La librera y el ladrón

La primera novela de Oliver Espinosa, “La librera y el ladrón” tiene todos los elementos para atraer a los amantes de los libros: librerías con encanto, anticuarios sin escrúpulos, un manuscrito medieval del "Inferno" de Dante. A mi me sedujó eso último. Me encanta el “Inferno” de Dante (confieso que mucho más que el “Purgatorio” y el “Paraíso”) y al leer la sinopsis supe que tenía que leerme esta novela.





Nos encontramos con tres personajes importantes para la historia: Laura, la dueña de una pequeña librería anticuaría en apuros; Pol, el ladrón de los manuscritos valiosos y Marcos, un anciano bibliófilo y... bibliocleptomaníaco. Pero para contar la historia de esos tres, Espinosa despliega ante nuestros ojos todo un mundo del mercado negro de libros, turbios asuntos en los que se ven implicados también muchos libreros famosos y coleccionistas. Aquí la diferencia entre la verdadera pasión por los preciosos volúmenes y la obsesión por conseguirlos es muy fina. Nos encontramos con muchos términos profesionales del mundo de los anticuarios, todos introducidos en la trama de manera muy natural. Seguramente en esa facilidad de explicar las cosas influyó la experiencia propia del autor: leí que ejerciendo de abogado tuvo un caso de robo de libros y entrevistó a gente implicada en este tipo de asuntos. Sin duda le dio muy buen provecho a esos conocimientos.


Hablando ya de la propia trama, es un libro muy ágil, pensado para una lectura rápida. Los personajes principales están bien dibujados, tiene varios matices y los secundarios siguen modelos que se suele ver en este tipo novelas de intriga. Los acontecimientos están pensados, como en un buen thriller, para sorprender, mantener la tensión, crear dudas, pero a la vez se puede entrever lo que hay detrás. Eso, para los lectores acostumbrados a este tipo de novela, les da la posibilidad de especular y , quizás, adivinar el final.


Lo que más me gustó es sin duda la ambientación. Curiosamente, no me refiero a las ciudades, como Madrid, Florencia o Nueva York, que también son maravillosas, sino a las descripciones de los libros, estanterías, bibliotecas... Leer sobre la encuadernación o el papel de los manuscritos me proporcionó un placer tremendo. La historia, en comparación con esta sensación, aun siendo un thriller bien hilado, ha sido secundaria en mi opinión. Lo que estoy intentando decir es que en este libro hay elementos que gustarán a distintos tipos de lectores. Hay mucho en que centrarse, mucho que disfrutar. Me parece una novela perfecta para un día en la playa o un viaje en tren, lo bastante ligera para leerla en un ambiente que no ayude a la concentración pero con toques algo más interesantes que en un thriller tradicional. O para esperar en una cola para visitar una famosa biblioteca... aunque, quizás, este año no sea lo más indicado.


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