo que parece, se quedan con la versión Emma Flint.

Una de las cosas que más me han gustado de la novela es la herramienta que utiliza la autora para explicar más de la mitad de la historia. Lo hace mediante un periodista de poca monta, al que le cae el caso casi de rebote y que sin tener muchas expectativas de triunfar con la historia va insistiendo en ella sin dejar que se muera como sería de esperar. Pero no solo eso. Lo mejor es la deriva del personaje y el cómo va cambiando su opinión, su apego, su empatía por el personaje de la madre que ha perdido los dos hijos hasta convertirse casi en su único baluarte.

También me ha gustado mucho como la autora mantiene el suspense con tan poco y cómo hace crecer la duda en el lector capítulo a capítulo, haciéndole dudar de que una madre, como la que nos presenta, pueda matar a sus hijos.

Por contra, la parte del juicio me ha parecido repetitiva con respecto a lo que ya sabíamos y que aporta poco al caso. Está claro que las conclusiones finales sí que entran en un terreno nuevo, pero quizás se podría haber ido directamente a ese punto.

Una novela que nos habla de una época, mitad del S.XX, que tampoco, y por desgracia, no creo que esté muy alejada a la nuestra en la que las mujeres tenían que soportar el bochorno de la burlas por ciertas cosas que los hombres podían hacer como casi héroes; una época, como en la nuestra, en la que ya tenían su importancia los medios de comunicación y sin el altavoz de las redes sociales; una época en la que los medios de los que disponían los cuerpos policiales distan mucho de los que ahora tenemos y ello conlleva que el caso se vaya quedando encallado durante un largo tiempo para llegar a un final difuso.

En definitiva, una novela interesante, una autora para descubrir y seguir.

RESEÑA PUBLICADA EN CRUCE DE CAMINOS
Enlace: http://crucesdecaminos.blogs..
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Bookeandocm
 05 October 2018
Nueva York. Julio de 1965. Ruth Malone es una llamativa pelirroja, divorciada, con una vida compleja, que trabajaba como camarera y estira lo que puede las horas para sacar adelante a sus dos hijos: Frankie, de cinco años y Cindy, de cuatro. Frank, su exmarido, no está cumpliendo con la pensión alimenticia como debiera y ella no tiene tregua. Vive al límite, está agotada, se siente desbordada y, en ocasiones, pierde los estribos con los niños.

Conforme nos adentramos en la historia comenzamos a obtener datos y a torcer el gesto pensando que quizá el hogar de los Malone no sea el más idóneo para educar a dos niños. Porque son muchas las ausencias de esta madre, porque es una mujer de vida alegre que no duda en encerrar a sus pequeños en su dormitorio para montarse una juerguecita con el primero de turno y porque en no pocas ocasiones acaba durmiendo la mona en el sofá tras haber ingerido cantidades ingentes de alcohol.

Todo se complicará la mañana del trece de julio cuando va a buscar a los niños a su habitación y la encuentra vacía. Tras las llamadas y la negación inicial, llega la certeza de lo ocurrido. El cuerpo sin vida de Cindy aparecerá en menos de veinticuatro horas; quince días después el de Frankie. La presencia policial invade su intimidad, su vida privada queda expuesta ante todos, los prejuicios empiezan a campar a sus anchas y ella se convierte en carne de cañón para todos: mujer atractiva, de vida licenciosa, que abusa del alcohol… Ruth despierta deseo y envidia a partes iguales entre hombres y mujeres.

Tan solo Wonicke un periodista novato, que atraído por la exuberancia de Ruth, la ha seguido de cerca y la ha observado atentamente, pone en duda la culpabilidad de la joven y, mientras más la analiza más convencido está de su inocencia, encaminando todos sus pasos a llegar al fondo del asunto. Pero la sombra de la duda planea entre las páginas porque el comportamiento de Ruth no es precisamente ejemplar. ¿Estará ella realmente detrás de la desaparición de los niños?

Mientras dilucidamos si Ruth Malone es culpable o no de los hechos, Flint logra atrapar al lector con una magnífica ambientación. Es fácil sentir la opresión y enjuiciamiento popular al que está siendo sometida por ser mujer, por su aspecto físico y por sus relaciones. No olvidemos que estamos en los años sesenta, ante una sociedad americana tremendamente tradicional y en la que el que se desmarca queda señalado.

