Todo comienza con un romance que nace entre dos jóvenes de forma espontánea y casual en un tren, alimentado por la complicidad de ambos. En esos momentos no son conscientes de las dificultades que habrán de afrontar, ya que la joven se dirige con su abuela a Valdecruces (nombre imaginario ubicado en un punto de la Maragatería), lugar perdido en el interior de una región arisca y dura. Allí su familia paterna (su padre ha tenido que emigrar también, de la misma manera que muchos varones) la acoge con la esperanza de que su llegada sea la solución a la ruina que les aprisiona. Se ha apalabrado la boda de Mariflor (Florinda en el pueblo para acomodar el nombre al uso más llano del lugar) con un primo acomodado afincado en Valladolid y con posibles para subsanar los males de toda la familia. Este triángulo amoroso y de intereses cruzados finalmente servirá para que la autora recree las extremas condiciones de un recóndito lugar donde los hombres emigran o marchan a otros lugares a buscar el sustento con el que sacar adelante a la familia, aunque para eso sea preciso poner distancia por medio y espaciar los eventuales regresos. Adquiere especial notoriedad el papel de las mujeres como mantenedoras de la hacienda y encargadas de realizar todas las duras faenas del campo, el cuidado de los animales, además de las propias del hogar y el cuidado del resto de los integrantes de la familia. Concha Espina hace uso de un rico y variado lenguaje, además de recrear costumbres y tradiciones de la zona, haciendo uso de palabras o frases usadas en la región. Cómo dato curioso, señalar que estuvo propuesta para el Nobel de Literatura hasta en tres ocasiones y que en 1927 estuvo a un voto de conseguirlo. + Leer más |
Tras la publicación de «Paco Damas canta a Las Sinsombrero», que recopila con poesía cantada a ocho mujeres de la Generación del 27, Las Sinsombrero, el artista regresa ahora con «Invisibles. Las Sinsombrero 2». En esta ocasión, amplía la nómina de autoras que nunca habían sido cantadas: Zenobia Camprubí, Carmen de Burgos, María Lejárraga, Pilar de Valderrama, Manuela López, Sagrario Torres y Concha Espina, y vuelve a poner música a María Zambrano, Concha Méndez y María Teresa León, además de abrir el abanico a autoras latinoamericanas nunca antes cantadas, como Concha Zardoya y Rosario Castellanos.
Damas recupera, a través de sus composiciones musicales, la memoria de mujeres modernas, emprendedoras, valientes que se quitaron el corsé intelectual que las relegaba al papel de esposas y madres, y participaron sin complejos en la vida intelectual española en los años veinte y treinta. Mujeres libres y rompedoras, apasionadas y apasionantes, que se anticiparon e hicieron posible a las mujeres de hoy.
Suscríbete a nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/InstitutoCervantesVideos?sub_confirmation=1