La ocupación

"Cuando una obsesión ocupa tu mente, es difícil desalojarla" frases como esas están por todo el relato. Otra vez Ernaux se muestra al rojo vivo, descarnada, sincera.
Escrita en primera persona y una vez más; autobiográfica obra. Psicopática e intimista como solo Ernaux sabe hacerlo.
Los celos, el deseo, las pasiones, ideas fijas torturando su mente: de eso va este libro. Otra vez corto, potente y honesto! La dama más analítica de la literatura diría yo. Ya entiendo su Nobel. La mente es para ella un territorio dominado por sus letras, la entiende, la analiza y luego te la explica en modo literatura. Sin ropa, sin tapujo, hierro caliente, bofetada inesperada, verdadera, buena, muy buena.
Como historia, diría yo que es una común, otra cualquiera, pero he ahí la magia: como haces de lo común algo interesante y bien escrito. En eso radica la obra de Ernaux. Convirtió sus dolencias y vivencias en arte, las puso a la mano del escrutinio y ni le importó, y encima ¡OH SORPRESA! se ganó un Nobel, jajajaja.

"He querido escribir como si tuviera que estar ausente cuando se publicara el texto. Escribir como si tuviera que morir y ya no hubiera jueces." Te creo Annie! La honradez, aunque venga cargada de cosas que sean mejor no decir o no saber, es anterior y superior a la hipocresía.
Brindo por eso.

Y en su más sórdido afán de seguir explicándose los vericuetos de la mente (o explicándonos) te topas con una frase tan escandalosa como esta:"...la ley que exige que se castigue a un asesino, una ley fruto de la razón y de la necesidad de vivir en sociedad pero que choca con otra, visceral: querer suprimir a aquel o aquella que haya invadido el cuerpo y la mente de uno.” En fin, a Annie Ernaux se le podría reseñar solo usando sus frases. Esta señora es sencillamente DESAFIANTE.

Empezaré por el tirón de orejas a la editorial: dadas las pocas páginas de esta novela y de «El hombre joven», escrita veinte años después y que, supongo, tratan del mismo hombre, bien podrían haber publicado un volumen conjunto que nos evitara la sensación de estafa.

“Estaba en ambos sentidos de la palabra ocupada”

No obstante, quiero dejar claro que no me quejo de la brevedad del relato. Pese a su limitada extensión, la novela abarca todo lo que concierne al caso, y la prolongación, quizás, no hubiera sido otra cosa que repetir o remarcar innecesariamente lo ya bien dicho. Bien es cierto que tampoco hubiera hecho ascos a unas cuantas páginas más en las que seguir deleitándome con la descripción de su dolor y de las reflexiones a la que ese dolor la lleva, tal es el morbo que me provoca su impudor.

“He querido escribir como si tuviera que estar ausente cuando se publicara el texto. Escribir como si tuviera que morir y ya no hubiera jueces. Aunque sea una ilusión, quizá, creer que el advenimiento de la verdad dependa solo de la muerte”

No es esta, la primera frase de la novela, la única con la que Ernaux intenta justificar su llamativo striptease sentimental, algo que con la autora viene siendo ya un lugar común. Quizás también a ella le produzca cierto morbo abrirse de esta forma, reconocer tan crudamente los enfermizos celos que en ella surgieron al enterarse de que su examante, bastante más joven que ella y al que ella misma dejó, salía con otra mujer, una mujer, para más inri, también bastante mayor que él.

“Lo más extraordinario de los celos es que se puebla una ciudad, el mundo, con un ser al que no se conoce de nada.”

He leído por ahí que esta novela es como un hijo menor de «Pura pasión». No estoy de acuerdo. Aquí no hay pasión ni amor que valga, aquí se trata de otro tema, otro tema mayor: la posesión, el sufrimiento que supone dejar de poseer aquello que se considera propio casi por derecho natural.

“A veces vislumbraba que, si me hubiera dicho bruscamente «la dejo y vuelvo contigo», una vez pasado el primer minuto de felicidad absoluta…me habría preguntado por qué había querido conseguir aquello.”

De hecho, ese sufrimiento es, en cierta manera, tan ajeno a la persona que lo provoca que se tiene la sensación de que en cualquier momento se podría terminar con él mediante un simple acto de voluntad.

“En ciertos momentos, cada vez más frecuentes, creía fugazmente que podría terminar con esa ocupación, romper el maleficio tan fácilmente como pasar de una habitación a otra…”

Siendo todo esto ya ciertamente perturbador, todavía falta la guinda del pastel: inseparable del dolor que ella sentía había una fuerza, cierta voluptuosidad por ese tormento. Tanto es así, que prefería vivir aquello a otros “momentos tranquilos y fructíferos” de su vida, su dolor “hacía que el mundo adquiriera un sentido”.

