Anacronía de una marquesa

En aquella época debías tener mucho cuidado con expresar tus opiniones abiertamente, todavía recuerdo las palabras de Carmen Burgos como si las pronunciara hoy: Me da miedo un feminismo que tienda a masculinizar a la mujer, que viene acompañado de los delirios y desequilibrios de los que no supieron entender su verdadera significación.

A lo largo de mi existencia, he conocido lo bastante como para abrirme a otras religiones y culturas fascinantes, pero no por ello renunciar a lo que soy. Entiendo que haya gente que no lo comprenda y se levante ahora en mi contra, la ignorancia de otros ha sido siempre mi peor enemigo.

No se puede describir el hambre, es algo físico y mental al mismo tiempo, es doloroso, atroz. El hambre te guía y te hace preso, no puedes pensar en nada más, ni hay espacio para ningún otro sentimiento, lo cubre todo y no te deja avanzar... no te deja vivir.

Los hechos son una cuestión de perspectiva, del ojo que los mira, de la boca que los cuenta, del espacio, del momento y del lugar en que se producen.

Siempre he pensado que una mujer no debe ser instrumento más que de sí misma, debe buscar su placer, y no el del hombre. Debe buscar su realización en la vida activa y no solo en el matrimonio. Debe participar en la política, en el trabajo, en la lucha.

A la gente joven se le debería dar el beneficio de la duda, no obligarlos a tomar decisiones precipitadas que serán vitales para el resto de su vida. A ciertas edades, aún no lo sabes, pero no tienes ni idea de lo que es la vida, lo corta, frágil y dura que es.

El libro trataba sobre un lugar maldito, un aquelarre de brujas donde se aparecían demonios y al que acudía gente de todas partes, a fin de aliviar todo tipo de males: el Santuario de la Virgen de la Balma.

Me inculcó que solo hay una única cosa que te hace libre y que nadie puede arrebatarte jamás: el saber.

Desde aquel momento, yo solo sería fiel a una persona: Margarita Ruiz de Lihory, marquesa de Villasante, desde el fallecimiento de mi madre, y baronesa de Alcahalí.

...como suelo decir: para que hablen mal de otra, que lo hagan de mí, que me es indiferente.