Un jardín en Venecia

‘Un jardín en Venecia' narra de forma exquisita por parte de su autor, Frederic Eden, la creación a finales del siglo XIX de un maravilloso lugar donde pasear y relajarse rodeado de hermosas flores y árboles. Éste, situado en la Giudecca en Venecia, fue llamado ‘El jardín del Eden' en honor a su creador y fue con los años visitado por numerosos intelectuales como Rilke, Proust, Henry James…Así como también fue testigo de hechos no tan agradables como los sucedidos a un compañero de Cocteau y que marcarían su obra poética. En este pequeño libro de ciento dieciséis páginas el autor nos explica con todo detalle el laborioso trabajo que le conllevó hacer realidad su sueño y conseguir que en Venecia existiera un gran y hermoso jardín.

Ha sido una lectura muy amena y ligera, pero no por ello menos rica en detalles. Me ha parecido sumamente interesante conocer los entresijos que conlleva tal creación, desde la adquisición del terreno hasta la consagración del mismo como lugar de esparcimiento. La narración está dividida en pequeños capítulos y el autor comparte su experiencia tema a tema, abordándolos todos con tal pasión que hace al lector sentirse contagiado de su entusiasmo e incluso nos anima, si tenemos la ocasión, a tener un jardín grande o pequeño, sea como sea.
En mi caso he disfrutado de lo lindo conociendo todos los aspectos que trata Eden: la creación de las islas venecianas, las dificultades para la adquisición del terreno, la importancia de una buena planificación para el jardín (la disertación sobre las pérgolas es muy interesante), la contratación de personal, etc. La única parte que me ha resultado demasiado extensa es la que trata sobre las dificultades que sufrió para conseguir agua dulce, con la ardua tarea de la construcción de un pozo, considero que, a pesar de ser muy interesante, se excede en demasiados detalles al respecto.
Otro aspecto que ha hecho que me guste su lectura es que se trata de un libro que te lleva a querer saber más, despierta en uno las ganas de investigar y querer conocer mejor el lugar; al propio autor, del cual hay muy poca información; e incluso te lleva a buscar en la red todas las flores que menciona para poder conocerlas y hacer un dibujo en la mente del hermoso lugar que creó. Además, gracias a esta lectura podemos conocer un poco también cómo funcionaba Venecia, sus mercados, su clima en la época y apreciar la gran labor de la jardinería y el trabajo que conllevan estos espacios verdes que en muchas ciudades son, como se suele decir, su pulmón.

En cuanto a la edición, es un libro estupendo, con papel de calidad, hecho con mimo y con detalles al comienzo de cada capítulo. Además el tamaño es perfecto para llevar en el bolso a cualquier parte y por ello recomiendo, si se tiene ocasión, de leerlo al aire libre y como no en un jardín. Tuve la ocasión de hacerlo, de ahí la foto de Instagram con el libro, y fue una lectura maravillosa.

Hace años tuve la ocasión de visitar Venecia, pero tan sólo visité lo típico y desconocía por completo la existencia del jardín. Aunque hoy en día está abandonado y cerrado al público, estoy segura de que si vuelvo a tener ocasión de visitar las islas buscaré la forma de ir a la Giudecca y soñar con tan hermoso jardín; así como también estoy segura de que en mis futuras visitas a jardines no los veré con los mismos ojos e indagaré un poquito más en ellos. Por ello, ‘Un jardín en Venecia' es un libro diferente, para los amantes de la naturaleza o no, que deja huella en el lector.

Por último quiero dar las gracias a Babelio y Gallo Nero Ediciones por el ejemplar.

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La última fragancia de la casa francesa Hermès rinde homenaje a un jardín secreto que está en Venecia, ciudad que esconde el sueño hecho realidad de un aristócrata inglés que, como tantos otros en el siglo XIX, dejó atrás las frías tierras inglesas, instalándose en Italia en busca de un clima más benigno, atraído por las ruinas arqueológicas y la arquitectura renacentista.
Frederic Eden, que así se llamaba el dueño del jardín, adquirió éste en 1884 y junto a su mujer Caroline (hermana mayor de Gertrude Jekyll, famosa creadora de jardines) transformó lo que en principio era un huerto en un maravilloso jardín que visitaron muchos de los intelectuales de la época como Rilke, Proust, Cocteau o d'Annunzio, llegando a aparecer en las obras de algunos de ellos (Los papeles de Aspern de Henry James)
Eden fue en todo momento consciente de lo complicado que resultaba su empeño, y sin embargo consiguió crear, no solo un hermoso jardín, si no el más grande de toda Venecia. La historia de esta aventura la relatará el mismo y su escrito se publicó en 1903 en Country Life con el título de A garden in Venice.
“Hay un jardín en Venecia que ahora está encerrado en su misterio como esperando una resurrección, un jardín que conoció el esplendor y que ahora se devora a sí mismo. Es el jardín que todos conocen por el nombre de su creador: Eden”
En poco más de cien páginas Eden nos transporta a otra época, y de su mano viajamos hasta la Italia del XIX, para ser testigos del nacimiento de su jardín paso a paso. Descubriremos junto a él que la tierra de Venecia no es la más apropiada para determinadas flores (de hecho se dice de ella “Venezia, tomba dei fiore”, Venecia tumba de las flores) que los furlani son hombres muy trabajadores que llegan en invierno a vender castañas calientes y peras cocidas, asistiremos a la fiesta del Redentore, conoceremos las variedades de rosas más propicias al aire salado, y disfrutaremos, aunque sea en la distancia, de los primeros rayos de sol saliendo por el Adriático.
Este librito es una auténtica joya. El autor comparte su día a día en el jardín con el lector, y le hace cómplice de las costumbres venecianas, de los caprichos de las plantas, y de la creación de un hito en aquella época que podría haber perdurado en el tiempo, pero que, lastimosamente, cayó en manos de un excéntrico artista que malgastó todo el trabajo invertido. Pero sobre todo es una joya porque nos habla de un recóndito lugar, un espacio de soledad y belleza que permanece escondido a los ojos humanos desde hace años. Y esto, en una sociedad globalizada, en una ciudad como Venecia asediada por el turismo, parece un auténtico milagro, es un milagro. Quizá sólo algún ruiseñor o un mirlo, las orugas y las larvas, los caracoles y las mariposas blancas de las que habla Eden sean los únicos seres vivos que disfrutarán por muchos años de este singular lugar.
“Estoy cansado del rosa y del gris, del azul y del rojo. Ansío la tierra seca y los árboles verdes y los matorrales y las flores; ansío un jardín”
Y dicho y hecho se puso a ello. Una lectura deliciosa para amantes de la jardinería, y para quienes quieran descubrir otra Venecia, otra época, otro sueño cumplido. Gracias Gallo Nero por editar esta hermosa pequeñez.


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