La mano de Fátima

Muerte es esperanza larga.

¡Qué aventura ha resultado este libro! Extraordinaria, triste, a veces desesperante... No sé, he tenido sentimientos encontrados a lo largo de los cuatro meses que me tomó terminarlo. ¡Cuatro meses! Y es que no es tarea fácil, con más de 900 hojas que relatan la historia de Hernando Ruiz, Ibn Hamid, morisco, cristiano nuevo y por siempre defensor de la verdadera fe, iniciando en 1560 y tantos y concluyendo ya por ahí de 1612.

Falcones se destaca por reconstruir diversas épocas de España y en esta ocasión, el autor presenta a la comunidad árabe en la península ibérica y sus constantes luchas por lograr la liberación de su pueblo tras las expulsiones, aprehensiones, sometimiento e intentos de evangelización por parte de la Iglesia Católica. En este contexto, seguimos a lo largo de casi 50 años la historia de Hernando, el nazareno, hijo de una morisca y de un sacerdote que la violó y evento que marcó de manera constante su vida: si bien fue educado en la fe musulmana por su madre, esto fue a escondidas, y para guardar las apariencias, se volvió pupilo de uno sacerdote; asimismo, su físico lo separaban del resto de sus comunidad. En pocas palabras, el protagonista siempre sufrió de un estigma -víctima de burlas por su comunidad, y sin ser aceptado por los cristianos a pesar de aprender su enseñanzas. Así pues, la vida de Hernando está, desde el principio, marcada por la tragedia. Su historia incluye el levantamiento de la comunidad morisca en contra de los cristianos; los días de guerra y desfallecimiento; masacres tanto de cristianos como de moriscos; el amor hacia una joven -Fátima-, que también es deseada por su padrastro; huidas, desencuentros, muerte, y esperanza.

Falcones reconstruye de manera extraordinaria este pedazo de historia importantísima de España -la presencia árabe y sus aportaciones, sus luchas y pérdidas pero también sus triunfos: triunfos que se tradujeron en una cultura rica, que luchó siempre por mantenerse. Vamos así de las Alpajurras hasta la Sierra Nevada, luego a Córdoba y Granada, luego a Sevilla, desde donde divisamos desde lejos las costas africanas, conociendo esa España morisca, esplendorosa y que aún sobrevive.

Apenas hoy terminé esta historia y de verdad que he quedado en shock. Debo reconocer que en un momento me pareció un tanto pesado (como señalé, me tomó un par de meses terminarlo) y esto se debió a varias cosas:

1. El sufrimiento interminable de Hernando y aquellos que ama - La vida es dura, ¿no?, pero sí en momentos me llegué a sentir abrumada, y es que todo lo que puede salir mal en la vida el protagonista, sale. Así. No ha pasado la mitad del libro cuando sabemos ya que cualquier felicidad de Hernando será efímera, entonces uno está, literalmente, con el Jesús en la boca, preparándose para el golpe final. Aquí hay personajes malos como la carne de puerco -como Brahmin, su padrastro, los corsarios o el hermano de su segunda esposa, Rafaela; o buenos, buenos -el propio Hernando, Fatima, o el tullido Miguel (personaje entrañable, sea como sea). Esto puede resultar en parte cansado.

2. Las largas descripciones - Sobre este punto, tengo sentimientos encontrados. Una reseña decía que si le hubiera quitado 500 hojas, esta novela hubiera sido extraordinaria. En momentos me sentía igual; sin embargo, creo que comienzo a digerirlo poco a poco -Falcones es riguroso en su descripción, en el contexto histórico, pero esto, a fin de cuentas, aporta a la novela y en ningún momento se siente como paja. Entonces puede que sea sólo quizá el hecho de digerir, porque esta novela no es como los actuales best sellers.

Sin embargo, los puntos a favor de la historia son más y me han impactado, en particular por lo siguiente:

1. La cultura árabe en España - cualquier hispanoparlante sabe -por los libros de texto de la primaria- que el árabe aportó mucho a la formación del español. Sin embargo, poco o muy a la ligera sabemos que Córdoba -en donde Hernando vive gran parte de su vida, y encuentra pérdidas y fortuna- fue el gran centro de los árabes y por muchos siglos, antes de la reconquista española, fue espacio de convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos. Hoy en día no nos vendría mal apreciar y comprender más ese modelo, cómo funcionó, etc. También me han entrado unas ganas locas de aprender árabe.

2. La estupenda ambientación de Córdoba, Granada, la Sierra Nevada - Pues me urge tomarme un avión y correr a España. He de reconocer que después de leer la descripción de la mezquita-catedral intuí que es un edificio magnífico, y Pinterest me lo confirmó. Así como Hernando no dejaba de maravillarse del interior de la construcción, la cual no fue destruida en su totalidad, y se refugiaba a rezar a Alá, así me maravillé con las fotografías que vi de ese lugar. Córdoba también me parece que es una ciudad mágica -y me sorprendí también al ver fotos que podrían ser un patio cualquiera en una ciudad del centro de México. A fin de cuentas resulta, de nuevo, la cultura que es un resultado de tantos pueblos y mezclas.

