Novela corta pero que he disfrutado desde el primer momento. Me ha gustado mucho como la autora, Meg Ferrero, nos demuestra que incluso cuando parece que todo está perdido, siempre hay un resquicio de esperanza y algo, por tonto que sea, que nos hace tener ilusión. Tanto por parte de la chica, como del chico, a pesar de lo dura que ha sido su vida, vemos que el refrán "dios aprieta pero no ahoga", se cumple, y nos permite soñar. |