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Críticas sobre Madame Bovary (78)
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Mangiebooks
 28 April 2021
Sin duda alguna es una obra magnífica, con una narrativa y prosa impecable. Con una historia totalmente adelantada para la época, que supuso un escándalo para su sociedad y que conllevó a su alteración. Así mismo fue creado el movimiento denominado bovarismo o síndrome de madame Bovary que es el estado de insatisfacción crónica de una persona (especialmente en el campo afectivo o amoroso). Esto último lo descubrí al investigar un poco sobre esta obra.

Debo decir que hubo partes en que las descripciones me parecieron un poco tediosas. Sin embargo, esto no fue impedimento para que disfrutara la lectura y que la historia me hiciera pasear por varios sentimientos. Emma me sacó más de una cana, pues su inconformidad llegó a discordarme más de una vez y Charles, por su parte, no supe si ubicarlo en un ser totalmente abnegado o en una persona indiferente. Todos estos sentimientos y emociones dejan al lector con una sensación de haber leído una gran obra literaria, cargada de ese realismo por el que está compuesto.
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mifuga
 01 March 2021
Veronique Delphine Delamare, casada con un médico viudo y con una impresionante colección de amantes, acaparó la atención de la prensa en 1848, cuando optó por quitarse la vida, dejando huérfana a una niña de seis años, incapaz de lidiar con un abismo de deudas y pasiones que se le hicieron bola. Conocedor del caso, en septiembre de 1851, Gustave Flaubert se dispone a iniciar la redacción de la obra que finalizará cincuenta y seis meses más tarde, publicándose por facsímiles en la revista La Revue de París a lo largo del año 1856, y editada como una obra completa en 1857, convirtiéndose en el manifiesto del Realismo. 

Emma, criada entre las páginas de las novelas románticas, está llena de ilusiones sobre el matrimonio y la existencia, que imagina colmada de aventuras y pasiones. Se casa con Charles, médico viudo que se habí enamorado de ella, precisamente, a primera vista. Y, aunque se trata de un marido fiel y respetuoso, también es un hombre que carece de carácter y ambición, hasta exasperar a su esposa y al lector. Mientras, El farmacéutico del pueblo, el señor Homier, alimenta las ambiciones de Emma para sacar provecho de su relación con el doctor Bovary, al que su mujer obliga a asumir riesgos a cambio de fama, mientras compra de forma compulsiva al señor Lheureux, ahogándose en un océanos de deudas. 

Pero todo ello no es más que una manera de llenar un vacío que la devora y que la llevará a embarcarse en aventuras sentimentales con donjuanes de poca monta, incapaces de ayudarla o de amarla como merece. Todas estas decepciones, que hacen que Emma enferme y pierda las ganas de vivir, terminan cuando recibe una orden de embargo y desalojo, y no encuentra apoyo ni en Léon ni en Rodolphe, con quienes creís haber compartido ilusiones. Flaubert se documenta para un final sin precedentes hasta el momento, en el que el lector se mimetiza con una Emma sufriente, mística, hastiada y deseosa de terminar. Mientras los hombres que la rodean continúan tejiendo la tela de araña de la que es imposible escapar.

Quizá fuera Veronique la primera víctima del bovarismo, término acuñado por el filósofo francés Jules de Gaultier en 1892, basándose en la novela de Flaubert y, en concreto, en su protagonista, a la que percibe en un estado de insatisfacción crónica, por el que niega o rechaza la realidad. Pero Emma no niega el mundo que la rodea, lo detesta profundamente, e intenta refugiarse en el amor, que cree sincero, fugarse, empezar de nuevo... Solo necesita que la dejen irse. Aunque sea sin permiso. Aunque no sepa a dónde va.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..
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ruedespoemes
 09 February 2021
Lo que me apasiona de este libro no es solo la historia de una joven Madame Bovary, entusiasmada por encontrar un amor pasional como los que aparecen en los libros que leía, sino también los conflictos que envolvían la publicación de este libro, considerado "un afronte a la conducta decente y la moralidad religiosa". Madame Bovary no era una criatura angelical, sino un ser humano de carne y hueso encerrado en un libro que se llevó ante juicio. Para muchos críticos es una Quijote con faldas que cae presa de la ficción dentro de su ficción, buscando emular en su aburrida vida las emocionantes historias que leía.
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marta_lo
 23 June 2020
Es difícil decir algo que no se haya dicho ya acerca de este clásico de Gustave Flaubert. Mirado desde la época en la que se escribió, la trama del libro es interesante, y la moraleja mucho más si cabe.