“Esa mujer me llenaba la cabeza, el pecho y el vientre, me acompañaba a todas partes, dictaba mis emociones. al mismo tiempo, aquella presencia ininterrumpida me llevaba a vivir intensamente. Me provocaba sacudidas internas que nunca antes había conocido, desplegaba en mí una energía, una inventiva de la que jamás me habría creído capaz, me mantenía en una actividad febril y constante.”


P.S. No quiero terminar mi comentario sin hacer mención de un párrafo que muestra lo mucho que ha cambiado en estos últimos años la percepción que se tiene de la violencia pasional. Estoy seguro de que hoy en día se hubiera llevado más de una crítica por ello.

“Entendía por fin la benevolencia de los tribunales para con los llamados crímenes pasionales, su reticencia a aplicar la ley que exige que se castigue a un asesino, una ley fruto de la razón y de la necesidad de vivir en sociedad pero que choca con otra, visceral: querer suprimir a aquel o aquella que haya invadido el cuerpo y la mente de uno.”

Una ocupación es la acción y el efecto de instalarse en algún lugar y ejercer un cierto dominio y control sobre ese territorio. Una ocupación también es aquello que nos mantiene afanados en alguna tarea, tener una finalidad determinada ¿de qué te ocupas? ¿qué ocupas? ¿quién te ocupa? En un determinado período de su vida, Annie Ernaux utiliza la etiqueta "la Ocupación" para definir un panorama obsesivo mental y emocional de celos. La otra persona, que presuntamente "ha ocupado" su antiguo lugar en la vida de quien ama, deviene su principal ocupación además de haberla ocupado completamente.

La Otra se convierte en un agujero negro, un centro de gravedad infinito que absorbe toda la materia que rodea a quien sufre el eterno interrogante del fin o la transformación del deseo de la persona que se ama. Deseamos el deseo del otro. Y cuando este se rompe o toma otras formas o dirige su intensidad hacia una persona distinta, caminamos entre erráticas preguntas que colonizan nuestro cuerpo. La persona de la que sentimos celos deviene un enigma que resolver y ese enigma toma el control absoluto de nuestro cuerpo.

La escritura de Annie Ernaux supone un deletreo de cada centímetro de su cuerpo que ha sido ocupado por la Otra. Hay un angustiante pero catártico detallismo en las crudas líneas de Ernaux. La escritura, nos dice, son los celos de lo real y, con esta peripecia lingüística, que ve un origen común en los celos y en la escritura, nos arroja a un entramado afectivo en que toda palabra del ser amado, toda anécdota cotidiana, pasado, presente y futuro se confabulan alrededor de una identidad desconocida que no cesamos de indagar aun sabiendo el sufrimiento que acarrea cualquier descubrimiento. Todo está llamado a subrayar tu inferioridad. Que no os confunda su extensión, este libro de 84 páginas en la edición de @cabaretvoltaire que devoraréis en un rato tiene la capacidad de condensar un sufrimiento de siglos. Leed a Annie Ernaux.

La escritora francesa Annie Ernaux preludia “la ocupación” con un modo directo y tajante acerca de los celos, esos celos que se vuelven obsesivos e impiden ser uno mismo.
Annie lanza sus letras como dardos a una diana, ímpetu y fuerza clavándose justo donde deben, en las emociones del lector.
Así transmite la autora una breve crónica sin tapujos, dejando al descubierto ese sentimiento de malestar que ocasionan los celos.
El miedo a perder a la persona amada o actos de posesión hacia la pareja, conllevan que los pensamientos se encierren en un envase lacerante y opaco donde la salida puede ser bastante intrincada.

“Los celos son siempre el instrumento certero que destruye la libertad interior y elimina en la compañía toda la felicidad posible.”

Está claro que el 2022 fue el año de Annie Ernaux. Tras ganar el Premio Nobel de literatura, sus libros estaban por todas partes por lo que, cuando me encontré con este disponible en Ebiblio, decidí cogerlo y conocer de primera mano los escritos de la autora.
Y he de reconocer que no ha sido para mí y menos mal que es un libro corto( menos de 100 páginas) y que se lee en una tarde porque sino seguramente lo habría dejado😳
Estamos ante un historia marcada por los celos y la obsesión de la protagonista con la mujer que ahora convive con su ex pareja . de tintes autobiográficos y contada de una forma directa y descarnada, sólo puedo decir que a mí no ha conseguido llegarme la narración así que , de momento, dejo a la autora en el rincón de pensar y ya veremos si la rescato de ahí.