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No se puede entrar en detalles concretos de todos los acontecimientos que suceden en las vidas de Lila, Lenú, las voces que las acompañan y la ciudad de Nápoles, pues sería dañar la experiencia de quienes se decidan emprender el camino de vida que durante estos cuatro libros nos ha sumergido y nos ha hecho cómplices de esa extraña relación que une a las dos protagonistas desde su infancia y culmina con la desaparición de una de ellas como no lo cuenta la autora den el primer libro. La fama y pasiones que despiertan la pluma de la autora son una muestra fiel a su calidad estilística, su enorme capacidad para crear una trama atrapante en la que aunque aparecen todo tipo de hombres, algunos más arquetípicos que otros, la suprema protagonista de esta tetralogía es la feminidad, en muchos de los cientos de espectros que la conforman, desde la niñez coartada por la pobreza pero inspirada por la imaginación, las relaciones codependientes, el síndrome del impostor, los deseos de la mente y la carne en la adolescencia, el anhelo por romper las barreras que imponen el mundo en que se nace. Las diferentes formas de la maternidad que no siempre son idílicas como se espera, las rupturas de sueños, de compromisos, el desencanto por la vida, la difícil aceptación de la inutilidad a la que nos lleva el paso de los años. Una obra enorme, con la que se conoce el estilo e identidad de la autora, necesaria no solo para las mujeres lectoras, también para hombres que pueden encontrar en ella aclaraciones a muchas preguntas que no saben cómo formular. |
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