Madame Bovary es una mujer que nace en una familia pobre y trabajadora, y, aunque no está enamorada de Charles Bovary, no por ello rechaza su proposición de matrimonio. al fin y al cabo, le apetece mucho salir de su casa, en la que ha permanecido toda su corta vida, solo para salir a estudiar un tiempo con las monjas. Así, Emma piensa que mejorará su estatus social, casándose con un médico. Pero este afán por escalar en la sociedad solo acaba de empezar. Pronto quiere ser invitada a fiestas, beber champán, y codearse con lo más selecto de París. Sólo que sigue viviendo en un mísero pueblo, y su marido, aunque no para de trabajar yendo de casa en casa, no gana lo suficiente para abarcar todos sus caprichos. Aún así, el hombre hace lo que puede, y da a Emma más de lo que tiene.

Emma se mete en un círculo vicioso del que el lector sabe que no va a poder salir airosa, porque cuanto más tiene, más quiere. La lectura llega a ser angustiosa, ya que Flaubert expresa los sentimientos de Emma a la perfección. Aunque al leer la historia de Madame Bovary se vea que su conducta es moralmente incorrecta, es cierto que con un poco de empatía se puede ver que esta mujer no está en sus cabales, y su situación es insostenible.

Un aspecto del libro a destacar es la lucha entre religión y ciencia, interpretada por el párroco de la iglesia del pueblo y el boticario. Ambos tienen razones suficientes para defender su bando, y en numerosas ocasiones asistimos a discusiones que van cada vez subiendo más de tono, sobre lo que aporta la religión y lo que nos da la ciencia.

Un libro muy recomendable, en el que su lectura puede transportar al lector a una Francia clasista, en la que el qué dirán cuenta más que el obrar bien. Las moralejas que presenta esta novela resultan muy interesantes en la época actual.
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Maral
 27 May 2020
Me parece dificil hacer una reseña de un clásico porque todo lo que yo diga del libro ya lo habrá dicho alguien antes, y que necesidad hay de leer las mismas cosas escritas por personas diferentes una y otra vez. Así que evitando hablar de la influencia de Flaubert en esta obra, del contexto histórico y de las influencias e inspiraciones que todos podemos leer en las introducciones de las diferentes ediciones me centraré en mi experiencia personal en el transcurso de la lectura y en la conclusión final de la misma.

En el libro he visto los colores de Ruan a través de los ojos de Emma, he sentido las hierbas mojadas del campo que la rodean, he vivido en las casas decoradas con alfombras y cortinas de rayas, he sentido la textura de las telas que coforman sus vestidos y las vestiduras de sus casas, he compartido con ella esa calle de Yonville en la que las paredes eran de papel y los gritos o sonidos de las mismas eran eco en todas las demás. He viajado con ella en los coches de caballos, en la “Golondrina” y he sentido su frustración sus deseos y sus locuras, sus pasiones y sus odios y como no esa carcel dorada que no la dejaba respirar y por la que tantas malas decisiones tomó. Una mujer que no es solo víctima de una sociedad en la que la figura de la mujer no es más que una objeto de posesión, una forma de perpetuar la existencia a través de los hijos, sino que también es víctima de su temperamento visceral que la lleva a decisiones fatales. Me he reído con el farmaceútico, primero porque creo que pone esa nota de personaje poco profundo al principio y porque se enfrenta a esa sociedad en al que priman esos valores católicos con los que el choca hasta tal punto de mantener un duelo de palabras con el cura en medio de un velatorio...Me he enfadado con los Rodolfo del mundo por la cobardia de sus engaños, por la utilización de frases embaucadoras con un único propósito, y también con los vendedores de todo que se enriquecen de la ignorancia de las personas poco hábiles para las cuentas. Cada personaje, gira alrededor del personaje principal, de una Emma que no deja impasible a nadie ( me imagino lo que supuso Emma, la real, la inspiración de Flaubert en Ruan en aquel momento...). Me he estremecido con la Emma ausente como madre, con ese desapego que me ha dejado boquiabierta de sobremanera sobre todo cuando habla de la fealdad de su propia hija. Ha habido tantos y tantos momentos en los que me he detenido a pensar en lo que Flaubert tan hábilmente transmite aún después de más de cien años este libro ha conseguido ser uno de esos que la gente llama sus favoritos. El único punto negativo que he encontrado ha sido que en algún capítulo, la descripción demasiado exhaustiva de la escena te saca de la historia te cansa, te descentra y te obliga a descansar.

