“Campo de peras” transcurre en un orfanato / internado de Georgia. Nana nos presenta una historia sencilla protagonizada por niños y niñas con algún tipo de diversidad funcional que han sido abandonados o internados por sus padres. Con el telón de fondo de la desaparecida URSS, la falta de recursos del Orfanato y la vida tranquila que allí se gastan niños, maestros, directora y vecinos, la pandilla formada por Lela, Irakli, Stella o Vaska vive su normalidad, sus miedos, sus deseos, sus travesuras y sus ensoñaciones de una vida mejor. Este libro, cortesía de la Masa Crítica de Babelio y cedido por la editorial, me ha gustado mucho por su historia tan completa: la amistad que une a Lela con Irakli, que es casi un protegido, la violencia que surge por su condición de un mundo que no les entiende, no les respeta o les insulta, la invisibilidad que sufren, el machismo, el capacitismo o el edadismo como temas que subyacen, pero también, la vida alegre y los pequeños placeres que nos permiten disfrutar de una vida feliz pese a todo. Es un libro que recomiendo mucho por su parte emocional y, porque, a pesar de que no cuenta con una moraleja explícita, de entre sus líneas, se aprenden muchas cosas. Mi año lector empieza con buen pie.
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