La hermana menor

“La hermana menor” es un libro de la escritora argentina Mariana Enríquez, publicado en 2018 por Editorial Anagrama. Y como alude el título, hablará de la menor de las Ocampo, Silvina, quien conforma una de las voces más importantes e increíbles de la literatura Argentina.
El libro recorre a través de cada una de sus páginas los interrogantes, y los mitos, que se han formado alrededor de esta autora: ¿Cómo fue su infancia? la relación con sus padres y con sus hermanas, especialmente con Victoria; su inclinación hacia la pintura, y posteriormente hacia la literatura, que la acompañará durante toda su vida; su relación con su esposo Adolfo Bioy Casares, y con la hija de ambos, Marta; sus amistades, donde por supuesto aparecerá Jorge Luis Borges, así como otras notables figuras con las que ha mantenido una gran amistad; sus presuntos romances, por ejemplo, con la escritora Alejandra Pizarnik o con la madre del propio Bioy; así como otros datos sobre su vida, que resultan tan misteriosos y maravillosos como ella misma lo ha sido.
En su libro Mariana Enríquez utiliza diferentes fuentes (testimonios, documentos, entrevistas, libros) y nos deja entrever, mientras traza un retrato exquisito, todas las respuestas posibles a esas incógnitas que Silvina ha dejado, y sobre las cuales, probablemente, nunca sabremos cuál es su respuesta correcta.
Así, los títulos de los capítulos que conforman el libro, como por ejemplo, “Yo quiero que me quieran”, “una condena y un placer” y “lo perverso se le notaba”, nos proporcionarán huellas sobre lo que irán desarrollando, y formarán en nuestra mente una imagen de cómo fue Silvina: seductora infinita, intuitiva, apasionada, cruel, entre otros adjetivos; sin embargo, la frase que mejor la define, es aquella que utiliza Enriquez al comenzar el relato: “Silvina es secreta”.
Es secreta, posiblemente, porque ha vivido en la sombra durante toda su vida (motivo de las fuertes figuras que la han acompañado, o tal vez por elección propia), y aún después de 25 años de su fallecimiento, esta sombra sigue acompañando a su cuerpo enterrado en el cementerio de la Recoleta, en la urna familiar de los Ocampo, donde aparece inscripto el nombre de dos de sus hermanas -Angélica y Victoria- pero como finaliza Enríquez:

“No hay –todavía- nada que mencione a la hermana menor”.

Considero que el mejor homenaje que podemos hacer a esta gran mujer es mantener viva su obra y su esencia, a través de la lectura de sus grandes cuentos, poemas, y novelas.
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