También el mundo del periodismo juega un papel fundamental en la historia: los entresijos de un pequeño periódico, la competencia profesional, la dicotomía que surge a la hora de elegir entre contar las cosas de manera fidedigna o dar la noticia que todos desean escuchar, la que tiene más tirón. Todos estos intereses quedan magníficamente expuestos en una novela basada en hechos reales en la que se masca la tensión desde las primera páginas y cierra con broche de oro. al mismo tiempo la investigación policial sigue su curso; una investigación policial en unos años en que lo diferente estaba penado, todo se amañaba y la culpabilidad de un acusado se dirimía antes de llegar a los tribunales.

Aunque hay un amplio elenco de personajes en esta historia es Ruth la que brilla sobre todos los demás; una mujer decidida, provocadora, cuya apariencia y comportamiento no encaja en una sociedad en la que las apariencias lo son todo. Frente a ella, o en su defensa, Wonicke, un chaval de provincias, que necesita demostrar su valía, que necesita un futuro mejor y que, como tantos otros, ha caído bajo el embrujo de Ruth.

Muertes pequeñas es una magnífica historia basada en hechos reales que no puedo más que recomendaros. Una novela muy bien armada, mejor ambientada, con una protagonista sobresaliente y un cierre impecable. Una apasionante investigación que nos mantendrá en vilo hasta las últimas páginas en la que se abordan temas tan incómodos como los abusos de poder, los prejuicios y esa delgada línea que separa el bien del mal.
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librossiemprelibros
 07 February 2020
"Muertes pequeñas" es una novela para la que tienes que estar preparado. La crudeza de los acontecimientos que se suceden a lo largo de la novela no es apta para todo tipo de lector. Desde el principio sabemos que Ruth Malone —la atípica madre de los dos niños asesinados: Frankie, de 5 años y Cindy, de 4— está entre rejas, por lo que suponemos que fue culpable de asesinato. Solo suponemos, porque hasta el final, un final muy coherente y para nada precipitado, no estaremos seguros de nada, lo cual atrapa al lector. Frank, su marido; periodistas; policías; amantes de Ruth... el comportamiento de la mujer, que nada más desaparecer sus hijos para luego hallarlos muertos, es incomprensible. Sale a comprar ropa, de fiesta a bares, bebe, fuma... Es por eso que, desde el principio, se convierte en la principal sospechosa, incluso para el lector. Me resultaba muy difícil empatizar con ella en ese sentido, pero es un personaje, como toda la obra, magistral.

Narrada de manera brillante e inteligente en tercera persona, tenemos otro protagonista: Pete —al principio no me gustó mucho y solo quería leer las partes en las que aparecía Ruth—. Pete es un periodista novato que se obsesiona con Ruth y el caso de sus hijos en el verano de 1965. No empecé a leer la novela hasta mucho después de leer su intrigante sinopsis, por lo que no recordaba el año (1965), y al principio pensé que era época actual, por lo que me sorprendió encontrarme la fecha a mitad del libro.

Si te gusta la novela policiaca, con giros y sin nada claro o evidente hasta el final, merece la pena leer esta novela. La impaciencia por saber, por descubrir... hizo que a veces se me hiciera un poco larga, pero, pese a todo lo que me ha hecho sufrir, me ha gustado muchísimo. Es, tristemente, muy real.
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Citas y frases (1) Añadir cita
LAKYLAKY01 November 2018
Nos encontramos en Queens, en el verano de 1965. Los dos niños Malone, Frankie y Cindy, de cinco y cuatro años de edad, desaparecen una noche de su habitación. Las sospechas de la policía pronto recaen en su madre, Ruth Malone, una atractiva y provocativa mujer, divorciada, de vida un tanto licenciosa.

Para Pete Wonicke, periodista, es su primer caso de importancia y está dispuesto a darlo todo hasta el punto de llegar a obsesionarse con el caso y, sobre todo, con Ruth Malone

“Muertes pequeñas” es una novela de ficción inspirada en un caso real: el de Alice Crimmins.

La novela comienza con la peor pesadilla de cualquier madre: la desaparición de sus hijos. Los dejó acostados por la noche en su cuarto y por la mañana no se encontraban allí. La ventana estaba cerrada, todo indica que quien sea que se los ha llevado, los ha sacado por la puerta. ¿Pero cómo es posible? Es cierto que Ruth muchas noches los deja solos para irse a tomar una copa a un pub, pero ella afirma que cuando volvió de pasear a la perra, entró en su habitación y los niños dormían tranquilamente. ¿O estará mintiendo y será que la propia Ruth les ha hecho algo?

