Leyendas de Animalia: Un misterio de lo más funesto

En esta segunda entrega de las Leyendas de Animalia, Víctor Fernández García nos vuelve a reencontrar con los personajes protagonistas de la anterior aventura, pero esta vez incluyendo a un tiburón y las crías de los anteriores protagonistas como, Ramírez y Feria (Dalamy), Kesadilla y Bermúdez.
En esta ocasión, a través de la historia que narra nos intenta inculcar el amor por la lectura haciendo ver a los pequeños lectores cada vez que comienzan a leer un libro, viajan a un nuevo Universo para vivir grandes aventuras y ser protagonistas de las mayores hazañas. A la vez que fomenta la creatividad y la imaginación de los infantes que se acercan a la Literatura, creando futuros escritores y consiguiendo incrementar sus conocimientos.
Por otro lado, también nos lleva a darnos cuenta que gracias al apoyo de los demás, otorgando la confianza tanto a familiares y amigos como a desconocidos que siempre nos pueden ayudar a conseguir nuestras metas mediante valiosos consejos y/o su involucración personal.
Unido a esto se encuentra el valor de la familia para que sus crianzas, vástagos, tengan una infancia plena y feliz sin mediar preocupación para los más jóvenes de la casa. Y aunque en el relato se observa como los hermanos tienen una relación de sometimiento, en el momento clave se tienen el uno al otro para superar los peores momentos que puedan atravesar. Algo parecido ocurre con los amigos verdaderos, los cuales están dispuesto a dar la vida, metafóricamente hablando, por su compañero.
En resumen, la breve novela nos pone en la pista de un buen objetivo, el fomento de la lectura a través de la figura del cuentacuentos.
Personalmente su lectura me ha satisfecho y llenado de ilusión al ver que con un buen y divertido relato se trata de animar a los niños a leer. Muy recomendable.

Víctor Fernández nos trae el esperado segundo libro de saga Animalia. En “ Un misterio de los más Funesto “ una nueva aventura se empieza a gestar mediante la simple lectura de un cuento a los pequeñines del reino por parte del siempre carismático “ Husk “. A los ya conocidos personajes se une un nuevo elenco de adorables, simpáticos y, también, enigmáticos protagonistas. No voy a enumerarlos pero tened por seguro que no os defraudarán y os llevarán de la mano en este torbellino de aventuras sin tregua.
A sabiendas de perpetrar un “ Spoiler “ no puedo evitar referirme en singular al que para mí es el verdadero descubrimiento en este libro.
“ Funesto lo Otro “, ya desde su inusual aparición en la historia acapara un protagonismo especial. No es sólo por su apariencia, forma de ser, su inseparable puro y su copa. Es por la auténtica genialidad que supone haber transformado en un entrañable personaje a todo un tiburón blanco. Un personaje al que el Autor dota de un tremendo carisma, enturbiado a veces por algún jocoso contratiempo, y del que siempre estás pendiente en su interacción con los múltiples personajes que van apareciendo en esta trepidante historia.
Una historia en la que la amistad, el compañerismo, la determinación y la valentía se ven ensalzados y elevados a una categoría sublime, amén de pasar un muy buen rato con sus continuas situaciones hilarantes.
Mención aparte merecen las excelentes ilustraciones de Vlad Strange que nos acercan a los protagonistas de forma entrañable.
No voy a extenderme más aunque podría. Solamente constatar que realmente estoy encantado con esta historia y la recomiendo fervientemente para el público infantil, adolescente y adulto con espíritu joven.
A Víctor simplemente felicitarle de corazón por esta gran historia y esperar que más pronto que tarde nos deleite con más aventuras de Animalia.

