Las vírgenes suicidas

Creo que es el único libro que he terminado y he sentido la necesidad imperiosa de volver a empezar.

Es una brutalidad. Una pieza absorbente y tremendamente psicológica, que va más allá de los suicidios de las hermanas Lisbon.

Habla de la adolescencia, de las primeras veces, de la búsqueda de identidad, de los valores férreos que se pelean a esas edades, de los primeros amores, de esos veranos de baile y sudor. Habla de absorber el veneno materno, de no poder elegir, de la cobardía y de la valentía. de la vida y de la muerte.

Una maravilla tremenda.

SINOPSIS:
En menos de un año y medio, las cinco hermanas Lisbon, adolescentes de entre 13 y 17 años, se suicidaron. Los jovencitos del barrio habían estado siempre fascinados por esas inalcanzables jóvenes en flor, y las primeras muertes no hicieron sino ahondar el misterio sobre ellas. Veinte años después, esos mismos adolescentes, intentan desentrañar el enigma de aquellas lolitas muertas que siguen fascinándolos.

OPINIÓN:
Comencé esta historia allá en el mes de septiembre, una lectura que me atraía enormemente por las buenas valoraciones que había leído sobre ella, pero que para mí ha sido un pequeño fracaso. Tardé 2 meses en terminarla (siendo un libro de apenas 250 páginas) y fue tal el estado de apatía en el que me sumió que no encuentro el momento de enfrentarme a su reseña.

De hecho, tampoco considero justo hacer una reseña puramente subjetiva y sesgada por mi experiencia, porque si algo me ha demostrado esta lectura (una vez más) es que no todas las historias son para todo el mundo. Lo que a mí me ha llegado a aburrir, a ti te puede fascinar.

¿Tiene partes que he disfrutado? Por supuesto que sí. La premisa de la que parte la historia, sumamente intrigante y que alimenta nuestra curiosidad más morbosa, lleva al lector/a a cuestionarse qué motivaciones pueden llevar a 5 adolescentes, en plena flor de la vida, a poner fin a su existencia.

La historia está narrada desde el punto de vista de unos vecinillos, admiradores en la sombra de la hermanas Lisbon. Son ellos quienes nos describen a las jóvenes y su estilo de vida, a través de sus ojos conocemos las actitudes y normas moralistas de la madre, el estado de decadencia en que cae la familia tras los primeros suicidios y, también las reacciones que estos trágicos sucesos provocan en la comunidad. Pero es precisamente ese uso del “narrador testigo” el que me hace preguntarme, ¿cómo eran en realidad las hermanas Lisbon?

Del estilo narrativo cabe destacar que el autor tiene la brillante capacidad de decir muchas cosas sin decir, quizás ha sido esa crítica encubierta, ese uso mordaz de la ironía lo que más valoro de su narración, de la que se pueden desprender muchas lecturas.

Pese a mi mala experiencia, os invito a que olvidéis esta reseña y si la historia capta vuestra atención, conozcáis por vosotrxs mismxs a las hermanas Lisbon.

No sé ni cómo empezar a contarles todo lo que me pasó con Las Vírgenes Suicidas de Jeffrey Eugenides. La historia gira en torno a las 5 hermanas Lisbon, quienes van quitándose la vida en el transcurso de un año (no es spoiler, queda claro en el primer párrafo de la novela). En verdad, la novela es sobre la reacción de la comunidad, y en especial de un grupo de varones adolescentes (Eugenides magistralmente narra la novela en primera persona del plural) que observan incesantemente a las Lisbon y las construyen como sujetos desde las diferentes actitudes que van teniendo hacia ellas: el misterio, el deseo, la compasión, la aprehensión, la idolatría cuasi religiosa.
Lo que me pareció terrible es que las hermanas están toda la novela sujetas a la mirada de todos, pero nadie parece dispuesto a ayudarlas. Hay un infructuoso intento de los muchachos cuando ya es demasiado tarde, pero los adultos de la comunidad aparecen como seres indiferentes e inútiles a la hora de orientar a los jóvenes. Los padres de las Lisbon me resultaron irritantes al punto de querer golpearlos: una mezcla horrorosa de pacatería, represión gratuita e inutilidad absoluta. Quizás lo que más me pegó fue lo que ocurre con estas tragedias familiares que toman notoriedad pública: se dedican horas de TV y ríos de tinta a analizar por qué y cómo, y nadie se preocupa en pensar en cómo cuidar a las niñas y evitar que hechos así se repitan. Una gran novela que me va a dar qué pensar durante varios días.

