Adiós, Poeta… (1990) es un libro de memorias muy interesante en dos sentidos : tenemos una biografía de primerísima mano, personal e íntima del gran vate chileno Pablo Neruda en su cotidianidad, quien fue amigo de Jorge Edwards por más de 20 años ! (años 52-72) y tenemos entre líneas la autobiografía de Don Jorge Edwards, sin tapujos ni concesiones como es su costumbre en un estilo muy ameno. Jorge Edwards es un cronista de primera. La visión del Neruda que nos brinda, es rica y compleja porque fue un personaje con matices y mucha presencia. Fue un comunista de tomo y lomo, pero no fue dogmático, lo que denota inteligencia y que Edwards califica de "cardinal ateo de la iglesia suya« . Pablo Neruda tuvo una trayectoria fuera de serie, un ciudadano del mundo que terminó su periplo en París como Embajador. Cuántas cosas le tocó vivir ! En lo personal, en lo poético, en lo político, en sus peregrinaciones en pos de sus queridos « cachureos », en su vida social, en sus amistades, en sus viajes, en su mundo creativo, en sus amores… En cuanto al estimado escritor y autor de estas memorias, el cita su trayectoria paralela a la del vate y da luces sobre lo que fue también una vida muy rica en acontecimientos de todo tipo. Tenemos hasta datos sobre su vida personal como otro ciudadano del mundo con vueltas incesantes a Chile, pero que son solo permanencias temporales. Entre los dos hombres hubo primero un gran respeto de parte del escritor allá por los años 52 (21 años tenía solamente Edwards) hacia el hombre ya establecido como poeta. Con el tiempo esta diferencia de edad se fue borrando para llegar a ser una verdadera amistad. Por supuesto que fue una amistad con turbulencias, porque no puede ser de otro modo cuando la política está de por medio. + Leer más |
La obra de Jorge Edwards (Santiago de Chile, 1931 - Madrid, 2023) destaca por su independencia intelectual y originalidad creativa. Su coraje político quedó plasmado en la crónica «Persona non grata». En novelas semibiográficas como «El inútil de la familia» o en ensayos novelados como «La muerte de Montaigne», mezcló los géneros con total libertad e indiscutible talento. Su estilo literario, escéptico y elegante, rehúye las afirmaciones enfáticas para subrayar, en cambio, la inseguridad y la imprecisión. El Premio Cervantes, que le fue otorgado en 1999, reconoció su singularidad en las letras de nuestra lengua.
Casa de América, el Instituto Cervantes y la Embajada de Chile en España reunieron a ocho escritores e intelectuales españoles e hispanoamericanos que conversaron para recordar justamente a ese maestro de la conversación y la memoria que fue Jorge Edwards.
Bienvenida:
Enrique Ojeda, director general de Casa de América.
Javier Velasco, embajador de Chile en España.
Raquel Caleya, directora de cultura del Instituto Cervantes.
Mesa I:
Carlos Franz, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
Esther Bendahan, escritora.
Ricardo Cayuela, escritor y editor.
Juan Cruz, periodista y escritor.
Proyección de un vídeo conmemorativo con las intervenciones de Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, y los escritores Sergio Ramírez, Mario Vargas Llosa y Jorge Edwards.
Mesa II:
Jorge Eduardo Benavides, escritor. (Actuó también como moderador de la mesa).
J.J. Armas Marcelo, escritor y periodista.
Luis Alberto de Cuenca, poeta y crítico.
Ernesto Pérez Zúñiga, escritor y subdirector de Cultura del Instituto Cervantes.
Imágenes cedidas por Casa de América.
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