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Crítica de Fesaro


Fesaro
01 August 2018
Muchas veces salta una pregunta generalizada de que es lo que uno más desea y la gente dice dinero, trabajar menos, ser feliz, etc. Yo bromas aparte siempre he tenido claro que teniendo salud el resto con mayor o menor esfuerzo puede conseguirse y este libro es un claro ejemplo de la importancia de la salud pero si ese es aspecto es fundamental tener a una persona que te asesore correctamente y de forma en que uno se sienta a gusto recibiendo esos consejos y ahí es donde en un primer momento entra a escena la figura del médico de familia.

Vengo sin cita es una forma magnífica de conocer muchos aspectos de la medicina familiar que nos toca muy de cerca y que muchas veces no llegamos a ser conscientes de que nos rodea, una forma de conocer nuestra respuesta ante los síntomas de alguna enfermedad y una forma de aprender con mucho sentido del humor.
Pruébelo, este libro no necesita receta y no tiene contraindicaciones de esas raras que vienen en los prospectos.

“Vengo sin cita” es un libro donde un médico de familia llamado Teodoro Jarcia y que bien podría ser el alter ego de Fernando Fabiani, relata en clave de humor unas veces y pedagógica otras, rasgos de la vida de un galeno en su consulta de un centro de salud o ambulatorio cualquiera de nuestra geografía.

A través de sus anécdotas e historias sabremos que le llevo a elegir la carrera de medicina, sus años de estudiantes, su paso por el MIR y su punto de vista de ciertos temas desde su posición de privilegiado observador de su consulta, mostrando por medio de algunas explicaciones y ejemplos reales ocurridos a médicos y pacientes.

Las cosas pueden hacerse de muchas formas y hasta para hacer reir existen maneras y no siempre se da con la tecla adecuada. En este caso “Vengo sin cita” no es un libro de humor propiamente dicho sino que utiliza el humor para explicar temas que contados al natural no serían plato de buen gusto. Una obra donde la risa y la simpatía esta en todo momento presente sin abusar del recurso porque por todos es sabido que de todo se cansa uno en abundancia.

Comenzamos el libro con un prólogo del conocido humorista Manu Sánchez que va de menos al infinito donde nos hará cuerpo, mostrando el camino a las ideas generales que veremos a lo largo de toda la obra y que buscan la manera de hacernos comprender que la risa y la sonrisa son las mejores cartas de presentación para recordarnos que lo más importante en esta vida es la salud, que la risa es una medicina estupenda y como bien dice él “la vida es mejor con risas”.

“Descubrí que el cuerpo es un templo y hay que cuidarlo, que la juventud es un tesoro que se agota, que la salud es un regalo que nunca hay que dejar de agradecer, que estar bien es mucho mejor que estar mal” (página 17).

Momentos como este son los puntos fuertes de esta obra, una narración que consigue transportarte a la consulta de un médico de familia que te mira a los ojos y te aconseja “porque un médico de familia es un especialista, un especialista en personas” (página 56) y a nadie le gusta estar enfermo pero cuando pasamos por esos momentos nos gustaría que nos hablaran como lo hace Fernando Fabiani en su libro, con sentido del humor, siendo franco y razonando los conceptos porque esto no se trata de un tema que haya que tomarse a la ligera, que hablamos de salud. Ya lo dice el prólogo “Muchos médicos saben de medicina pero que importante es dar con uno que sepa darte vida” (página 17)

A lo largo de 28 capítulos que al final uno desearían fueran más, Fernando Fabiani conseguirá enseñarnos mediante anécdotas divertidas que en este mundo sanitario ocurre de todo, que muchas veces creemos que somos nosotros los que sabemos lo que necesitamos más que el propio médico, que el primer día de trabajo en la vida de uno se vive con ilusión pero con muchos nervios, que la sala de espera de un consultorio es una autentica fuente de inspiración para escritores, reposteros y buscadores de joyas de la sabiduría popular.

Llegaremos a entender que muchas veces que no nos receten un remedio o alguna prueba no es por ahorrar sino por prevenir cosas peores y sobre todo a reconocer las señales de cómo tiene que ser ese profesional de la medicina que esta para ayudarnos y que se convierte en nuestro médico para todo.

Complementan Vengo sin cita las ilustraciones que dan colorido y refuerzan el efecto visual de algunas situaciones por parte de Laura Santolaya y las frases de pacientes recogidas por un médico que las ha recopilado y publicado en las redes sociales bajo el nombre de @dijoelpaciente donde encontraremos autenticas joyas del saber y las expresiones populares.


Si el prólogo es sublime, el epílogo obra del autor es una joya de quilates que uno no debe perderse y que pone colofón a todo un libro que debe ser de interés general y que sabra sacarnos la sonrisa fácil en muchos momentos


Enlace: http://librosenelpetate.blog..
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