Un libro que está relatado como una crónica que trata de recomponer una tragedia anunciada ya en el título de la novela, y que empieza con el intento de suicidio de Cecilia, la menor de las hermanas Lisbon, autora de esa cita tan bonita que es la respuesta que le da al médico cuando le dice que es muy joven para conocer los sinsabores de la vida: “Evidentemente, usted nunca ha sido una chica de 13 años”. Como si con esa razón bastase, como si la entrada en la juventud provocase suficiente dolor como para terminar con la vida.
La novela me recuerda “A sangre fría” donde también conocemos el resultado de antemano y vamos descubriendo los detalles a través de una crónica documentada. No obstante, no hay nada de frío en esta novela, al contrario. Está narrada a través de unos chicos del vecindario, que se dicen enamorados de las hermanas y tratan de desgranar los motivos de las chicas, pero que en realidad no saben nada de lo que ocurre en su interior, como esa casa, que se va abandonando como un barco a la deriva, la casa donde las chicas son encerradas por sus padres, y donde todos se hunden en una cotidianeidad lenta y aburrida, y en una historia sinsentido, en la que no se explica absolutamente nada.
Las chicas tenían tan poca vida que se les tenía que asignar una, desde la incipiente entrada en la adolescencia y la sexualidad.
Tal vez, no son las cinco hermanas las que mueren, sino un mundo sin certezas el que desaparece con ellas, un mundo decadente que se “empeña en ser constantemente feliz” alrededor del olor putrefacto del lago mientras las familias del vecindario continúan celebrando sus fiestas y jugando al paddle, como si la muerte no existiese.
Cecilia, al abrirse las venas y después consumar el suicidio tirándose por la ventana, deja escapar un virus que contagia a las hermanas y a todo lo que le rodea como una plaga. Igual que el olmo que el ayuntamiento ordenar cortar porque está infectado por un parásito y puede contagiar a los demás. al final, van cortando todos los árboles y no queda ni el de los Lisbon que las chicas logran salvar, pero solo por un tiempo porque está condenado de todas formas. Un mundo donde destacan esas moscas del pescado, que tras abandonar su estado larvario mueren en 24 horas sin haber tenido ni tiempo para comer.
Nos quedamos con esa sensación de historia no contada con narradores poco fiables que reúnen testimonios contradictorios, y en la que lo más destacable es la ambientación misteriosa, sensual y ese atractivo romántico hacia la muerte.
A las chicas del barrio que no se suicidan les espera la universidad, el marido, el cuidado de la prole y la infelicidad, como dice la obra. No sabemos si las hermanas pretendían escapar de eso, pero lo cierto es que ellas buscaron ayuda en las estampitas que dejaban en el buzón de uno de los chicos, en sus mensajes en código morse que ninguno descifró a tiempo.
Al entrar en la casa para descubrir los cadáveres, los chicos encuentran una casa detenida en el tiempo y consumida por el dolor de quiénes no supieron llevar la situación, al igual que el sabor que nos deja la lectura del libro.

Años 70. Un barrio residencial de Estados Unidos. La pequeña de la familia Lisbon se suicida con 13 años. Un año después, sus cuatro hermanas mayores también se suicidaron. Cecilia, Lux, Mary, Bonnie y Therese se habían criado “enclaustradas” por una madre católica ferviente y moralista que no dejaba que sus hijas salieran con chicos, y un padre, profesor de matemáticas dócil y benévolo, que aceptaba las estrictas normas de su mujer.

Veinte años después, los mismos adolescentes que vivían en el mismo barrio y acudían al mismo instituto que las Lisbon, y que funcionan como narrador a modo de coro de hombres maduros, intentan desentrañar el misterio que sigue rodeando a los suicidios múltiples de aquellas jóvenes. “La Vírgenes Suicidas” aborda uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad: el suicidio. El narrador colectivo logra que el lector se sienta uno más y descubra cómo eran las chicas poco a poco y a través de rumores que se sustentan sobre una brutal crítica a la agobiante clase media hipócrita de la época.

Esta novela te atrapa desde el primer momento y, durante su lectura, también nosotros queremos descubrir cuáles fueron las causas que hicieron que las hermanas Lisbon se cortaran las venas, se ahorcaran, metieran la cabeza en un horno o se asfixiaran, solas, en un garaje. Siempre solas.

