Los recuerdos del porvenir

Hacia el final, sentí mucha desazón y miedo, me contagió demasiado la ~incertidumbre ~ /certidumbre de que algo malo va a pasar, para estos tiempos de temor, enfermedad y preocupación, la verdad no se siente tan bien, peeero, al mismo tiempo queda excelente porque la narrativa es preciosa y todos los personajes sienten profundamente su infelicidad y resignación. A mí me recordó que todos estamos en el mismo barco (o en el mismo pueblo, gg), la suerte de unos es la suerte de todos, nadie sabe muy bien qué está pasando, y cómo seguir y enfrentar el porvenir.
La condenación de la vida misma se siente mágica en esta novela. Y, no sé cómo sea leer esto desde una perspectiva extraña, pero yo, al irme adentrando en las páginas, sentía la historia de México latiendo, me llevó a pensar sobre quiénes se ha ido construyendo todo este futuro extraño y ¿para qué? Además el pueblo como colectivo que apoya, denuncia, sufre, chismea, celebra, se duele y come (ah porque como comían antojitos cuando se reunían a esperar nomás) es muy tangible.
Cuando dicen que Ixtepec puede ser un personaje más de la historia... NO, evidentemente lo es. Y en sí, toooodo el paisaje y la importancia que se le da a la vegetación, o más artisticamente al cielo y al clima, o más evidentemente al tiempo y la memoria es parte de esta cultura realista mágica que seamos conscientes o no, forma parte de nosotros.
La cordura perdida y la realidad asfixiante parece tan normal y aceptable, la facilidad con la que ocurren algunas cosas, que a veces también me asustaba, sobre todo por lo familiar que suena, no es un lugar común agradable y a la vez sí, bien raro la dvd.
Siento que es de esos libros que nunca voy a entender del todo, pero que puede ser un buen libro para regresar y regresar y regresar, para perderme.
Subrayé demasiado, por cierto.