Espacios sin aire

Llegué a este libro publicado por Muñeca Infinita Editorial creyendo que se trataba de las memorias de Shulamith Firestone, principalmente centradas en los años que pasó psiquiatrizada. Me equivocaba completamente y quizá eso fue lo que hizo que mis expectativas fueran diferentes. Creo importante aclarar que los diferentes capítulos que configuran este libro (a medio camino entre la memoria y el relato, pero que transcurren como viñetas) no están todos en primera persona. Si bien la mayoría se basan en personas que conoció la autora durante sus años de ingreso en instituciones psiquiátricas, algunos son en tercera persona pero hablan de la propia vida de Shulamith.

Por otro lado, en la mayoría de obras de narrativa conocer algunas pinceladas de la vida del autore en cuestión o el contexto en el que se escribió la obra es muy enriquecedor. En algunas obras, esto resulta imprescindible para disfrutar del libro y creo que este es, sin duda, el caso.

Shulamith Firestone escribió "La dialéctica del sexo" en 1970, uno de los textos fundacionales del feminismo de la segunda ola, y estuvo al frente de diversos grupos de militancia feminista, lo que la convirtió en una figura bastante representativa del movimiento. Luchando por un mundo en el que "el amor fluya sin obstáculos" y creyendo en la sororidad como arma, Shulamith se fue desencantando progresivamente con el feminismo por los ataques mediáticos, desplantes dentro del propio movimiento, etc., desapareciendo de la vida pública y llegando al punto de no querer hablar sobre feminismo en ninguna ocasión. A lo largo de este periodo, desarrolló esquizofrenia, y tras varios ingresos en hospitales psiquiátricos, en una de sus épocas "buenas" y apoyada por un grupo de mujeres, escribió "Espacios sin aire", fruto de todas esas experiencias de ella y de otras personas que vivían al margen de la normalidad capitalista.

Como bien dice del libro Chris Kraus, «'Espacios sin aire' está lejos de ser unas memorias sobre la psiquiatrización», pero Shulamith es una grandísima observadora y relata sus vivencias y las de otras personas que pasaron por su vida con el incisivo detalle de quien no puede pasar por alto la crueldad del sistema capitalista con quienes no son capaces de adaptarse a un ritmo que esclaviza, deprime o empuja a las personas a acabar con sus vidas.

Me ha gustado mucho el libro aunque creo que si estás en un momento delicado en cuanto a ansiedad o estabilidad mental quizá no sea la lectura más adecuada.

Por último, el epílogo de Susan Faludi aporta todo el contexto histórico necesario para complementar la lectura de este texto y rinde un bello homenaje a la figura de Shulamith y a sus contribuciones al movimiento feminista.

Shulamith Firestone publicó en 1970, con solamente 25 años, La Dialéctica del Sexo, uno de los libros fundacionales de la Segunda Ola del Feminismo (según la cronología norteamericana). En 1998 aparecía Espacios sin aire, la antología de relatos de la que os voy a hablar hoy. En medio, una brecha de 28 años sin ninguna publicación en formato de libro ocasionada por la enfermedad mental y las repetidas hospitalizaciones de la autora. Tenemos entre manos una pequeña colección, traducida por primera vez al castellano, de poco más de 100 páginas y con cincuenta relatos breves, algunos de solamente un párrafo.

Las historias, en ocasiones autobiográficas, hablan sobre los invisibles, sobre personas enfermas que sufren y sobreviven a duras penas a la depresión, entre otras patologías. El libro se dividen en Hospital, Tras el hospital, Perdedores, Obituarios y Suicidas que conocí, y acaba con un prólogo interesante sobre la vida de Shulie escrito por Susan Faludi. No esperéis encontrar alusiones a su pensamiento feminista, lo que hay son historias sobre la autonomía de la depresión, sobre cómo esta acaba con todos los vínculos afectivos y deriva en una indiferencia final y completa. Una serie de mujeres y de hombres apenas diferenciados son formados por elementos similares: reciben medicación, no pueden dormir, pierden sus casas y su dinero, no pueden hacer amistades, no encuentran trabajo... La vida dentro y fuera del hospital ya no se diferencian.

Espacios sin aire no aclara que le sucedió a Firestone en esa brecha de 25 años, no explica el ascenso ni el declive del feminismo radical, sino que son retazos de la historia perdida de una intelectual feminista. Y es eso, la pérdida, el leitmotiv que se repite en la mayoría de historias: pérdida de oportunidades, del pasado, del presente y del futuro, de las redes de afecto y apoyo, de la energía, de la juventud, de la juventud... Eso sí, también hay humor, un humor oscuro e inexpresivo, que merece la pena ser buscado incluso en las situaciones más tristes que la autora describe.