Una historia dura, desconcertante y sin casi respuestas en la que la reflexión que nos queda es que las hermanas eligieron demostrar la única libertad que se les permite, puesto que no pueden prohibirles esto: acabar con sus propias vidas.
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Llevaba ya tiempo queriendo leer este libro y debo decir que me gustó la forma en que está narrado, como describen a cada una de las hermanas y aspectos peculiares de ellas. Aunque un poco extraño, te deja preguntando que es lo que realmente paso connlas hermanas, que tipo de vida llevaban o que tanto culpabilidad tenían o no los padres de ellas, te deja con un incógnito muy grande.

En un verano de la Norteamérica de los años 70 las cinco hermanas Lisbon se quitan la vida ante la atónita mirada de sus vecinos. Esta es la historia, contada por uno de los chicos que entonces estaba secretamente enamorado de una de ellas, de los días en los que acontecieron estos hechos y que marcaron a todos aquellos que lo vivieron tan cerca y a la vez tan lejos.
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Lo primero decir que estamos ante una historia dura pero tremendamente atractiva. Sin olvidar que nos encontramos con el tema del suicidio entre adolescentes, la forma que el autor tiene de narrarnos la vida de las hermanas Lisbon resulta tan atrayente que hace que siempre necesites saber más, incluso los detalles más sordidos. A través de sus jóvenes vecinos, y con una narración en primera persona del plural, vamos a ir conociendo a estas hermanas y cómo era su vida en esos días previos a la tragedia. Conoceremos a la hermana pequeña, Cecilia, la primera en suicidarse y la que parece que abre el camino a las demás. ¿ Razones? En realidad no quedan muy claras. Sólo sabemos que viven sujetas a las normas férreas que les imponen unos padres estrictos y religiosos. El resto supongo que lo hace el hecho de estar en plena adolescencia con toda la complejidad que ello conlleva.
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Creo que es una de las mejores novelas que he leído últimamente desde el punto de vista narrativo. Está muy bien escrita y describe muy bien ese momento en la historia norteamericana. Las vidas y los anhelos de estas jóvenes se nos presentan siempre en la voz de unos narradores que las veían como algo inalcanzable, casi mítico, y ese halo de misterio envuelve toda la historia y la convierte en algo apasionante, a pesar de su duro trasfondo. El lector se convierte en un observador ajeno a los hechos, como un simple mirón que ve cómo se acerca la tragedia pero sabe que no puede hacer nada. Y se deja llevar por esa belleza decadente de lo que ha brillado en algún momento pero ya está perdiendo su luz y acabará por ser consumido por el olvido.

RESEÑA ANTIGUA

⭐2⭐

NO me ha gustado nada, ni mientras lo leía ni ahora ya, por fin, acabado. El primer capítulo me enganchó. Llamadme morbosa si queréis pero pensé que iba a retratar lo que les pasa a las chicas de la historia.
Pero el segundo y tercer capítulo que dura más de la mitad del libro es paja pura. Habla con diferentes personajes que no aportan nada a la trama sobre las protagonistas, como creen ellos que eran o sobre lo que pensaban o actuaban, que son todo conjeturas porque estamos hablando de un poblado americano en los años 70 que es todo apariencia y religión. Algo que me da toda la pereza.
El tema del suicidio en esta época ( y aún en día también para que nos vamos a engañar ) es tabú y lo disfrazan de accidente cuando se ve en la novela que las chavala son infelices, la situación familiar es tan cringe que es normal lo que les pasa.
La narración además de ser lenta, aporta datos o anécdotas que en si a la historia y personalmente no me interesaban. Yo creo que sí este libro lo hubiera leído con 20 años me hubiera gustado. Porque es mucho de niños en el instituto. Además pensé que sería más tipo thriller, y para nada, es más una crítica o visión de la sociedad en los 70 y como lleva la gente el tema del suicidio... Puede ser que tenía otras expectativas
Además es un libro que ha envejecido mal, hace alusiones y comentarios que crispan, ¿Debería ponerlo en el contexto social de su momento? Puede, pero aagh mucho coraje a veces. Sobre todo en la división de género , los hombres son muy hombres y las mujeres, ya sabemos cómo son.... Real.
Voy a ver la película, suelen decir que los libros son mejores que las peliculas, pero le voy a dar una oportunidad. Igual la película es capaz de visualizar las 200 páginas de metralla que tiene este libro.

