En blanco

Quienes se acerquen a la nueva novela de Coloma Fernández Armero deberán hacerlo con una mente abierta y clara, al menos tanto como el color que da título a la obra. En blanco, como bien afirma la protagonista, parece una simple cuestión de color de pelo, pero es mucho más. Es la revisión por parte de Inés de los pequeños incidentes de su vida diaria. Ésta transcurre en dos ámbitos separados: el hogar -en el que conviven Marido, Mayor, Pequeño, Perro y Gato- y el trabajo, una agencia de publicidad en la que sobresale Dan, el compañero creativo de Inés.
Los dos mundos entre los que discurre el día a día de la protagonista no sólo no se cruzan, sino que se conforman como líneas divergentes condenadas a no encontrarse nunca. En casa, Inés es una madre protectora, que no puede evitar espiar a sus hijos (Mayor y Pequeño) para averiguar sus problemas y evitarles cualquier peligro, un ama de casa que recoge y limpia antes de que llegue la asistenta para no parecer una dejada frente a sus otras empleadoras, y una esposa simultáneamente insegura y crítica respecto a Marido, un escritor que toma las ideas de su mujer sin ofrecerle nada a cambio.
En el trabajo Inés se transforma. Y lo hace hasta tal punto que recibe otro nombre, mucho más sofisticado y creativo, con que le bautiza Dan: Nanyu. Allí se convierte en una mujer segura, dinámica, libre de prejuicios, divertida y enamorada secretamente de su brillante compañero de trabajo, antítesis en muchos sentidos de Marido.
Si en casa Inés se somete por completo a los papeles que se suelen atribuir a una mujer, en el trabajo se libera de ellos para mostrar una personalidad muy distinta. Y, a la luz que asoma con la revelación y la rebelión de sus canas, Inés-Nanyu percibe las contradicciones internas que esconde su persona. El color de su pelo es un símbolo de aceptación de la verdad y también de rebelión ante los aspectos que Inés ha aceptado por convención social y que Nanyu rechaza por lo que tienen de falso. Es la muestra de la doble personalidad que se esconde tras la figura de la mujer socialmente bien vista.
La obra está relatada por la propia Inés, y el hecho de que la autora utilice el recurso de un narrador protagonista otorga al relato un tono intimista, que se acentúa por los acontecimientos narrados, siempre cotidianos y pertenecientes al ámbito más personal de Inés.
Quienes lean la obra no deben esperar una novela al uso. No existe un hilo narrativo con la clásica estructura de introducción, nudo y desenlace. En la narración se puede descubrir una estructura bimembre en todos los planos: En el conceptual: blanco-negro, realidad-apariencia, hogar-trabajo, Marido-Dan, Mayor-Pequeño, mediocridad-brillantez; y en el estructural: la novela consta de capítulos muy breves, generalmente divididos en dos partes -la exposición de un hecho cotidiano y una reflexión sobre el mismo.
A su vez podemos encontrar dos tipos de capítulos, que están señalados con dos tipografías distintas: los que se desarrollan en el hogar y los que tienen lugar en la agencia de publicidad. También es posible realizar una lectura de la obra al hilo de las palabras con las que la narradora comienza la obra y con las que le pone final, un final que no es tal, sino un principio tejido bajo la luz de la autenticidad.
En blanco nos presenta una narradora original en la que se adivina su trabajo como publicista y el gusto por el ingenio y la sorpresa, tanto en el plano intelectual como en el de la expresión. En este último destacan sus frases breves y rotundas y sus imágenes, que dejan entrever, a través del brillo del blanco, un cerebro de poeta. Los personajes también están caracterizados sobriamente: la autora traza con trazos seguros y cortos los aspectos más destacados de su personalidad para el transcurrir de la existencia de Inés. Es quizá el único aspecto en el que se echa de menos una mayor profundización, si bien el carácter intimista de la narración hace que sea coherente la elección de esos rasgos que influyen de modo determinante en la vida de la protagonista.
Para terminar, me gustaría agradecer la oportunidad que me han ofrecido Babelio (Masa crítica) y la editorial Tres Hermanas para descubrir esta autora brillante y prometedora y darle voz a través de mi reseña en esta gran red de lectores.

No conocía ninguna obra de Coloma Fernández Armero, ni tampoco que ella era precisamente la chica de "El 7 de septiembre" de Mecano, pero gracias a la masa crítica de Babelio me he podido acercar a esta pequeña novela que, a pesar de su brevedad (y quizá precisamente por ser tan "esencial") me ha parecido muy interesante.
La protagonista, Inés, es una mujer que —al llegar a los cincuenta— deja de teñirse las canas y deja que su pelo se convierta en una melena blanca. Ese es el símbolo que está de fondo (y a veces también en la superficie) en esta historia cotidiana de familia, madurez, dudas, descubrimientos y redescubrimientos. A partir de esa metáfora "capilar", vamos recorriendo en presente el día a día de la protagonista, además de algunas analepsis (flashbacks) contadas en pasado, sobre una época muy concreta de su juventud, de un amor fresco y libre, que además nos remite al Madrid de los 80.
La novela tiene una estructura secuencial, es decir, nos va narrando la historia de Inés a base de breves secuencias o escenas sueltas (algunas de apenas un párrafo, otras de una página o página y media). Con ellas, el lector se hace una perfecta composición de lugar y se acerca como de puntillas a pequeños momentos muy cotidianos pero cargados de peso emocional y existencial. Me parece una forma muy sugerente de narrar, que además está muy bien concebida para contar lo necesario y nada más. Sin adornos, sin descripciones excesivas, pero con la palabra precisa, con la elipsis necesaria, con un lenguaje certero.
La historia es cotidiana, con un Marido, un hijo Mayor, un hijo Pequeño, un Perro, un Gato. Los pongo con mayúscula, porque es así como se refiere a ellos la protagonista, como si quisiera decirnos que podrían ser cualquiera de nosotros, con una vida similar a la suya. Me encanta cómo están descritas las relaciones que Inés tiene con sus seres queridos, las frustraciones que le suponen algunos vacíos en la comunicación, y las alegrías que experimenta al mismo tiempo. Hasta el Gato tiene un papel fundamental en esta historia en la que casi todo está sugerido.
Aunque es una perspectiva muy personal, el final me ha dejado un poco descolocado, como si llegara bruscamente, casi sin avisar. Quizá tenía que ser precisamente así, según iba la historia. No lo sé. Pero en realidad creo que no es tan relevante el modo en el que llega ese desenlace, sino cómo se cierra esta historia, cómo al lector le queda la tarea de completarla, y cómo cualquiera que la lea podría ser la protagonista. Y que nuestra página en blanco también está por escribir... y por descubrir.
En definitiva, una novela recomendable, para saborear en pequeñas dosis. Ha sido un gustazo leerla.

"En Blanco" es un libro de apenas 150 pags donde la decisión de la protagonista de dejar de teñirse en el centro de su vida en ese momento.

Al mismo tiempo que el blanco gana espacio en su pelo vemos como es su vida y su día a día junto a "Marido", "pequeño", "mayor", "perro" y "gato".
Al mismo tiempo Inés recuerda su trabajo como publicista en los 80 junto a su compañero de trabajo, Dan y las posibilidades y recuerdos una historia que pudo ser y no fue, queda el recuerdo...

Una novela cercana de pensamientos y reflexiones que te hacen participe de una conversación cercana y sincera. Me ha gustado mucho.
Una novela que hay que descubrir y disfrutar sin saber nada de ella previamente-