Elogio de la locura

Erasmo de Rotterdam decía “Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida”, que mejor lema de vida que este.

El Elogio de la locura publicado por primera vez en 1511, fue escrito por Erasmo durante una estancia en Inglaterra en la casa de su querido amigo Thomas More. En esta obra la locura toma forma de diosa, como ella misma dice, es hija del dios Plutón y de la Juventud (Hebe).

La locura empieza a hablar y alaba sus bondades, su presencia en el día a día de cada uno de nosotros, desde que nacemos y somos niños hasta que envejecemos y morimos. Erasmo muy sabio y nada loco, realiza un viaje por la condición humana para señalar como sin un poco de locura algunas situaciones serían insoportables. Este Elogio contrapone las bondades de la locura contra los sinsabores que la razón y la sabiduría generan en el género humano.

La locura, realiza una crítica de los comerciantes, los poetas, los filósofos, los teólogos, los monjes, los reyes, los príncipes, los cardenales, los obispos, los sumos pontífices,…criticando especialmente a estos últimos su apego a la espada en vez de a la caridad, una de las tres virtudes teologales del Cristianismo.

Erasmo, perdón, la locura, realiza un repaso a prácticas llevadas por la Iglesia Católica que, según su crítica, se había alejado de las enseñanzas de Jesucristo, y estaba plagado de supersticiones y corrupciones que el clero en vez de eliminar para volver a los verdaderos principios cristianos, alimentaba y fomentaba.

Algunas obras de Erasmo, entre ellas este Elogio de la locura, y las críticas que éstas recogían, sirvieron de base a la reforma protestante llevada a cabo por Lutero que rompió con el papa de Roma y el catolicismo -aunque el Genio de Rotterdam nunca se inclinó por ningún de los dos bandos-. Erasmo, como el gran humanista que era, en vez de tomar parte en contiendas religiosas, se centró en fomentar la libertad de pensamiento.


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