Indómita Jimena

Azahara Fernández Merino, la autora de Indómita Jimena, conocida como @LaHistoriadora_ en Twitter, nos acerca con esta novela ambientada en la Edad Media a los sentimientos y pensamientos de una mujer con una mentalidad avanzada a su época.

Así, desde el principio de su lectura vislumbramos como Jimena, la protagonista, posee unas cualidades y una manera de actuar y pensar alejadas de lo que creemos, y sabemos, que era costumbre en una mujer en la época que ambienta la novela. Es por eso que, si usáramos conceptos actuales, podríamos calificarla de feminista por su comportamiento, ya que era lo que se puede llamar un verso libre dentro de su mundo. Algo que le traerá serios problemas. 

Igualmente, a través de sus páginas observamos que la protagonista se mueve entre el amor carnal y sentimental, es decir por los dictados de su corazón, y sus ansias de conocimiento, tanto propio (autoconocimiento) como intelectual. Es por eso que, en la obra, la autora nos narra su viaje vital donde deberá combatir entre los dictados de su corazón y los designios de su mente o cerebro. Para ello introduce a dos hombres, rivales antagónicos y que encarnan a cada uno de los combatientes en la personalidad de Jimena, ya que está concebida como novela romántica, que usando sus métodos de seducción la llevarán a seguir un camino u otro según el momento. Además de contar con la lealtad y fidelidad de su amigo Beltrán. También, aunque de distintas formas, es protegida por los otros dos personajes masculinos, Arturo y Juan.

Con estos tres personajes masculinos veremos como existe siempre una lucha entre la razón, es decir la mente, y el deseo, o lo que es lo mismo el corazón, que termina confluyendo en la confección de la personalidad de cada individuo, siendo esta diferente según domine más una u otra en esta dicotomía. Además, y aunque sea de una manera superficial, o al menos lo parezca, trata también el tema de la homosexualidad en la Edad Media ayudándose para ello de Beltrán y sus sentimientos amorosos o sexuales hacía los hombres, pero normalizándolo de una manera sencilla y sin alharacas.

Por otro lado, también toca el racismo haciendo que varios de los personajes de la novela provengan de estirpe gitana, dando con ello visibilidad a un hecho que no debería verse extraño, ya que independientemente de la raza, cultura o religión, todos somos personas.

También pone en valor la fuerza de Jimena al ponerla los atributos típicos y tópicos de las brujas, como pueden ser el poder de sanación a través de las hierbas y las plantas, visiones, etc., que nos más que un conocimiento de su entorno superior a la media y una intuición y percepción bien entrenada y desarrollada.

Por supuesto, nos aproxima, aunque no sea de forma profunda, a la vida, usos y costumbres de los señores y nobles medievales, quienes vivían para servir al rey y domeñar a sus enemigos.

Personalmente creo que cualquiera que se acerque a esta lectura encontrará una obra donde verá que lo más importante, es decir el mensaje que deja, es el anhelo de superación personal que posee la protagonista, revestida de novela romántica con dosis de historia. Por ello, y porque es de lectura sencilla, ágil y amena, la recomiendo.