Para Ruth esto sólo es el inicio de una pesadilla que irá in crescendo ya que, encima de haber perdido a sus hijos, las sospechas recaerán sobre ella. Su vida licenciosa, el hecho de que ligase con hombres incluso cuando aún vivía con su marido, el que no se desmorone como haría cualquier madre sino que su comportamiento pueda hasta llegar a ser frívolo, no le favorece en una sociedad conservadora y criticona. Ella no es como las demás madres, no es como las demás mujeres, y la sociedad no se lo perdona.

¿Y el lector? Personalmente, no me ha caído bien Ruth Malone. Efectivamente, no llego a entender su forma de comportarse; no su vida sexual ni afectiva sino cómo reacciona ante la desaparición de sus hijos. Se comporta de forma muy rígida, sin llorar, sin desmoronarse; es muy difícil empatizar con ella. Y, sin embargo, ¿cómo pensar que una madre pueda matar a sus hijos? La novela juega con la duda todo el tiempo: nos enseña cómo es Ruth y cómo la ve la sociedad pero nos hace dudar hasta las últimas hojas. Nos iremos formando nuestra propia opinión, quizás hasta la cambiemos varias veces, y ya veremos si acertamos.

Me ha gustado muchísimo como desarrolla Emma Flint la historia. Es su primera novela y la verdad es que hay que quitarse el sombrero ante su forma de escribir. Primero por cómo maneja la intriga con, realmente, tan pocos elementos para ello (pues, al fin y al cabo se trata de un sí o un no: “lo hizo o no lo hizo”). Segundo por cómo, teniendo la novela un ritmo más bien pausado, consigue mantenerte atenta en todo momento. Tercero por lo bien que transmite al lector la sensación que Ruth Malone causa en las personas. Yo también he sentido esa fascinación que hace que, te guste o no, no puedas apartar los ojos de ella. Me he creído la obsesión que llega a sentir Pete Wonicke por ella; incluso la obsesión de los policías (aunque sea por otros motivos).

Y me ha gustado también todo lo que rodea a la novela. Por ejemplo, la magnifíca ambientación en Queens en los años 60. O la fuerza de la opinión pública. O el juicio de valores que a veces hacemos a las personas que hace que, porque su comportamiento no sea el socialmente aceptable, ya las creamos capaces de cometer los más aberrantes crímenes. Sin duda, no es lo mismo acostarse con muchos hombres que matar a tus propios hijos.

Toda la novela se basa en un personaje muy fuerte: Ruth Malone. Una mujer que no deja a nadie indiferente. Atractiva, cuida mucho su imagen, siempre correctamente vestida y maquillada, muy sensual, fascina a los hombres. Pero no sólo su imagen llama la atención, también su comportamiento. No actúa como se supone debería actuar una mujer que ha perdido a sus hijos; ella mantiene intacta su fachada exterior, no se muestra hundida ni siquiera vulnerable, no permite que la vean sin maquillaje, incluso se va a comprar un vestido al día siguiente de desaparecer sus hijos. Pero, ¿eso la convierte en una asesina?

Junto a ella tenemos muy pocos personajes. Como su ex marido, un pobre hombre que no logra superar la separación. O el policía encargado de la investigación y que no ve a nadie más que a Ruth como potencial culpable. O las vecinas del inmueble donde vivían los niños. O, uno de los que más me han gustado, el periodista Pete Wonicke. A través de él he sentido la fascinación que Ruth provoca en los demás; no hay mejor ojos para mirarla que los suyos. Sin conocerla de nada, se va a obsesionar con el caso y, más en concreto, con ella, hasta hacer que su vida entera de un giro total

La escritura de Emma Flint es impecable; ha realizado un gran trabajo de documentación y lo ha plasmado en una novela que, en cierta forma, aúna la novela de intriga y la novela de investigación. Una novela para leer despacio pero que consigue mantener constante la intriga y las dudas del lector. Y que tiene sorpresa final; a mí, al menos, me ha sorprendido (y eso que, en realidad, es totalmente obvio y coherente, casi me he dado de cabezazos al entenderlo todo)


Conclusión final

“Muertes pequeñas” es una gran novela. Muy bien escrita, con unos personajes potentes y en una edición preciosa e impecable
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