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De este libro me quedan claras dos cosas: la admiración que el autor siente por Montaigne...y la que siente por él mismo. El escritor, crítico literario, periodista, y diplomático chileno, pretende hacer una novela biográfica (tal vez no, es posible que no) lo que no es óbice para que el texto sea muy bueno, la documentación detallada, y el lector aprenda, ya no sobre la vida del insigne francés, si no también de la suya. Porque a medida que cubre etapas de la vida de Montaigne (con un cierto desorden) aprovecha para hacer un repaso de la suya propia, contar innumerables anécdotas, vivencias, impresiones, y cavilaciones de una vida repleta de ellas, ya que Jorge Edwards es un diplomático que escribe. Lo contrario, un escritor diplomático, no lo es en absoluto pues su prosa rezuma ironía, es directa, afilada y sin pelos en la lengua (Azorín le resulta un tanto reiterativo, Michelet profundamente partidista, y el propio Montaigne, según él, abusaba del latín) Descripciones físicas, detalles históricos minuciosamente elaborados, historias propias, e historia de las historias, resultan una madeja, a veces confusa, pero interesante sobre los tiempos de aquel siglo XVI, repleto de asesinatos, del fin de una dinastía (Valois), del comienzo de otra (Borbones), de guerras de religión, en el que siempre destacaría un hombre razonable, ambiguo, librepensador, un filósofo de la vida, amante de los libros, de los viajes, del conocimiento, para el que la cosa más importante que había era conocerse a sí mismo. De Montaigne, con sinceridad, he conocido mucho más gracias a otros libros, por éste conozco algo más a su autor, y aunque reconozco que sabe mucho, las apreciaciones constantes sobre su vida, a mi particularmente, me resultan un tanto cargantes...pero como él lleva tan bien las críticas, "Escribo, pues, por intuición, por capricho, por afecto. Si cometo errores, pido disculpas de antemano. Ya conozco algunas personas que detectarán errores en mi libro y se sobarán las manos de alegría. Contribuyo, por lo tanto, y sin el menor problema, a su alegría", la mía, insignificante por otra parte, no le haría mella. + Leer más |
La obra de Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931 - Madrid, 2023) destaca por su independencia intelectual y originalidad creativa. Su coraje político quedó plasmado en la crónica «Persona non grata». En novelas semibiográficas como «El inútil de la familia» o en ensayos novelados como «La muerte de Montaigne», mezcló los géneros con total libertad e indiscutible talento. Su estilo literario, escéptico y elegante, rehúye las afirmaciones enfáticas para subrayar, en cambio, la inseguridad y la imprecisión. El Premio Cervantes, que le fue otorgado en 1999, reconoció su singularidad en las letras de nuestra lengua.
Casa de América, el Instituto Cervantes y la Embajada de Chile en España reunieron a ocho escritores e intelectuales españoles e hispanoamericanos que conversaron para recordar justamente a ese maestro de la conversación y la memoria que fue Jorge Edwards.
Bienvenida:
Enrique Ojeda, director general de Casa de América.
Javier Velasco, embajador de Chile en España.
Raquel Caleya, directora de cultura del Instituto Cervantes.
Mesa I:
Carlos Franz, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
Esther Bendahan, escritora.
Ricardo Cayuela, escritor y editor.
Juan Cruz, periodista y escritor.
Proyección de un vídeo conmemorativo con las intervenciones de Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, y los escritores Sergio Ramírez, Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards.
Mesa II:
Jorge Eduardo Benavides, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
J.J. Armas Marcelo, escritor y periodista.
Luis Alberto de Cuenca, poeta y crítico.
Ernesto Pérez Zúñiga, escritor y subdirector de Cultura del Instituto Cervantes.
Imágenes cedidas por Casa de América.
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