No creo poder dejar de culparme nunca, pero también sé que es más fácil culparme a mí mismo que al resto, y espero algún día conseguir algo de paz. Porque si ninguno de nosotros es cien por ciento responsable, es porque probablemente ninguno de nosotros podría haberlo detenido, aunque hubiéramos sabido qué era lo que teníamos que hacer. Probablemente tengamos que aceptarlo, de la misma manera que tenemos que aceptar que nunca va a regresar.
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