Cien pasos para volar

Libro ventilado en un día. La naturaleza como centro de la novela, simbolizando el centro de la VIDA. La crítica a la compra de animales salvajes en vía de extinción para satisfacer caprichos. Un protagonista ciego y una narración basada en detalles nada visuales. Prevalece la importancia de los sonidos por muy lejanos que sean, de los olores, el tacto y los pequeños detalles. Es una de las cosas que más he disfrutado; he conseguido meterme en la piel de una persona ciega y admirar cómo consiguen moverse en una sociedad hostil y nada adaptada. “Cien pasos para volar” es una historia tierna, con un argumento sencillo, pero más profunda de lo que parece y con más moralejas de las que parece: el alegato a favor de la vida salvaje y en libertad, un discurso contra la caza furtiva y todo un aprendizaje de la necesidad de volar solos, valernos por nosotros mismos, pero reconociendo las limitaciones y la necesidad de la comunidad, de la sociedad. Conocemos a Lucas, un niño ciego que ama el bosque por todas las sensaciones que le provoca, su tía Bea todo un ejemplo, su reciente amiga Clara (hay una escena entre los dos muy emotiva) y Céfiro, un aguilucho en peligro. He disfrutado muchísimo la historia. Es tierna, emotiva, dulce, enseña y entretiene. Otra de las cosas que me han gustado es que la novela está basada en personajes reales y está impresa gracias al uso de energía solar (Grafica Veneta) y el papel usado procede de bosques usados sosteniblemente (Duomo Ediciones). ¡Gracias! Los pequeños gestos consiguen grandes cambios.
La incluyo en el #retomujeresautoras en la categoría de traductora (Marta Gil Santacana), porque sin traductores de libros muchos andaríamos ciegos por la vida, sin la oportunidad de leer grandes historias como esta.