En blanco

No conocía ninguna obra de Coloma Fernández Armero, ni tampoco que ella era precisamente la chica de "El 7 de septiembre" de Mecano, pero gracias a la masa crítica de Babelio me he podido acercar a esta pequeña novela que, a pesar de su brevedad (y quizá precisamente por ser tan "esencial") me ha parecido muy interesante.
La protagonista, Inés, es una mujer que —al llegar a los cincuenta— deja de teñirse las canas y deja que su pelo se convierta en una melena blanca. Ese es el símbolo que está de fondo (y a veces también en la superficie) en esta historia cotidiana de familia, madurez, dudas, descubrimientos y redescubrimientos. A partir de esa metáfora "capilar", vamos recorriendo en presente el día a día de la protagonista, además de algunas analepsis (flashbacks) contadas en pasado, sobre una época muy concreta de su juventud, de un amor fresco y libre, que además nos remite al Madrid de los 80.
La novela tiene una estructura secuencial, es decir, nos va narrando la historia de Inés a base de breves secuencias o escenas sueltas (algunas de apenas un párrafo, otras de una página o página y media). Con ellas, el lector se hace una perfecta composición de lugar y se acerca como de puntillas a pequeños momentos muy cotidianos pero cargados de peso emocional y existencial. Me parece una forma muy sugerente de narrar, que además está muy bien concebida para contar lo necesario y nada más. Sin adornos, sin descripciones excesivas, pero con la palabra precisa, con la elipsis necesaria, con un lenguaje certero.
La historia es cotidiana, con un Marido, un hijo Mayor, un hijo Pequeño, un Perro, un Gato. Los pongo con mayúscula, porque es así como se refiere a ellos la protagonista, como si quisiera decirnos que podrían ser cualquiera de nosotros, con una vida similar a la suya. Me encanta cómo están descritas las relaciones que Inés tiene con sus seres queridos, las frustraciones que le suponen algunos vacíos en la comunicación, y las alegrías que experimenta al mismo tiempo. Hasta el Gato tiene un papel fundamental en esta historia en la que casi todo está sugerido.
Aunque es una perspectiva muy personal, el final me ha dejado un poco descolocado, como si llegara bruscamente, casi sin avisar. Quizá tenía que ser precisamente así, según iba la historia. No lo sé. Pero en realidad creo que no es tan relevante el modo en el que llega ese desenlace, sino cómo se cierra esta historia, cómo al lector le queda la tarea de completarla, y cómo cualquiera que la lea podría ser la protagonista. Y que nuestra página en blanco también está por escribir... y por descubrir.
En definitiva, una novela recomendable, para saborear en pequeñas dosis. Ha sido un gustazo leerla.