Spoiler

Para mi esta obra ha resultado ser el estudio psicológico de una mujer a lo largo de toda su existencia. Dividido en tres partes, casi diferenciadas por los hombres que forman parte de la vida de esta, también en ellas hay tres Emmas diferentes. En la primera parte he visto a una Emma niña, dócil de apariencia de sueños extraídos de los libros que lee, que pierde la figura materna demasiado pronto y que el padre endilga al primer hombre con posibles que aparece oportunamente ( va a ser que todas las desgracias traen algo bueno y la rotura de una pierna, pensó el padre, le traía un yerno). Esa boda con sus esperanzas se convierte demasiado pronto en una tumba de sueños para Emma y ahí se forja el principio del fin.

En la segunda parte un Don Juan aparece en su vida despertando en ella unas pasiones que había conseguido controlar con un Leon tímido borracho de sentimientos que supo detener a tiempo unas pasiones que no le llevarían, tal como al final se desmotró, a ningún lado. Pero Rodolfo, no se detuvo a tiempo, primero hizo acopio de una buena colección de sentimientos y emociones y cuando estas fueron desmedidas, cuando Emma se fue despojando de sus capas y se fue convirtiendo en una mujer posesiva, celosa, controladora y manipuladora, temió la pérdida de su tan preciada libertad y como buen cobarde se despide de ella, no con un beso y una flor, pero si con una cesta y una carta. Y adios para siempre adios, puso tierra de por medio, hasta la ecatombe final. Emma sucumbe entonces en esa depresión agonizante en la que Charles ignorante (me ha costado lo mio creer semejante ceguera), le proporciona cuidados no dudando para ello, empeñarse económicamente, más aún de lo que yo la había hecho su buena mujer.

En la ya tercera y última parte, partiendo de la recuperación ecomocional de una Emma muy venida a menos, se desata el amor con el último de sus amantes, pero aquí las capas de finura de Emma, de señora de gustos exquisitos de delicadeza extrema ya estaban demasiado mermadas, y pronto pasa de nuevo a esa necesidad de control y a ese hastío en las relaciones que por más que ella ha soñado y ha querido reproducir en su vida real extrayendo escenas imaginarias de esos libros que tanto incentivaron su imaginación. Las deudas contraídas en las compras compulsivas a modo de resarcimiento de sus insatisfacciones vitales, desencadenan un final desgraciado en la que ella se vende sin remedio al primer salvador que quiera salvarla, pero no encuentra ninguno y arrastra su dignidad hacia el veneno que finalmente acabará con su sufrimiento existencial.

Emma es al final el símbolo de un pensamiento femenino independiente que no quiso acatar las normas y el sitio que ocupaba en la época que le tocó vivir y pagó por ello un precio alto. Han pasado más de cien años y me pregunto sobre la vigencia del precio que se sigue pagando por las infidelidades femeninas sobre todo en algunas zonas del mundo. Quizás y solo quizás la evolución cultural va más lenta de lo que nos imaginamos, y quizás lo que en los años 60 parecia una revolución sexual y una liberación de la mujer, no lo era ... y se ha vuelto a poner de manifiesto en diferentes movimientos a lo largo del mundo el papel de la sexualidad de la mujer y de tal liberación que bajo mi punto de vista a día de hoy sigue reprimido.
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mylittlebookshelf
 11 April 2020
La bella Emma Bovary se encuentra aburrida y atrapada en su matrimonio con un doctor de provincias. Ávida lectora de novelas románticas, buscará su felicidad a través de otros amores, tanto platónicos como pasionales.

Cuando se publicó esta novela fue un escándalo para la burguesía francesa de la época, llena de prejuicios, pero hoy está considerada el pórtico de la modernidad literaria.

La pluma de Flaubert es una maravilla, los capítulos de la novela, cortos, hacen que se lectura sea ligera y te atrape, es una novela que hay que leer, es un clásico y eso es por algo. Está maravillosamente escrita.

En cuanto a los personajes, creo que Emma es uno de los personajes más insoportables que recuerdo. Caprichosa, altiva pero persona al fin y al cabo, con sus equivocaciones y sus aciertos.

Es un libro que recomiendo mucho, lo he disfrutado un montón.
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Megl
 22 April 2019
Querría separar esta reseña en dos partes, una que tiene que ver con la prosa, Flaubert como escritor, la importancia de la obra y a que lectores pienso puede interesarle.
Después quiero decir mi opinión completamente subjetiva que la puede no leer 🤣.

