La Colina del Inglés

Parafraseando la sinopsis, es una historia «... dura y, a la vez, entrañable y tierna...» sobre «...la pérdida de la inocencia, el primer amor, la música y el inmenso e increíble poder de la amistad».

La historia arranca diez años después de eso que el mismo narrador llama el último verano, el verano que lo cambió todo. A partir del encuentro con el pasado, viajamos a los años 90, en un pueblo pequeño pueblo de la Sierra de Urbión, donde nace el río Duero, al noroeste de la provincia de Soria. Imaginaos la escena: un pueblo pequeño, todo el verano por delante, amigos que se reencuentran, bicicletas, risas, cine de verano... podrían ser las vacaciones infantiles de muchos de nosotros.

A pesar ese pequeño aire trágico que puede tener la historia, al intuir o conocer el final al que te lleva, inspirado por ese primer capítulo que te ha situado en el año 2000, es interesante cómo el texto es tierno, porque esa inocencia de cinco amigos de trece años que compartían esos momentos, a todos nos hace rememorar nuestros veranos con amigos o primos; esas conversaciones divertidas en las que se hablaba de música, de ignorancia, de familia, de juegos, de retos, y se tenían gestos sinceros. Creo que es uno de los baluartes de esta novela.

Maravilloso y trágico, a la vez, es el choque de la vida de unos niños y su entorno adulto. No es que no te imagines hacia dónde va la historia pero esa manera de contártela es muy bonita. Creo que cuenta algo real, muy real, muy de vida, y donde la amistad se mezcla con el maravilloso poder de los recuerdos, con la música, con las películas, con querer a alguien por ser lo que es y con la vida realmente, con el ir y venir y la gente que viene y va.

El autor construye esta historia dándonos un poco en la parte nostálgica de nuestro corazón. Encabeza cada corto capítulo con el título de una película, un subtítulo aclarativo del momento temporal en el que nos encontramos, tomando de referencia la fecha en la que todo cambió de ese verano, y la estrofa de una canción. Sí, esta novela tiene banda sonora y tiene una lista de magníficas películas que todos hemos disfrutado en un momento u otro. ¡Ay, los cines de verano!

Fijándome en la estructura narrativa, también quiero destacar que los capítulos terminan con una frase que te deja con ganas de más; a veces es una frase negativa y otras veces positiva. Es una especie de cliffhanger pero más para engancharte que para generar tensión en ti. Esto me parece algo característico de los cuentos, para incitar al lector a seguir leyendo. Para mí, y no sé si me equivoco, es una manera de implicarse el autor en la narración, porque, al final, he tenido la sensación de que me estaba manejando, dirigiendo mis pensamientos; es decir, no me daba la libertad total y absoluta para que yo moviera mi imaginación, a medida que iba leyendo, por el camino que yo quería. Me marcaba. Esto ha hecho que la lectura tuviera un carácter juvenil, más por la forma que por el fondo, sin que el tema lo sea realmente.


El detalle de que el título de cada capítulo sea el título de una película es muy bonito. El detalle de que la música forme parte de Nacho y de todo lo que contemplan todos los personajes, también. Cada personajes tiene su espacio, su carácter, sus aficiones, sus problemas: Quique, Dani, Lucas, Laura, Nacho, Eric, Leo. Creo que el autor ha sabido escribir una bonita, a veces triste, a veces esperanzadora historia. Muy muy recomendable.

Para mí, una firme candidata a los finalistas. Además, estuvo gratis a comienzos de mayo (yo no la descargué en su día) pero puede que vosotros sí. Echadle un vistazo a vuestra biblioteca digital, a ver si tenéis la suerte de tenerla. Y si no es así, compradla. Os gustará.

Por cierto, hay un guiño a su anterior novela, trayendo al personaje de Arai a ella antes de que le ocurriese todo lo que le ocurre en ella. Aunque yo no la haya leído (todavía), me ha parecido un detalle muy bonito, un guiño a sus lectores.



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