Leer este libro ha sido un poco volver a esa viñeta de Keiler Roberts en Isolada en la que un bote de sal se cae y ella se viene abajo, se hace bola y llora. No por el bote y desde luego no por la sal, sino por la sensación de que todo le está sobrepasando a una, de que el más mínimo roce o sobresalto es suficiente para tambalear la cuerda a la que nos agarramos.

Este libro de Shulamith Firestone, una de las voces más importantes del feminismo radical de los setenta en EE.UU, es eso, son textos a caballo entre el relato y el recuerdo sobre barcos que se hunden al otro lado del mundo sin que nadie intente salvarlos, es hablar de cómo el proceso de psiquiatrización te lleva a perder tu identidad y que pase a estar, como en la portada, cortada, difusa; es hablar de adicciones creadas, de miedos, suicidios e inseguridades impuestas.

Y es que ya lo que explica todo Susan Faludi en el epílogo: sitúa perfectamente a la obra de Firestone, explica cómo desde la izquierda los problemas de las mujeres se desoyeron, cómo empezó este feminismo radical que quería resurgir las cenizas de lo que se fue apagando tras conseguir el derecho al voto en el país; Faludi entra en la psique de todas las feministas que acabaron en psiquiátricos y de Firestone, por supuesto, de las violencias recibidas desde pequeña por ser mujer y de su relación tormentosa con una religión forzada.

También Kate Millet, compañera de Shulamith, da en el clavo a la hora de hablar de este libro, y cuenta cómo este es «una serie de observaciones devastadoras hechas sin ningún tipo de retórica», una parábola que «parece tratar sobre pequeñas vidas marginadas cuando en realidad es una enciclopedia de nuestra época».

Y al final el mensaje que queda tras esto es la importancia de las redes de apoyo, las mismas que empujaron a Firestone a escribir este testimonio y nos mantienen a nosotras día a día: amigos, compañeros y personas que sin ser nada de esto son capaces de entender lo compleja que es la mente. Sin ellas, nada.

Aquí inmersos en la cuarta ola feminista ,que importante como en todo,hacer memoria histórica.

Muñeca infinita pública "Espaciossinaire ,de la escritora y activista Shulamith Firestone .
Una de las grandes voces del feminismo radical de la segunda ola.

Un libro ,lucido,sereno ,encontramos relatos de lo que fue su vida en un hospital psiquiátrico.

Brillante repaso de todas las situaciones que pudo vivir ,con el pretexto...o la realidad de esos amigos que conoce en el hospital.

📙Su lucha fue personal también,con la esquizofrenia .

Denuncia un trato que roza lo inhumano ,la dependencia de medicamentos que anula,la represión institucional .
La falta de recursos para recobrar una vida ,empobrecer ,sentir el aislamiento social.

El caso de la autora y su gravedad ,sirven también para poner de manifiesto la estigmatización de los problemas psicológicos,que hoy en día aún necesitan normalizarse para poder pedir ayuda.

📎La editorial pone el vida de Shulie,con un epílogo de Susan Faludi,donde hace un repaso a lo que fue y que significó esta gran mujer para el feminismo.

La enfermedad mental es difícil. Difícil de diagnosticar, difícil de tratar, difícil de entender, difícil de digerir por el enfermo y difícil de integrar en la sociedad . Porque pensamos que a nosotros no nos va a pasar y que la culpa es del enfermo porque no pone de su parte. Pero la ansiedad, la depresión y otros muchos trastornos están ahí y cualquiera podemos caer en ellos.

Espacios sin aire es un conjunto de relatos cortos y algunos muy cortos contenidos en 5 capítulos Hospital, Tras el hospital, Perdedores, Obituarios y Suicidas.
Relatos sobre personas con enfermedades mentales, en los que veremos como conviven con su enfermedad, con los efectos de la medicación, con las pocas ganas de vivir, con las difíciles relaciones consigo mismo y con los demás. Veremos la frágilidad y la falta de esperanza, las estancias en hospitales psiquiátricos, las rutinas y las entradas y salidas. La dificultad para integrarse en una sociedad en la que es difícil superar el aislamiento y la soledad porque los allegados se cansan de la enfermedad y de la tristeza y porque no hay recursos suficientes para reiniciar la vida laboral porque no siempre se quiere contratar a un enfermo mental.


A pesar de la dureza del libro os lo recomiendo mucho,
Porque las historias son dignas de conocerse.
Porque está escrito con un estilo directo, crudo y potente.
Porque se nos llena la boca hablando de salud mental pero se hace más bien poco y ya es hora de normalizar estas enfermedades, de dejar de culpar al enfermo y apoyar y ayudar mas.

Y os recomiendo leerlo poco a poco, reflexionando sobre lo que cuenta.
Y si os pasa como a mi que no conocia a la autora, el epílogo de Susan Faludi es perfecto para conocerla y para conocer su importancia para el feminismo.



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