3. Hernando - Vaya, no lo había pensado hasta que lo escribí... pero me fascinó el personaje. No diré que me enamoré de él, pero sí que lo admiré pues, a pesar de tanto infortunio, nunca dudó de su fe, ni de sus creencias. Un hombre leal, trabajador, respetuoso e intuitivo, y noble. A pesar de todo el sufrimiento, tanto de su gente como de los cristianos, Hernando nunca albergó sentimientos negativos hacia nadie (bueno, al infeliz de su padrastro, solamente, pero ¿quién no?) y lo mejor fue que con su educación, su vida, entendió que ambas religiones no tenían que estar peleadas. También entendió de las contradicciones entre ambas y que el odio y la violencia (de ambas partes) sólo generarían más guerra y más desolación. Me pareció entonces un personaje sólido, creíble, el protagonista bien construido.

De las tres novelas históricas que he leído de Falcones -La Catedral del Mar, La Reina Descalza y ésta, La Mano de Fátima, creo que la última me ha marcado más, resultando entrañable, dejándome sumergida aún en la España morisca, en la mezquita de Córdoba, a la sombra de la Alambra en Granada, con algunas notas de la música de Albéniz flotando a lo lejos (porque leí el libro con la música de fondo de este compositor) pero también pensando en cómo, después de tantos siglos, no hemos aprendido a resolver nuestras diferencias (religiosas, culturales) cuándo tenemos más puntos en común de lo que reconocemos.

Lo primero que me pide el cuerpo con la novela de Falcones es cambiarle el título, siendo el siguiente:

El potorro de Fátima. Y entre paréntesis (no funciona)

Lo único interesante del libro ha sido el profundo debate mantenido acerca de la avería genital de este personaje.

Su vagina no succiona. Como mi experiencia en asuntos amatorios no está a ese nivel, la inocente pregunta en el grupo de lectura conjunta era necesaria:
¿ Vosotras...donde tenéis el botón de aspirado?
Cri, cri, cri...hasta que una ávida lectora descubre que hay cierta técnica milenaria en no se que versión del kamasutra, y que tampoco nos acabamos de creer.

No menos importante es la abrumadora cantidad de limones que se han tenido que exprimir para elaborar todas las limonadas que se consumen a lo largo de las insufribles mil páginas.
Más que hierbabuena, el autor le puso otros condimentos vegetales alucinógenos y laxantes para poder escribir semejante truño.

El único personaje que hace lo que, de una manera racional, se espera de él, es una mula, el resto evolucionará de la manera más boba y absurda que podamos imaginar.

Falcones tiene buena prosa, no se lo vamos a negar, pero en esta ocasión, la narración es áspera, rocosa, pesada, no fluye y la estructura es caótica.

No es fácil aburrir y estropear temas tan apasionantes como las revueltas de las Alpujarras, los asesinatos de niños a mayor gloria de las religiones, o la búsqueda de un espacio común entre ambas. Pero en un alarde de valentía el autor catalán del reino de Aragón ( se la debía, y es solo para él, que nadie se me enoje) hace pleno y consigue una novela más farragosa de leer que el Ulises de Joyce, aunque en versión simple.

La mano de Fátima ( dejemos a la vagina respirar) es un cajón de sastre donde argumento, personajes, y sucesos deambulan sin orientación, ritmo ni propósito y donde la mujer sale perdiendo, tanto por el contexto, como por lo que con la pluma, el autor pone de su parte.

No ha sabido plasmar una sola vez las ideas de forma coherente, y aunque al final, logra un trotecillo más o menos agradable, no es alivio suficiente a la continua sensación de arrastrarme por sus páginas.

Empate técnico. 2 a 2, pero con poco ánimo de darle la revancha en un quinto libro.

Lo siento por sus adeptos, pero hay autores que con menos páginas resuelven infinitamente mejor.
Y en literatura se hace muy útil aquello de "un clavo, quita a otro clavo"
Martillazo a Falcones.