*Este libro es sumamente descriptivo.

Flaubert dedicaba semanas a escribir a veces una o dos páginas . Buscaba la palabra justa, incluso leí en voz alta para asegurarse como “sonaban” las oraciones.
Este es Flaubert, quien es amado por algunos justamente por su prosa, incluidas sus descripciones y quienes lo han encontrado por estas razones encontrado denso y difícil de terminar.

*No la consideró una lectura difícil y es corto.

Mi hermano, que no es un lector asiduo lo leyó si ningún problema, así que no hablamos de dificultad, hablamos de aburrimento si no les gusta la forma en que está narrado.
Sobre todo en la primera mitad hay descripciones que puedan serle a algunos tediosas, nada más. Cada uno sabe si eso le molesta o no.
Yo creo que les descripciones son parte esencial de la prosa de Flaubert y si justamente no es gusta esto no les gustará Flaubert pero está bueno tratar.

A mí me gustó. Tampoco creo que las descripciones no tengan valor, cuando se describe un cuarto, nos habla de la persona que lo habita. No son pérdida de tiempo.

*Es importante poner la obra en el contexto de la época pero de todas formas los temas desarrollados siguen siendo muy actuales.

Fue un libro muy controvertido en su época por los temas que aborda, cuestiona instituciones como la del matrimonio nunca antes cuestionadas de esta forma y además hace una descripción de la burguesía de las provincias bastante descarnada.
Flaubert fue llevado a juicio por esta obra lo cual no hizo más que acrecentar la fama de la misma y probablemente la convirtió en el clásico universal que es.
Temas como la falta de libertad de la mujer, el encontrarse atrapado en un matrimonio sin amor, la codicia, la infidelidad, el egoísmo, todos siguen existiendo, no?

*El libro difícilmente te deje indiferente.

Si logras terminarlo es un libro en el que pasa de TODO, no es un bodrio, no es en busca del tiempo perdido. Y difícilmente no te lleve a odiar a algún personaje, plantearte si son justas o no determinadas cosas, etc.
O sea no creo que nunca sea una pérdida de tiempo más allá de que leer a Flaubert puede ser ya suficiente para muchos.

*Si tuviese que recomendar un solo libro de Flaubert sería sin dudas este.

*Cuidado con las traducciones, hablamos de un escritor que leí en voz alta sus propios textos. Eterna cadencia lanzó una nueva traducción que parece interesante.

Ahora esto puede incluir algo de SPOILER para quienes no tiene idea de que trata.

Emma Bovary, tomada como algunas feministas como una precursora, una heroína, que en una época en que el amor fuera del matrimonio le estaba completamente vedado y es lo suficientemente valiente para arriesgarse, a esa Emma Bovary yo no la conozco.

En mi opinión Emma Bovary hubiese destruido todo lo que hubiese tocado no importa con quien se hubiese casado.

Es una mujer frívola, egoísta, desequilibrada, insegura, sin amor propio ni sentido de la decencia y la dignidad y fundamentalmente débil, no es consciente de su propia insignificancia.

En algunas cosas me hace acordar a Anna Karenina, quien tampoco es en mi opinión una pobre mujer oprimida (hay que tomar la historia en el contexto de la época donde Anna era mucho más afortunada que el 1% de la población mundial).

Pero Anna al lado de Emma es la madre Teresa de Calcuta.

El esposo será un bobo, un hombre sin brillo, aburrido a morir, pero no es un mal hombre al que a ella no le importa en lo más mínimo destruir.

Cada uno sentirá respecto de ellos lo que le nazca, basado en sus propias experiencias, en su propia vida, como verán hay reseñas muy distintas a la mía, que llaman a Emma soñadora.
Tendrán que leerlo para saber que les pasa, si la odian, la comprenden o la aman.

Pero querría ilustrarlo así, si tengo que pedirle a Dios que me salve de un matrimonio sin amor o que me salve de tener la brújula moral de Emma Bovary, prefiero pedir esto segundo, habrá quien pueda ser feliz en un matrimonio apacible aunque no sea el elegido “por amor” pero ninguna Madame Bovary será nunca feliz.

