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Divina condena relata la historia de Adonis y Elsa, a quienes conocimos en Castigo divino pero, a diferencia de lo que ocurría con su predecesora, en esta segunda novela me costó más engancharme con los personajes porque Elsa, en la primera parte del libro, se comportaba de un modo que… no me caía bien. Sin embargo, eso no me desanimó, así que continué leyendo y me alegro de haberlo hecho porque todo tenía su explicación. Elsa no es, ni por asomo, la clase de chica que aparenta en un principio y, a medida que se desarrolla la trama, la conocemos de verdad y comprendemos -al menos, en parte- su modo de ser. Por ese motivo, me gustó mucho más la segunda mitad de Divina condena que la primera aunque, si le dais a la autora la oportunidad de explicar y descubrir el porqué de tan extraña y a veces exagerada actitud de su protagonista, el resultado os sorprenderá y creo que os gustará tanto como a mí. |
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