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Crítica de AnnieMoneth


AnnieMoneth
03 July 2019
«El verano en que murió mi padre fue el mejor de mi vida».

Así de contundente empieza El camino de regreso siempre es más corto, la primera novela de Valentina Farinaccio, editada por Grijalbo, que he tenido la oportunidad de leer gracias a la colaboración con Edición Anticipada. Una obra contemporánea que aborda la pérdida de un ser querido desde el punto de vista de tres mujeres pertenecientes a tres generaciones distintas.

Para ser sincera, no las tenía todas conmigo, pero ahora, tras su lectura, tengo que decir que he disfrutado con ella. Uno de los aspectos más destacables de esta novela es la alternancia constante del punto de vista del narrador en primera persona. Son tres los personajes femeninos que van hilvanando toda la historia y presentando su verdad, su punto de vista como hija (Vera), esposa (Lia) y madre (Santa), con respecto a quién fue Giordano Lorenzini y el impacto que les causó su enfermedad, fallecimiento y ausencia. Tres personajes tan bien construidos, que sientes que te hablan. Y para mí, el contraste entre las perspectivas de 3 mujeres en edades diferentes, educadas de forma distinta e influenciadas por su entorno en mayor o menor medida, resulta poderoso.

La novela está ambientada, principalmente, en un pequeño pueblo de Italia, Campobasso. Un pueblo del que es originaria la autora de El camino de regreso siempre es más corto, quien, como su personaje, Vera, también perdió a su padre demasiado pronto, de modo que la historia narrada no le resulta ajena. Me ha gustado viajar al pasado, a través de la mirada del personaje de Santa, e identificar aspectos de la cultura italiana donde la figura de la madre o mamma tenía aún más fuerza que hoy. Como sucedía en la España rural, en la segunda mitad del siglo XX, la hipocresía, el “barrer bajo la alfombra” las miserias para que no se vean y la doble moral, eran cualidades inherentes a las gentes de los pequeños pueblos como Campobasso, cuyo comportamiento estaba muy constreñido por la necesidad de guardar las apariencias.

La novela está estructurada en dos partes. En la primera, la historia se remonta al pasado, al verano en que murió Giordano, cuando Vera era una niña de 5 años que viajaba con su abuelo materno en un camión y su amigo imaginario, Ringo Starr. Un viaje largo que preparó su madre, Lia, para evitar que estuviera presente durante la agonía y el deterioro físico del padre. En esta parte se pone de relieve la inocencia de Vera (¿cómo se puede entender la pérdida de un padre cuando se es niño?), la resignación y amargura de Lia, y la rigidez y el amor mal entendido de Santa, la abuela paterna.

La segunda parte tiene lugar en el presente, veinticinco años después del fallecimiento de Giordano. Vera es ya una mujer adulta, con una relación de noviazgo rota, y participa en un programa televisivo gracias a los horóscopos que elabora, momento en que recibe, de manos de Lia, el manuscrito inacabado del libro que escribía su padre (Giordano) cuando enfermó, junto a la propuesta de finalizarlo. Aquí, salvo un monólogo de la propia Lia, es Vera la principal voz narrativa y quien ahonda en la memoria de su madre y en sus propios recuerdos de cuando era niña, para poder entender las circunstancias que rodearon la muerte de su padre, y conocer lo que calló su familia.

En ningún momento la narración peca de lacrimógena, ni se hace pesada, aunque no abunden los diálogos.

Me ha encantado la evolución que sufre el personaje de Lia, de ser una joven extrovertida, algo extravagante, que se consideraba menos que el hombre con el que se casó, a una mujer valiente, decidida a enfrentar la enfermedad y muerte de su esposo y, por momentos, melancólica. Lia posee la sabiduría de una persona que ha batallado con la enfermedad y muerte de un ser querido; comprende la resistencia inicial de Vera a escribir un final para la obra de Giordano, y la diferencia entre olvidar y no querer recordar. Es el motor que impulsa a la Vera adulta a enfrentar los recuerdos que tiene sobre su padre.

«Lo único que lamento es haber callado todas las veces que no supe mentirte. Así que te viste obligada a comprender tú sola. Y Dios sabe cuántas cosas comprendiste mal».

Y Vera lo hace, no huye. En esta segunda parte, madre e hija dialogan, desnudan los sentimientos guardados, se sinceran.

El camino de regreso siempre es más corto, es una historia emotiva, profunda, íntima, con unos personajes femeninos fuertes. Una historia original con dos finales posibles: el auténtico, una vez que el lector descubra los secretos y verdades tácitas; y otro, reescrito, acorde con la persona excepcional que fue Giordano Lorenzini.

Mi valoración: 3.5/5
Enlace: https://despertaresdestonewa..
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