De nuevo estamos ante una aventura de @leyendasdeanimalia , donde puede suceder de todo y más.
Sinceramente, no sé cómo Villa Bigotes resiste a tantos acontecimientos "funestos" 🤣
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La trama se inicia con la desaparición de Kesadilla y Bermúdez, que no son cualquier cosa, sino los príncipes, los herederos al trono de la villa, por decirlo de alguna manera. Y también tengo que decir que son unas figuras de cuidado.
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Y ahí entra en escena Funesto LoOtro, un tiburón (madre mía), vegetariano (por favor) y amante de los puros y el whisky (para desternillarse).
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Es la primera vez que entro en contacto con Funesto porque ya sabéis que he seguido un orden aleatorio de las leyendas tras haber conocido al autor, pero os prometo que no os perdéis en ningún momento y que se pueden leer perfectamente por separado y en desorden.
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En efecto, me encantó ver a mi adorado Áltamir, el renacuajo que tiene visiones a base de sartenazos en la cabeza, y ha aparecido otro personaje que va a ser otro de mis favoritos estilo dr jekyll/mr hyde y que es el murciélago Smuzi/ conde Espátula.
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De verdad os digo que Víctor tiene un don para escribir humor e inventarse unos nombres propios ingeniosos, hilarantes y, a la vez, crear personajes entrañables que te acaban calando y te hacen sentir una niña grande.
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Y, por supuesto, esto no sería completo sin el aporte que hace Vlad, la ilustradora de estos personajes, que es capaz de ver en la mente de Víctor el alma de los mismos, traspasándolos al papel y dejándonos su imagen tan divertida artística como literariamente.

Siguen las aventuras en esta segunda novela infantil de la saga Leyendas de Animalia.
A los protagonistas de la novela anterior se suman nuevos personajes que adquieren su propio rol e importancia, enriqueciendo el imaginario de esta saga. Un imaginario que la ilustradora Vlad Strange nos dibuja de manera magistral, perfilando la personalidad de los personajes.
Dando una vuelta de tuerca, Víctor Fernández escribe una aventura cuyo inicio es la lectura de un relato a los más pequeños del reino, que acaban desapareciendo. Y cuyo protagonista , un gran tiburón blanco, detective de profesión, debe salir de las páginas del cuento para ayudar a encontrar a los pequeños desaparecidos.
Una novela que nos muestra que con el apoyo de la familia y la amistad se puede resolver cualquier problema.
Víctor nos aboca a un final en el que dudas si los ratoncitos han vivido una aventura o simplemente la lectura del relato los ha llevado a imaginar vivirla.
Una novela que hace que disfrutes leyéndola y te dibuje una sonrisa, pero sobre todo que al cerrar la última página te preguntes cuál será la siguiente aventura.
Una lectura totalmente recomendable.

A ver, no sé por dónde empezar. Es un libro que me ha descolocado totalmente.
Se supone que es un libro infantil por las ilustraciones, por la historia en sí y porque los personajes son todo animales a los que se les ha dotado de características humanas: que se visten, hablan, etc.
Pero, por, otra parte, el autor narra como si fuera para adultos y ahora argumento este punto:
Por un lado, utiliza palabras y expresiones que los niños pequeños, en general no entienden, como por ejemplo: “otrora”, “pugnar”, “discernir”, “morder el polvo” o un conejo que se llama “Miss Pelotas”. Con este nombre construye una frase que es para que la entienda un adulto. Existen otros sinónimos algo más sencillos y adaptados a los niños.
Por otro lado, a mi criterio, el más importante, las enseñanzas y modelos poco recomendables que da a los pequeños lectores:
- El detective es un tiburón alcohólico y que fuma puros. En muchas partes del libro muestra a este animal con un vaso de whisky o bebiendo de su petaca y constantemente «necesita un trago».
- En muchas otras partes emplea la violencia como opción para la resolución de problemas. Aquí cito algunos ejemplos:
- «… repartió a diestra y siniestra hasta que todo el mundo se tranquilizó...»
- «… cuando el Gran Mago quiso pedir perdón, ya se había llevado el primer puñetazo.»
- «… para una gran revelación Gigantesco Ostión.»
- «… cuando el nieto de Husk iba a hablar, se encontró con una fuerte colleja que su hermana gemela le propinó. — Bien hecho, Kesadilla...»
- «… volvía a propinarle otra colleja...»

Realmente, todavía me sorprende que este libro sea parte de una saga infantil y que la editorial difunda estos valores a los más pequeños.