Entre las sombras

El libro que nos ocupa adolece de un problema fundamental: la ausencia de originalidad en su temática y su desarrollo. No obstante, ambas vertientes serán paliadas en cierta manera con otras cualidades que la convierten en una novela de suspense complaciente aunque con carencias. En primer lugar, hay que reconocer el mérito del por entonces jovencísimo autor del libro, Enrique Hernández-Montaño que, si bien eligió un tema demasiado clásico para la novela histórica de terror, consiguió darle un buen ritmo a la historia narrada.

Nos hallamos así ante los crímenes de Jack el Destripador y un torturado inspector Abberline que trata de desenmascararle. Nos sitúa el autor en la Inglaterra de finales del Siglo XIX, transportándonos a los deprimentes ambientes del barrio de Whitechapel con su pobreza, niebla, oscuridad...y otros tópicos que ya nos resultan conocidos. El mayor inconveniente de la novela radica en que, lejos de tratar de narrar la historia del famoso asesino en una dirección completamente nueva a la acostumbrada, parece beber en exceso de obras anteriores y teorías que ya han sido desarrolladas especialmente por Alan Moore en su maravillosa obra “Desde el infierno”. Además de ello, nos recuerda aún más a la adaptación cinematográfica de 2001 protagonizada por Johnny Deep y que, ya de por sí, constituía un gran paso atrás cualitativo en relación a la obra original de Moore.

Con todo ello, cabe advertir que todo aquel consumidor de cualquier producción literaria, cinematográfica, teatral, etc basada en la figura de Jack el Destripador, no hallará sorpresas en este libro. Básicamente se nutre de la tradición anterior y de las teorías de la conspiración incansablemente repetidas hasta la actualidad. Para todo aquel que no se haya interesado previamente en la “obra” de este asesino, encontrará un libro de ritmo más que adecuado, con una historia interesante y el inquietante trasfondo de los barrios bajos de la Inglaterra victoriana.