La candidata

Isabel San Martín es la candidata por su partido a la Presidencia del Gobierno. Por primera vez una mujer tiene posibilidades reales de ganar unas elecciones y convertirse en Presidenta del Gobierno.
Tras haber asistido a un tenso debate en el que ella se vislumbra como ganadora, debido probablemente al bajo perfil de sus oponentes, se encierra en el Ministerio de Economía del que es ministra, y comienza a tomar conciencia de donde está, de donde puede llegar y todo lo que ella representa para una sociedad fundamentalmente dirigida por hombres.
Las encuestas también la dan como ganadora, pero en este país donde las encuestas son tan difíciles de creer como a los políticos, puede pasar cualquier cosa.
Ella, sola y nerviosa echa un vistazo a su despacho, y a su vida. Nos narrará en primera persona cómo se siente. Mirará las memorias de la que ha sido para ella su referente político la malagueña Victoria Kent. Releerá algunos pasajes que a día de hoy nos pueden hacer sonreír, porque casi un siglo después, las cosas en España no son tan diferentes de lo que fueron.
Hará un repaso de su vida tanto de cómo ha llegado donde está en su faceta política, como en su vida personal.
Echará de menos a su marido, la pareja que durante años la acompañó en sus primeras entelequias, y cómo la relación se fue deteriorando poco a poco, no sólo por la falta de amor sino por la falta de intereses comunes.
Pasará las páginas de su vida, recordando de donde logró su capacidad de liderazgo, de las trabas impuestas ya desde la universidad, lugar no apto para mujeres en aquellos días, cómo le robaron impunemente las ideas y la relegaron a un segundo plano por el solo hecho de ser mujer, y como ella con su personalidad e inteligencia fue capaz de callar muchas bocas.
Recordará el modo en que desde la Administración Pública, consiguió pequeños logros que no sólo encontraron obstáculos porque sí, sino por el hecho de haber venido de una mujer. Sus anhelos por mejorar la vida de sus compatriotas, sus desvelos por el paro.
Y el destino, que es extremadamente ladino la abocará a una noche llena de incertidumbre cuando de repente los bonos del Estado comiencen a caer en picado y ella tenga que hacer frente a esa emergencia, negociando, llamando y culebreando ante cada uno de los obstáculos que le van surgiendo.
Por si fuera poco, su marido Gabi escogerá ese momento para poner fin a su matrimonio, por teléfono, de modo cobarde y egoísta que la hará enfrentarse a la gran mentira que ha sido su matrimonio los últimos años y todo lo que ella una gran mujer intentará por seguir juntos.
Ahí entrará en juego la imagen, los juegos de la imagen y el poder, la absoluta necesidad de mantener a un marido que salga en la foto, a pesar de todo. Y encontrará donde apoyarse en su amigo y mentor Manolo, que la irá guiando a lo largo de esas 48 horas cruciales.
Decir que el libro me ha gustado es poco, creo que sería una lectura obligatoria antes de las elecciones que se nos vienen encima. Podríamos ser aún más conscientes de todo el montaje de mentiras, contubernios, chantajes velados y no tan velados a los que se pueden ver sometidos los altos cargos.
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