Cuando la oscuridad nos ama

Pocas veces dos historias han llenado tanto un ejemplar. Son tremendamente emocionales, tal vez por estar protagonizadas por mujeres. Aquí el horror se retuerce mientras los hechos que ocurren envuelven ambas narraciones en una atmósfera perturbadora. La base de estos relatos es el propio terror existencial y lo complicado que es a veces encajar. El volumen abrirá con un prólogo de Theodore Sturgeon.

Elizabeth Engstrom es una escritora pletórica de horrores nuevos, originales, una madre dadora de amores en forma de estremecimientos, de rarezas que se confabulan en la oscuridad y se burlan de nosotros los lectores, a través de adornadas frases rítmicas sazonadas siempre con la palabra justa. Miedos equilibrados que desequilibran nuestros agradecidos nervios de aficionados al terror impreso en páginas destinadas a la condenación y a la gloria. Su prosa está completamente desarrollada y toma la forma de vidas que salen de las páginas para mudarse a la mente del lector. Es a la vez inquietante y humana, combina magistralmente lo encantador y lo horrible.

Las historias tienen lugar en lo que parecen ser unos pueblos tranquilos, pero sombras retorcidas yacen debajo de esa aparente normalidad. En la primera novela corta, “Cuando la oscuridad nos ama” nos adentraremos en un relato visceral sobre una joven embarazada llamada Sally Ann, cuya curiosidad la llevará a explorar un túnel subterráneo, quedando atrapada en esa inmensa oscuridad, donde dará a luz. Entonces los sueños se oscurecen y ella descubre que tal vez sus sueños eran más tenebrosos de lo que creía. Para sobrevivir sin caer en la locura, se ayudará del fantasma de su hermano muerto. Allí abajo aprenderá a buscar agua y comida. En el pasado recibió la caricia de los rayos del sol y los añora. Su hijo, en cambio, no ha conocido otra forma de vida que esa oscuridad. Lo que ella no sabe es la cantidad de años que pasó bajo tierra, y ese mundo que conocía ya no es el mismo, ahora cuando empiece a subir... Tan estremecedora como sublime de leer, tiene momentos bastante espeluznantes.

La otra historia algo más larga que la anterior "La belleza es…”, sin embargo, es una historia diferente. Para Martha Mannes, el día a día pasa sin mucho sentido. Pero cuando la razón de todo comienza a burbujear bajo la superficie, Martha tiene la oportunidad de recuperar lo que ella fue... o enviar a quienes la rodean a un destino peor que el suyo.
La prosa utilizada para escribir esta narración es tan, tan hermosa, que rompe el alma. Las palabras escritas engrandecen la historia y son pura magia, un deleite. El final es asombroso.

Los dos relatos de este libro forman una pareja perfecta. La primera confronta el horror desde afuera cuando una futura madre termina viviendo bajo tierra, privada del sol, el amor o la vida social. El segundo confronta el horror desde adentro mientras una mujer lucha por vencer sus demonios internos, solo para encontrarlos afuera en los rostros de quienes dicen cuidarla. Las representaciones crudas y brillantes crean personajes que viven y se desangran de la página. Elizabeth Engstrom hizo una increíble combinación de luz y oscuridad, esperanza y horror.

Dos historias extraordinarias. La biblioteca de Carfax trajo una vez más una nueva maravilla.