Chicos que vuelven

Mariana Enriquez teje con gran habilidad una novela corta que juega a dos bandas. El terror o suspense y la crítica social.

Niños desaparecidos por múltiples causas. Secuestrados, maltratados, asesinados o explotados sexualmente ante la ambigüedad y pasividad gubernamental e incluso policial y una sociedad que ante el indecente número de casos, lo normaliza.

Inacabables archivos repletos de carpetas de mayor o menor grosor que son solo eso, polvo y documentos.
La costumbre es la llave del olvido.

Pero la autora los hace regresar en el mismo estado en que desaparecieron conjugando el sustantivo terror con tres sentimientos: Miedo, rechazo y vergüenza.

Con sencilla prosa y lenguaje común la Argentina reivindica sin queja, pero inyectando al lector un reactivo cuanto menos al espanto,

La creativa fórmula funciona. Bajo la máscara del misterio argumental Enriquez trafica con tu conciencia despertando a la durmiente consciencia, casi siempre ignorante o de espaldas a la realidad.

A veces de forma sutil, otras cristalinas como agua de manantial, la denuncia no se verbaliza sino que navega por el ancho mar de su escrito.

Aunque pueda parecer lo contrario el final es intencionado y acertado.
Es la primera vez que siento que un desenlace abierto es el más justo cierre.

Primera incursión en la obra de la autora que me deja un buen sabor de boca, tanto por su narración como por la original y contundente manera de enfocar con una nouvelle de terror, una crítica social.

Admiro la capacidad de aquellos que logran mezclar dos recursos y salir airosos, sin estos grandes osados nunca se le hubiera añadido al vino picado refresco de cola ( calimocho) , que tantas gloriosas noches como horribles despertares aportaron a mi adolescencia.

Que duda cabe que en literatura suele ser más sano la mayoría de las veces.

Un librito que merece mucho la pena leer.

Creo que esta buena señora se convirtió el año pasado para mí, en toda una auténtica revelación.
Y con este relato, nuevamente a conseguido no sólo engancharme sino mantenerla presente, a partir de ahora en mis próximas lecturas.
Y es que Mariana tiene esa forma tan peculiar de transmitir que me introduce en todas y cada unas de sus historias.

Nos relata la desaparición de chiquillos en un pueblo, o de lo que es lo mismo, nos relata la la trata de personas.
Así, como tema de arranque.
Un delito que a día de hoy, en algunos países sale hasta rentable, y hasta se a convertido en todo un negocio.
Aún más aún si el sistema político no hace mucho o mira hacia otro lado.

Un libro que no nos permite obviar ciertas cosas ¡en absoluto! Con una narrativa potente, que nos lleva a la reflexión de lo que ocurre ante nuestros ojos.

Creo que con este relato he tenido sentimientos encontrados. La profunda barbarie de traficar con la vida de seres humanos, es absolutamente terrible, y más aún cuándo dejamos pasar como el que no quiere la cosa, el hecho de no denunciar lo que ocurre. ¿Por vergüenza, por miedo, por temor, por egoísmo, por intereses o interesados,....?
Por mil cosas que incluso desconocemos.

¿Cuándo y en qué momento, la vida dejó de tener tan poco valor?


Ausencias y sucesos extraños en un pueblo, que nada se comprende, que nadie entiende.

Para concluir, el final no me ha gustado y la portada aún menos, pero ante su narrativa, no puedo más que elogiar a esta mujer.

¿ Has leído “ el secreto de los ladrones de cuerpos” ?
¿ Has escuchado sobre el síndrome de Capgras. O la ilusión del sosias ?
¿ Que tal la literatura de Zombies ? ¿ y la de vampiros?
O la literatura japonesa de fantasmas y Shinigamis, el Mictlan Azteca, el mito de Orfeo . Entre otros...
No hablo de plagios, copias, o algo por el estilo. Hablo de simples paralelismos, semejanzas similitudes , hablo de la capacidad de Enriquez para englobar en un cuento corto ( convertido en Noveleta) esta tragedia traslapada de esperanza o la esperanza traslapada en tragedia de las desapariciones de niños en Argentina. Con un tinte fuertemente localista, teje una historia que se sustenta en la realidad de dichas desapariciones y sus múltiples causas, desde fugas, secuestros, hasta comercio sexual y muerte, manipuladas ( no manejadas ) por un ineficiente sistema social, y la borda con el terror que implica la suspensión del tiempo, el cambio hacia lo que ya no esperamos, o lo que nunca esperamos de un regreso un reencuentro.
Tales experiencias cambian, modifican, alteran el estado mental de los implicados.
El regreso bendición ? castigo?
Para profundizar mas en lo inquietante del caso, la autora inmiscuye muerte y almas, que siembran mas muerte y sorben almas.
La misma protagonista Mechi, sufreuna especie de abducción secundaria a su trabajo en esa área. Vanadis la diosa de la belleza es su psicopompo, más no su causa.
Mariana Enriquez tiene tanto que ofrecer... una muestra de que el terror no culmina, tal vez esa sea la causa de tanto final abierto.
Se puede leer en un rato, pero tanta convergencia no se digiere en días, la muestra esta en la concitación de tantos recuerdos, y en el ansia de lo que este por venir...

En mi primera experiencia con Mariana Enríquez y la literatura argentina en general, puedo decir que me he quedado con ganas de más. La autora consigue absorberte en menos de 70 páginas y cuando llegas al final no te queda otra que pensar… ¿Ya se acabó?
Esta es la mayor pega que le pondría a la historia, lo siento, pero no soy de las que le gustan los finales abiertos, mis ansías necesitan saber más. Y también he tenido que buscar algunas palabras que no comprendía del todo.
En esta novela corta conocemos a Mechi que trabaja en el archivo de Desapariciones de Buenos Aires, allí se encarga de recoger en carpetas todo lo que concierne a los chicos y chicas que han desaparecido en extrañas circunstancias o nadie sabe de ellos a ciencia cierta.
Ella se obsesiona con el caso de una chica llamada Vanadis, a la que se le perdió la pista cuando escapó de un orfanato para prostituirse en las calles. La última persona en verla con vida asegura que se la llevaron unos clientes un tanto extraños.
Pero un día Mechi se encuentra con Vanadis en el parque que hay al lado de la oficina, todo parecería normal, pero no es ella la única que aparece… Miles de chicos vuelven, incluso algunos que ya habían encontrado muertos.

Sin duda un hecho que va haciendo mella en la población y va derivando en situaciones extrañas. Solo me queda una reflexión final: ¿Qué es mejor? ¿La ausencia o la presencia que no se comprende?

Por cierto, la portada no le hace ninguna justicia a la historia, es súper fea.

La tapa del libro no le hace justicia para nada. Es una novela corta de misterio que se lee de un tirón. Trata en segundo plano, como si fuera algo muy normal que no sorprende a nadie, la desaparición de menores de diferentes edades. La trata de personas, la prostitución, los niños de la calle, las drogas, la violencia, la pedofilia, entre otros abusos aberrantes.

Parece que lo normal es que pasen esas cosas y que haya tantos cuerpos violentados y desaparecidos. Esa realidad "tranquiliza" o domestica a la sociedad, por decirlo de alguna manera. El problema es si esos cuerpos invisibilizados empiezan a volver y a hacerse visibles.

No voy a revelar la trama, es un relato muy atrapante, significativo y estremecedor.

Me gusta el estilo de Mariana Enríquez. No soy muy aficionada al terror, pero su mirada es más realista y local.
Ya había leído "Las cosas que perdimos en el fuego" y me había sorprendido también.
Sin dudas, voy por más libros de esta autora. La recomiendo.