Pd: es mentira que Flaubert haya dicho la famosa frase “madame bovary soy yo”.
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Loremodolectora
 03 October 2023
Hola Lectores¡¡
Les quiero contar de una de mis mejores lecturas del año: Madame Bovary. Uno de mis propósitos lectores de este año es leer más clásicos de la literatura, esos libros que están en la lista de todos los lectores.
Madame Bovary fue escrita por el francés Gustave Flaubert y es considerada la novela cumbre del realismo literario del siglo XIX y Flaubert es considerado uno de los mejores novelistas universales.
Está simple lectora les puede decir que es un novelón, atrapante con personajes que quedarán en mi memoria, sobre todo la protagonista Emma.
Realmente es un personaje extraño que sufre una evolución de ser una mujer soñadora que a través de la lectura ha conocido historias de amor ideales y edulcoradas, que al verse enfrentada a la realidad de un matrimonio monótono (al menos ella lo considera así) no puede más que comenzar a sufrir y luego a buscar alternativas para lograr ese “amor soñado”.
Además de esto, nuestra protagonista busca placer, lujos y comodidades. Con una visión del mundo propia de su época e impropia para su época: “Deseaba un niño; sería fuerte y moreno, lo llamaría Georges y esa idea de tener un hijo varón era como el esperado desquite de todas sus pasadas impotencias. Por lo menos, un hombre libre; puede recorrer las pasiones y los países, franquear los obstáculos, probar las dichas más lejanas. Pero a una mujer le está continuamente prohibido. Inerte y flexible a un tiempo, tiene en su contra las debilidades de la carne junto con las dependencias de la ley. Su voluntad, como el velo de su sombrero sujeto por un cordón, palpita a todos los vientos; siempre tiene algún deseo que tira de ella, algún convencionalismo la frena.”
Los hombres que encontramos en la obra y que acompañan a Emma no son santos, y por el contrario reflejan a personas codiciosos algunos, lujuriosos, egoístas y tristemente conformistas otros. Esta última característica es la que Emma siente que domina a su marido, que la ama y le permite hacer todo lo ella quiere, aunque nunca llega a conformarla.
El autor Flaubert junto al editor que publicó la novela en una revista a modo de folletín, fueron llevados ante un tribunal correccional de París en 1857, acusados de ultraje a la moral. Ambos fueron absueltos. Para lograr publicarla en formato de libro la obra sufrió varios recortes, recién en 1873 se publicaría lo que el autor considero la definitiva.
La edición que leí es de Penguin Clásicos y tiene muchas anotaciones que le dan contexto a la historia.
Es una gran novela, no lo digo yo obviamente, o no solamente yo, lo dicen los miles de lectores que han convertido estas páginas en un libro imperdible.
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Guille63
 06 March 2023
Cada vez estoy más convencido de que la forma, el estilo, es lo que marca la diferencia en un relato, mientras que lo contado no deja de ser una condición necesaria pero insuficiente y pudiera ser que ni siquiera fuera necesaria. Comprendo perfectamente a Flaubert cuando desea…

“Lo que me parece hermoso, lo que quisiera hacer, es un libro sobre nada, un libro sin atadura externa, que se mantuviese por sí mismo por la fuerza interna de su estilo, como la tierra sin ser sostenida se mantiene en el aire, un libro que casi no tuviera tema o al menos en el que el tema fuera casi invisible, si puede ser.”.

Pues bien, ese estilo, esa forma que tanto le costó al autor conseguir en su novela, es lo que no he sabido disfrutar como seguramente debiera. Parafraseando al autor, hay perlas, magníficas, brillantes, pero el collar no acaba de sentarme bien.

Todo lo demás funciona. La trama está perfectamente estructurada, desarrollada y bien contada, a veces espléndidamente bien contada. Los argumentos, interesantes, desde la crítica social (aunque ahora algunos de los personajes nos puedan parecer clichés) hasta ese tema, el principal, tan bien resumido en la frase siguiente:

“Agostando toda dicha a fuerza de quererla demasiado grande.”.

Y Emma, el gran personaje que no puede dejar indiferente a nadie, lleno de matices y ante quien nuestra postura nos calificará sin remedio.

“Acostumbrada a las cosas tranquilas, se inclinaba, por contraste a las accidentadas. le gustaba sólo el mar por las tempestades, y el verde sólo salpicado entre ruinas. Necesitaba sacar de las cosas una especie de provecho personal; y rechazaba como cosa inútil todo lo que no contribuía al consumo inmediato de su corazón, pues de temperamento más sentimental que artista, buscaba emociones y no paisajes.”.

