La bestia ciega

Este libro es para lectores con estómagos fuertes. Una historia de sadomasoquismo y perversión.

“La bestia ciega” es un viaje de depravación tal que incluso el autor lo ha repudiado. La historia gira en torno a Ranko Mizuki, una de las mujeres más bellas y famosas de Tokio. Su belleza es tan grande que fue inmortalizada en mármol, pero descubre el gran peligro que conlleva estar en el centro de atención.

La necesidad primordial y siempre más urgente del ser humano es la de expresar a través de diversas manifestaciones artísticas... aquello que lleva dentro. La pulsión creadora atraviesa a la humanidad toda en cualquier época y lugar, esa necesidad puede convertirse en muchos casos en un imperativo fatal, un designio atroz, una compulsión primitiva y arrolladora. Ahí entra en escena nuestro deforme y esplénico protagonista con su irrefrenable deseo de representar el cuerpo femenino o sus partes desmembradas.

Mojú es un escultor lascivo y solitario, su única compañía es su madre y una habitación oscura e inmensa habitada por decenas de esculturas de partes femeninas, senos sobre todo... tiene una fijación enfermiza con los pechos femeninos. Mojú es además ciego, vive en una penumbra constante cargada de ardores inconfesables.
Su carácter de invidente lo obliga al contacto físico para poder memorizar las formas que luego esculpirá, por ello oficia de masajista engatusando a incautas víctimas de las que más tarde se deshará sin remordimientos, pero su nueva obsesión es la sensual y delicada bailarina Ranko, de ella sacará el molde definitivo para colmar la fantasía suprema de su obra cumbre.
La convence y logra llevarla a su taller, allí... en esa forzada reclusión seremos testigos privilegiados de la atrocidad hecha historia en sus más infinitas variantes.

El Eroguro (varieté de perversiones japonesas) en su más sofisticada versión y una sorpresa añadida en esta edición de Satori, que es ni más ni menos un capítulo de la obra suprimido a pedido del mismísimo autor por haber creído que se había excedido en su muestrario de horrores y perversiones.

Estamos ante un depravado asesino en serie cuando descubre que el acto de entregar a la muerte es uno de los más placenteros para él. La matanza es tan cruel y ofensiva que muchos lectores no podrán continuar. En un acto final para lucir sus cuerpos, muestra a sus víctimas desmembradas de tal forma que quedarán en las pesadillas.

Cada capítulo es sucesivamente peor a medida que la bestia se conecta con sus demonios internos. La narrativa es tan gráfica que no todos llegarán a la última página, especialmente porque las víctimas siempre son mujeres y mueren de manera horrible. Ellas están en conflicto, sintiéndose enamoradas de su torturador. A pesar de la naturaleza cruel del texto, el libro está bien escrito. La prosa es descriptiva, a veces demasiado vívida, pero poderosa.

La cualidad única de esta novela de Rampo no está tanto en la trama y los personajes, sino en lo que hará para arrastrar al lector al delirio más absoluto. Hay una mezcla de emociones conflictivas tanto para el lector como para los personajes, pero a pesar de la desventaja de la bestia, su capacidad para crear horror es asombrosa.

En definitiva, una edición completista para el aficionado a Rampo y un libro que no puede ni debe faltar en la biblioteca de cualquiera que se precie de ser un degustador de las más sofisticadas aberraciones literarias venidas del Lejano Oriente