En La mano de Fátima, Ildefonso Falcones vuelve a escribir una magistral novela histórica con la que consigue transportarnos a esa España totalmente dividida culturalmente y enfrentada en cruentas batallas que el autor nos describirá en ocasiones sin disimular su crueldad, donde las rencillas y los odios intrincados hacían que sus pobladores tuvieran que renunciar a sus creencias, y muchos de ellos arriesgar sus vidas e incluso llegar a perderlas por practicarlas en secreto dentro de sus casas. Con el acoso y posterior expulsión de los moriscos del territorio español como telón de fondo, como la que sufrieron también los judíos por parte de los Reyes Católicos, el autor nos muestra en esta novela que el odio era bidireccional; ambas culturas eran incapaces de aceptar a la otra.
La mano de Fátima nos transporta a una de las épocas más convulsas vividas en la península, llena de guerras, con diferentes culturas que nunca llegaron a aprender a convivir en paz y a darse cuenta de que, si se hubieran quedado con lo mejor de cada una de ellas hubieran sumado muchísimo, llegando a alcanzar un nivel de conocimiento supremo. Pero solo se preocuparon de intentar buscar lo peor de su vecino, y si no lo encontraban lo inventaban.
Con unos personajes muy bien perfilados y definidos, algunos que conseguirán despertar verdadero odio en el lector, todos estarán encuadrados en la cultura a la pertenecen, sin llegar a mezclarse con otra salvo por enfrentamientos o desencuentros, excepto Hernando que será el nexo de unión entre ambas, y quien sufrirá en sus carnes la peor cara de cada una de ellas. El personaje de Hernando es luchador, no dudará en enfrentarse a todo y a todos para conseguir sus objetivos, pero destaca por su buen corazón. Pero si hay un personaje que encarna la renuncia, el amor incondicional y el sacrificio, ese es el de Fátima, personaje capaz de transmitir la situación en la que se veían obligados a vivir los expulsados por su condición de "infieles", obligados a abandonar todo aquello que les era conocido y amado, Fátima representa la renuncia suprema, la renuncia por amor.
Cuenta con unas magníficas descripciones de todos los escenarios por los que iremos pasando a lo largo de la lectura de la novela, como Granada, Córdoba o Berbería...
Escrita con la prosa ágil y adictiva, pero cuidada de Ildefonso Falcones, que nos muestra un mosaico irresistible de la época, La mano de Fátima es una novela que demuestra como un libro con un trabajo de documentación y que proporciona gran cantidad de datos.
La historia de Hernando y Fátima es fascinante, con un final completamente inesperado y que dota de más fuerza al relato. Una trama complicada de hilar que Ildefonso consigue llevar con la misma fuerza durante toda la historia, sin que decaiga, y que consigue cerrar en todas sus vertientes sin que ninguno de los hilos argumentales quede suelto.

Crítica

"Mantiene la expectación del lector, rehúye lo previsible, se acerca al ideario de los autores franceses e italianos (pasión, desquite, esperanza y justicia) y captura el interés con múltiples subtramas que actúan como libros en cadena." El Periódico de Catalunya.
Enlace: https://loscuentosdemiprince..

Había comenzado a leer este libro los primeros días de este año pero ni siquiera llegué a las primeras cien páginas cuando lo dejé porque la crueldad fue demasiado para mí. Hace poco lo retomé pero decidí comenzar nuevamente. Me alegro haber hecho esto porque es un libro muy bueno aunque no me gustó tanto como La Catedral del Mar.
Personaje favorito: Hamid, por todo el apoyo y amor que le dio a Hernando.
Personaje que no me gustó: Obviamente Brahim y Ubaid eran los candidatos para esta categoría debido a su crueldad pero el primer lugar se lo lleva Aisha porque me desagradó completamente su actitud, especialmente por abandonar a Hernando cuando toda su gente le dio la espalda. Digo, eres su madre, si no lo apoyaste cuando era un niño pequeño ¿no podrías al menos apoyarlo cuando perdió a su familia? ¡Él siempre te cuidó! No Aisha, no.
Lo que más me gustó: Ya que gran parte de este libro está llena de crueldad, es difícil escoger algo pero tal vez pudiera decir que me gustó la manera en que la inteligencia de Hernando siempre sale a relucir.
Lo que no me gustó: Lo puedo decir en una sola palabra: religión. La religión es la causa de todo el odio y crueldad entre la gente de este libro. Eso y la codicia.
Como nota adicional: No pude dejar de notar que los nombres de los personajes principales de Ildefonso Falcones –Arnau (de La Catedral del Mar) y Hernando de este libro– son un poco parecidos. ¿Será esto intencional o simple coincidencia?

Ficción histórica. Uno de mis géneros favoritos, creo que porque aparte del argumento, que puede gustar más o menos, siempre aprendes sobre otras épocas y culturas, con cada libro puedes adentrarte en un mundo diferente y con unas ideas y costumbres que realmente existieron..

Ahora que se ha hecho aún más conocida "La catedral del mar" de Ildefonso Falcones gracias a la serie, yo quiero recomendaros su segunda novela "La mano de Fátima". Es más larga y también un poco más densa, sobretodo en los aspectos históricos, pero vale mucho la pena "aguantar" esas partes para descubrir una historia fascinante.

Granada, Andalucía. S. XVI. Hernando es un joven atrapado entre dos religiones y dos amores, que luchará por su libertad y la de su pueblo. Una historia dura y muy bien trabajada, a veces difícil de digerir, pero también con momentos llenos de emoción, mostrándonos la sublevación morisca de Las Alpujarras y enseñándonos varios años de la difícil vida del protagonista, a quien no consideran ni morisco ni cristiano. El trabajo de documentación histórica que ha hecho el autor me parece increíble, con una gran cantidad de detalles y una época excelentemente recreada y ambientada.