«Como si los hijos fueran personas extrañas con las que uno acepta vivir»
 
La novela comienza con el suicidio de Cecilia (13 años) que se arroja por la ventana y muere en el acto. ¿Qué pasa por la mente de un adolescente para terminar con su vida de una forma tan horrible?
El resto de las hermanas Lisbon, Theresa (17 años), Mary (16 años), Bonnie (15 años), Lux (14 años), han dejado de gozar de la vida, o eso nos imaginamos porque su historia se cuenta veinte años después y con los recuerdos de aquellos adolescentes que bebieron las aguas por ellas. ¿Qué había detrás de esa idealización masculina por las hermanas Lisbon? El misterio que las envuelve desborda su imaginación y sus emociones, la tendencia al enamoramiento. «Las hermanas Lisbon eran mujeres confinadas en un espacio exiguo», no se parecían a ninguna otra chica, además tenían una desgracia en su haber, una hermana que se suicidó, ¿por qué? Un misterio del que no se habla en los tres meses siguientes. Maquillarse, prohibido, bailar, prohibido, ropa sexy, prohibido. Sus padres son puritanos, religiosos y represivos «ni sombra de pintura en la cara». Esto aumenta el morbo por saber qué sucede dentro de esa casa, ¿cómo viven las hermanas? En toda la novela no son tratadas como personas, con su identidad, son meros objetos para unos y para otros.
                Nos las describen abúlicas, desganadas, con tareas rutinarias que son pérdidas de tiempo, como la escena descrita por Trip en la sala de estar. No debemos de olvidar en ningún momento que el foco está en la memoria de aquellos jóvenes adolescentes, en un momento importante de la revolución hormonal. Las hermanas no parecen interesadas por nada, muestras una clara ausencia de motivación, su único refugio la música estridente, motivo, la muerte de Cecilia. Creo sinceramente que hubiesen superado ese periodo de adaptación tras la muerte de la pequeña, hubiese sido un periodo más o menos largo, pero esa patología del vacío la hubieran superado, mejor o peor, la madre lo intenta, sigue los consejos del doctor, suaviza las normas, les da esas válvulas de escape social. Pero…, el interés morboso de esos jóvenes en la vida de las hermanas, la rumorología que surgió, típica de la edad, acentuada por dos factores más, el artículo reviviendo meses después la muerte de Cecilia, que la convirtieran en una visionaria de la depresión que llegaría al barrio, y la figura de Trip, Lux el trofeo, la romanización llevada al límite, precipitan el desenlace. La angustia se alarga, el conflicto interior se acentúa y surge la desconexión social e interpersonal en las hermanas.
¿Por qué se suicidó Cecilia? No se sentía comprendida, era un ser sensible. Hay un punto en la narración donde el doctor le dice que no sabe lo mala que es la vida, ella le contesta que él desconoce lo que siente una chica de trece años.
Una novela con personajes potentes y un tema muy interesante, la melancolía de los adolescentes. La patología del vacío.

En mi eterna lista de pendientes llevaba mucho tiempo Las vírgenes suicidas, de Jeffrey Eugenides. Leí por aquí unas cuantas reseñas en los últimos meses y viendo el entusiasmo de todas llegó su turno por fin.

En Las vírgenes suicidas descubriremos la vida de cinco jóvenes hermanas que, como el título indica, no tendrán un buen final. Una novela que nos habla de familia, amistad y adolescencia, que en pocas páginas y con un inicio más que prometedor nos va a llevar por la historia con ganas de descubrir todo lo que pasa en torno a esta familia.

Tengo que decir que me gustó bastante su inicio y su parte final, pero me "sobró" gran parte de su parte central. Más que sobró diría que me interesaban mucho más los sucesos importantes que lo complementario, que obviamente también es necesario para entender el resto de los hechos, pero reconozco que se me hizo incluso pesado en ciertos momentos.

En este caso me han jugado una mala pasada las altas expectativas que llevaba con esta historia. No puedo decir que sea una mala novela ni mucho menos, ni que no me haya gustado, porque sí lo ha hecho a rasgos generales, pero sí que es verdad que no he visto la obra maestra que muchos lectores han visto en ella. Me da pena porque daba casi por hecho que me iba a encantar y no ha sido así.

Una buena historia pero de la que esperaba algo más dadas las expectativas.

Tenía en el punto de mira Middlesex también pero visto el pequeño patinazo con esta y la extensión de la otra, no sé si lo leeré en un futuro.