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Tal y como ocurriera con los caballeros templarios los Tercios batallaron por la sangrienta Europa durante dos siglos. Los primeros fueron hombres medievales, brutos, nobles, fanáticos y poderosos. Quienes nos ocupan, pobres como ratas pero con el "refinamiento" que nos trajo el renacimiento. Los Tercios fueron el primer ejército profesional español de la historia. Poseían un código ético muy particular por el cual se amotinaban cuando el sueldo se retrasaba un poquito ( entre 18 y 24 meses de media) pero disolviendo de inmediato sus actos subversivos cuando el enemigo atacaba. Una vez eliminada la amenaza volvían ordenadamente a sus antiguas reclamaciones salariales. Fue Gonzalo Fernández de Córdoba quien empezó a fraguar una fuerza militar nacional e itinerante que vino a suplir las carencias de movilidad y número de soldados que hasta la fecha dependía de la voluntad de los nobles, con el poder que esto les otorgaba. Un ejército regular y entrenado para una nueva forma de guerrear, donde la artillería comenzaba a dar sus primeros cañonazos y las pistolas a matar. José Javier Esparza fiel a su genial estilo divulgativo nos deleita con un ensayo lleno de épica y batallas. Los amantes de las grandes batallas, sus datos, estrategias y como se llegó a ellas están de enhorabuena pues estas están perfectamente documentadas y descritas. No se deja una. de la Italia de las católicas majestades a la Flandes de Los Austrias viajaremos a través del tiempo como si estuviéramos presentes por: Ceriñola, Pavía, Mühlberg, San Quintín, Gravelinas, Rescate en Malta, Jemmingen, Lepanto, Cagayán (me encanta el nombre) Breda o Rocroi...la lista es inmensa. El texto incluye un extenso capítulo que habla de como estaba jerarquizado cada regimiento, sus roles y sus salarios. También podemos disfrutar, aunque más brevemente de la figura que ocupaba la mujer dentro del cuerpo militar. Desgraciadamente fue el que fue, es decir, se diferenciaban entre privadas y públicas, siendo las primeras las esposas o amantes fijas de la soldadesca y las segundas, aquellas que tristemente veían en el comercio de su cuerpo, la única opción de alimentación. Sé que el papel es poco honroso, pero prefiero que los autores reflejen realidades históricas que falsas heroínas. La poesía está muy presente en toda la obra y es que gentes como Calderón, Cervantes o Lope fueron Tercios. Una extraña forma de compensar virtuosismo y muerte, de la que no me quejo. Al contrario, se disfruta y agradece. No es un ensayo largo. Sus apenas 330 páginas están sazonadas de anécdotas y el característico buen humor del autor valenciano. Una obra que muestra una diminuta porción de la historia de España, pero que sin duda fue la de mayor gloria militar de nuestro país. Los amantes de las batallas engordaran mínimo 5 kilos pues es chocolate puro. Habrá que leer lechuga ahora. |
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