Habrá quien alabe su rebeldía ante todo aquello que no cumple sus elevados requisitos, quizás quiméricos; habrá quien critique su egoísmo; habrá quien guste de su rabiosa búsqueda del goce, de la aventura excitante, ese gusto tan wildesiano por lo superfluo; habrá quien le reproche su personalidad caprichosa e irresponsable; habrá quien guste de su ingenuidad, su frescura, su inconsciencia; habrá quien rechace su cursilería, su romanticismo folletinesco… y habrá a quien todo ello le parezca la composición magnífica de un ser humano.

Mi edición de la novela (traducción de Consuelo Bergés) viene rematada con la correspondencia del autor en la que se alude a la novela, y en la que encontré algunas cosas sorprendentes.

Lo primero es que la personalidad del autor no ayuda mucho a encariñarse con su obra, cosa de prejuicios a los que soy especialmente sensible. En este sentido, estoy absolutamente de acuerdo con Flaubert cuando dice aquello de que “los ídolos no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos.”

En segundo lugar, me llamó mucho la atención la posición del autor frente a sus personajes y frente al tema de la novela:

“Piensa que tengo que entrar a cada cinco minutos en pellejos que me son antipáticos.”

“A veces la vulgaridad de mi tema me da náuseas, la necesidad todavía en perspectiva de escribir bien tantas cosas vulgares me aterra.”

“Tengo que hacer grandes esfuerzos para imaginar mis personajes y después para hacerlos hablar, pues me repugnan profundamente.”.

Lo cual, según su propio argumentario, suponía un punto a su favor.

“Cuanto menos se siente una cosa más apto se es para expresarla exactamente”

“No hay nada peor que poner en arte sentimientos personales (..)Tu corazón, alejado en el horizonte, lo iluminará en el fondo en lugar de deslumbrarte en el primer plano.”.

Y, por último, me sorprende el sufrimiento con el que escribió la obra, el hercúleo esfuerzo que le suponía cada página, cada frase, casi cada palabra. (aunque no descarto el, como dirían mis hijos, simple postureo).

“Me da vueltas la cabeza y me arde la garganta de haber buscado, bregado, cavado, contorneado, tartamudeado y gritado, de cien mil maneras diferentes, una frase que por fin acaba de terminarse. Es buena, respondo de ello, ¡pero no ha salido sin esfuerzo!”.

Un tipo de comentario que se repite hasta la saciedad en las muchas cartas que escribió durante los cuatro años que tardó en concluir la novela, pero, cómo el propio narrador llega a decir:

“La palabra humana es como una caldera rota en la que tocamos melodías para que bailen los osos, cuando quisiéramos conmover las estrellas”.
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cobooks
 03 July 2022
A veces la vida va más atropellada de lo que podemos abarcar, y el último mes para mi ha sido eso. Un mes de muchos cambios que me ha tenido muy descentrado y que seguro que ha afectado tanto a mi ritmo lector como a mi capacidad de inmersión en las lecturas. Quizá, seguramente, esto haya jugado en contra de mi lectura de Madame Bobary y por eso no ha acabado de convencerme del todo.
Madame Bobary se publicó por entregas en la revista La Revue de Paris durante el año 1856. Su autor es el francés Gustave Flaubert, autor considerado como uno de los referentes del realismo.

Este libro nos cuenta la historia de Emma, una mujer que se casa con Charles Bobary creyendo que eso le iba a traer la felicidad, pero que se choca de bruces con la realidad y lo que prometía ser luz, al final acaba siendo oscuridad. A pesar del amor que le profesa su marido, su insatisfacción vital y el aburrimiento que le produce el matrimonio la llevan a enfrentarse a cualquier regla moral que rige la sociedad de la época.

Me ha llamado mucho la atención de esta obra el personaje tan complejo de Emma Bobary. Un personaje con mil aristas y que le puedes llegar a entender y a empatizar en ciertos aspectos, aunque creo que realmente carece de bondad. Me llama la atención porque la obra está escrita en la época de la inquilina de Anne Bronte, y ambas dan una visión de un matrimonio convencional de la época. Contrapones a ambas protagonistas y te das cuenta que mientras Anne gritaba la realidad que vivían las mujeres atrapadas en matrimonios insatisfechos, Flaubert nos pinta a una mujer frívola que le da igual la familia y todo lo que implica.
En cuanto a estilo, la obra no me ha llegado a convencer. No sé si es culpa de mi poca concentración de estos meses o de qué, pero siento que los saltos de una escena a otra no estaban muy bien definidos. No he llegado a entrar en la historia del todo.
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