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La acción transcurre en el Japón del siglo XVII, un momento en la historia donde las grandes potencias europeas, Inglaterra y Holanda (protestantes), España y Portugal (católicas) se disputan la influencia en Asia. Tokugawa Ieyasu trató de acabar con la fuerza evangelizadora de los misioneros europeos que llegaban al archipiélago con el afán de mostrar las bondades de sus doctrinas, pero también como paso previo a un "desembarco" comercial y quien sabe si algo más. La novela narra, bastante fielmente, la expedición que tuvo lugar entre 1613-1620 por orden de Date Masamune que envió a uno de sus principales colaboradores Hasekura Tsunenaga, al monje Sotelo y a una embajada de 180 personas a entablar relaciones con el Papa en Roma. Dicha expedición recibe el sobrenombre de Embajada Keicho, origen de la existencia del apellido Japón en el sur de España. En principio el título iba a ser "El hombre que conoció a un rey", aunque al final lo cambió por el de El samurai, seguramente porque esa palabra en japonés significa "el que sirve" haciendo referencia a que el samurai sirve a su señor feudal, y el sacerdote sirve a Dios. Una de las mejores cosas de la novela es el enfrentamiento dialéctico entre dos hombres de la iglesia: Velasco y el cardenal Borghese, el fanatismo, frente al pragmatismo. |
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