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Pongámonos en situación, nos encontramos en el siglo XV en Cataluña. Aquí, los campesinos no tienen ningún derecho que no le permita el señor feudal de turno. Mientras la nobleza vive con todos los lujos, el pueblo no posee prácticamente nada; con un poco de suerte, tiene una casita para vivir y algo de ropa que ponerse. Arnau, nuestro protagonista, es un siervo. Su trabajo es labrar las tierras que heredó de su padre y pagar los tributos que le exige su señor. Pasan una serie de desgraciados hechos que le obligan a huir de su pueblo con la única compañía de su hijo de pocos meses. Huye a Barcelona, el único lugar donde uno puede ser libre y donde tiene a su hermana. No puedo contaros mucho sobre lo que le sucede a Arnau sin hacer spoilers, pero si os puedo contar que nos cuenta prácticamente toda su vida mientras se construye la Catedral del Mar. Por cierto, si sois de Barcelona y no la habéis visitado os la recomiendo; y si no lo sois es parada obligada si venís. Durante toda la novela iremos viendo a muchísimos personajes, desde la mujer de Arnau, el señor de Navarcles, la hermana y el cuñado de Arnau, etc. Algunos nos acompañarán durante toda la novela, como el hijo de Arnau y otras irán desapareciendo. No os dejéis asustar por sus 672 páginas porque es un libro que se devora. Está muy bien escrito y no se hace nada pesado. Lo que es pesado es llevar el ejemplar arriba y abajo o sujetarlo. Aunque no soy nada entendida de la época, me parece un libro muy bien documentado, tanto sobre las leyes y costumbres de la época como de la ambientación de toda la novela. En ningún momento se me ha hecho pesado o monótono, aunque muchas veces nos explica cosas cotidianas el autor consigue engancharte incluso cuando el protagonista está cocinando. Hay quien compara este libro con Los pilares de la Tierra, es cierto que los dos suceden más o menos en la misma época y que hay la construcción de una catedral, pero para mí no tienen nada que ver. Es más, Los pilares de la Tierra no he conseguido acabar de leerlo nunca. |
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