Bibliomanía

Este cuento es una joyita en la que Flaubert aprovecha un relato aparecido en una revista jurídica de la época (un relato que se cree inventado) para realizar este ejercicio literario de juventud, puesto que lo escribió con 15 años y no se publicó hasta bastante tiempo desde de su muerte.
Este relato viene precedido de otro relato de Ramón Miquel y Planas, escrito casi un siglo después (en 1928) y que me ha dejado descolocado porque se supone que no era sino la narración de la auténtica leyenda por parte de un estudioso de las letras catalanas, pero que para mí no es más que un calco del relato de Flaubert, que a mi parecer es mejor y más coherente respecto al final.
Da la sensación de que Miquel i Planas quiere reivindicar la historia como parte del imaginario cultural catalán y solo se limita a cambiar los nombres de Flaubert por otros de ascendencia catalana, un contrasentido por sí mismo cuando el propio autor reconoce en una carta que cree que la historia en sí surge de la pluma de Charles Nodier, escritor y bibliotecario de París, tras empaparse de la cultura española durante una estancia.
Así pues, el libro supone una lectura doble de una misma cosa. Y digo bien: doble. Porque el "en una calle estrecha y sin sol de Barcelona vivía, hace poco tiempo..." de Flaubert se convierte en "vivía, no hace mucho tiempo, en una callejuela estrecha y umbría de Barcelona..." en el relato de Miquel i Planas. Una copia total.
De todas formas, el libro narra un hecho muy curioso y supone un relato muy estimulante y con mucha influencia de Hoffmann, pero debo criticar la decepción que me ha supuesto la presente edición por su baja relación calidad (no literaria, sino de imprenta)-precio. Una edición minúscula de bolsillo a precio de libro de bolsillo de formato mayor. Un librito con el que, como lector, no me lleno las manos.

Un muy curioso libro que nos ofrece un relato que escribió el (que sería) Gran Flaubert a sus quince años, y publicado en la revista literaria El colibrí el año siguiente, 1847. Se inspiró en una crónica acerca de un siniestro bibliófilo de Barcelona, donde se desarrolla la acción.

Ya desde el primer párrafo nos recuerda explícitamente a los personajes de Hoffmann, con su descripción física y de los acontecimientos que provoca una sensación escalofriante, un desasosiego acerca de los abismos a los que pueden llevarnos las obsesiones, con esos recorridos casi reptilescos del personaje por el Barrio Gótico, con esas macabras desapariciones de los rivales en la posesión de los preciados incunables.

La bisoñez del autor es patente en su estilo tan verde aún, tan mecánico, con el abuso de esas descripciones en terceto que lo asemejan a una Margaret Mitchell cualquiera usando el equipo "escribe siguiendo los números", si bien resulta de agradecer (¡y mucho!) esa elección de comparaciones, de matices, tan audaz y con tan malvada intención que nos hacen prefigurar al Gigante literario que será.

En fin, una grata minucia sobre el poder fascinante de los libros, sobre su hechizo.