Las cuestiones de elegancia eran memeces de ricos. Nosotros comíamos bien y barato, y bebíamos bien y barato, y juntos dormíamos bien y con calor, y nos queríamos.
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Las cuestiones de elegancia eran memeces de ricos. Nosotros comíamos bien y barato, y bebíamos bien y barato, y juntos dormíamos bien y con calor, y nos queríamos.
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Eres mía y todo París es mío y yo soy de este cuaderno y de este lápiz
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Podía elegir entre varias calles para bajar por la tarde hasta el jardín del Luxemburgo, y paseaba por el jardín y entraba en el museo del Luxemburgo, donde estaban las grandes pinturas que luego trasladaron al Louvre y al Jeu de Paume. Iba casi cada día por los Cézanne, y por ver los cuadros de Manet y Monet y los demás impresionistas con los que tuve un primer contacto en el Art Institute de Chicago.
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al son de su flauta, y la mujer que vivía en el piso encima del nuestro bajaba a la calle con un gran jarro. El cabrero escogía una de sus cabras negras, de ubres pesadas, y la ordeñaba en el jarro, mientras el perro arrimaba las demás cabras a la acera. Las cabras miraban a su alrededor, torciendo el cuello como turistas en un panorama nuevo
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Sentía la soledad de muerte que llega al cabo de cada día de la vida que uno ha desperdiciado.
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Su cara de muchacho no se sabía si iba para guapa o se quedaba en graciosa.
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Su talento era tan natural como el dibujo que forma el polvillo en un ala de una mariposa. Hubo un tiempo en el que él no se entendía a sí mismo como no se entiende la mariposa, y no se daba cuenta cuando su talento estaba magullado o estropeado. Más tarde tomo conciencia de sus vulnerabilidades alas y de cómo estaban hechas, y aprendió a pensar, pero no supo ya volar, porque había perdido el amor al vuelo y no sabía hacer más que recordar los tiempos en que volaba sin esfuerzo.
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Dicen que las simientes de todo lo que hacemos esta en todos nosotros, pero a mí me parece que en los que bromean con la vida las simientes están cubiertas con mejor tierra y abono.
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Pero entonces ya había descubierto que todo, lo bueno y lo malo, deja un vacío cuando se interrumpe. Pero si se trata de algo malo, el vacío va llenándose por sí solo. Mientras que el vacío de algo bueno solo puede llenarse descubriendo algo mejor.
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Pero Paris era una muy vieja ciudad y nosotros éramos jóvenes, y allí nada era sencillo, ni siquiera el ser pobre, ni el dinero ganado de pronto, ni la luz de la luna, ni el bien ni el mal, ni la respiración de una persona tendida a mi lado bajo la luz de la luna.
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La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto de terror y romanticismo, se desarrolla en los alrededores de...