Donde no haya niebla

Cuando nos enteramos de que Beatriz Esteban iba a publicar Donde no haya niebla no hemos dudado en hacernos con él, sobre todo con el precedente de Aunque llueva fuego, libro que nos encantó. 


Aquí nos encontramos con Nessa, una joven llena de magia, aunque ella no sepa cómo sacar beneficio de ella o, siquiera, como controlarla. Pronto se encuentra una noche con su amigo Roy y deciden escaparse juntos a Haney, una ciudad que no aparece en los mapas. 


Ambos personajes tienen mucho trasfondo, están muy bien construidos y evolucionan a lo largo de la trama, la cual puede llegar a dejarnos con el corazón en un puño ya que cuenta una historia con mucho sentimiento, con mucho poder de llegar a lo más hondo del lector y conseguir una gran conexión entre el lector y los protagonistas. 


En esta historia nos encontramos con bastantes personajes secundarios, los cuales preferimos mantener ocultos por su gran influencia en el desarrollo y desenlace de esta novela. 


Está ambientada en la ruta 66 en los años 80, y recrea un contexto histórico que, aunque en la realidad ocurrió varios años antes, eso no afecta en absoluto en el desarrollo de los acontecimientos y en la atmósfera creada para los lectores. 


La capacidad de Beatriz para mezclar la fantasía con la realidad, con situaciones que realmente pasaron y/o le pueden pasar a cualquiera, consiguen que nos hayamos enganchado a esta joven autora y que tengamos aún más ganas de leer la única novela suya que nos queda por leer: Seré frágil.


En definitiva, os animamos a conocer a esta joven autora, graduada en psicología, que nos hará reflexionar mucho sobre diferentes situaciones que algunos han vivido de cerca, o conocen algún caso.