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Crítica de Ros


Ros
24 January 2023
Umberto Ecco acertó, dio en la diana escribiendo y mostrando el intrincado , oscuro, enrevesado y complicado mundo de los periódicos, de sus cabeceras y de los intereses personales de muchos de sus periodistas.

Es la última obra que nos dejó Umberto Eco. Y muy diferente a sus conocidísimas novelas, un maestro que sabe guiar a los lectores, incluso con los acontecimientos que nos son bastante conocidos. Increíble.

Hechos que transcurren en Milán en el año 1992, unas semanas más tarde de que se destapasen los escandalosos sobornos de políticos y empresarios por un desconocido fiscal, en aquel momento, Antonio di Pietro, en la llamada operación “mani pulite” .

Simplemente, cito este hecho, para hacer más entendible el contexto de aquel momento en el que se sitúa esta novela. Una muy dura parodia y una crítica mordaz hacia el periodismo y la política. Pues esto es lo que hay, y en estos momentos, sin duda, tiene toda su vigencia.

Nos refleja un panorama bastante patético y desgarrador sobre el periodismo en Italia, aunque trasladable totalmente a cualquier país.

Un argumento sencillo. Veamos, el comendador Vimercarte, crea un periódico, al que llamará Domani, para tratar, como su nombre indica, lo que sucederá mañana, en reportajes y avances que jamás se publicarán.

Su finalidad es tan solo ser una herramienta de intimidación a las esferas de poder.

Tenemos un protagonista, Colonna, que será el redactor jefe y gestor de un falso periódico, nombrado por el diector, Simei. Además participarán otros seis redactores, todos ellos personajes bastante anodinos.

Encontramos a Maisa, que viene de una revista del corazón, a Braggadocio, especialista en el sensacionalismo, Palatino, de pasatiempos y crucigramas, Constanza, antes un corrector, Cambria, un ex cronista y Lucidi, colaborador de diferentes publicaciones poco conocidas.

Espléndida caracterización de los personajes, atinando en la exposición de sus complejidades. Y con todo esto, se creará una historia de intriga, fundamentalmente con personajes llevados al límite e impregnada de sarcasmo.

Lo importante es que nos hace ver que la manipulación de los hechos en la prensa, es indispensable para que la información llegue y siembre dudas. He aquí una frase: “ La gente al principio no sabe qué tendencia tiene, luego nosotros se lo decimos y entonces la gente se da cuenta de que la tiene” .

Lo que desde este equipo se pretende es crear la herramienta capaz de una manipulación absoluta.

Un libro interesante para reflexionar e indagar profundamente en los espacios que ya conocemos y su continua degradación, a través de una historia impactante.

¿Podemos aspirar a conocer la verdad a través de los medios de comunicación? ¿Podemos ceer en una ética de los profesionales del periodismo? ¿Existe la imparcialidad en los “mass media”?

Y aquí nos encontramos, una visión demoledora y un enorme desprecio por el mal uso que se hace del periodismo. La polémica está servida.

Cuando con los años comprendi esta verdad de Umberto Eco, quise seguir a los mejores, quise aprender a corregir las falsas verdades e interpretar las cuestiones periodísticas y por ende, a los mismos periodistas.

Así pues, leí al maestro de los maestros, al que considero uno de los periodistas más lúcidos e incorruptibles, estoy hablando nada más y nada menos que de Ryszard Kapuscinski y retomo para repasar en mí y para todos, algunas de sus afirmaciones más exitosas:

“Si entre las muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, se convertirá en falsedad” y otra andanada “ las malas personas no pueden ser buenos periodistas” y otra más : “El trabajo de los periodistas no consiste en pisar cucarachas sio en prender la luz , para que la gente vea como las cucarachas corren a ocultarse”.

Siempre, siempre de la mano y la guía de los mejores para intentar comprender el sistema, el periodismo, y sus innumerables intereses fundamentalmente, económicos y políticos.

La información, la verdad, la realidad quedará subyugada al albur, a la suerte de poder buscar y encontrar entre toda la maleza, entre toda la toxicidad interesada, un periódico, un periodista, una información que se decante por el relato de la pura información, sin llevar a cabo arreglos perniciosos, enredados en turbios intereses.

Los mejoes no nacen como las setas en el bosque después de lluvias intensas, el mundo y el sistema que lo dirige no nos lo va a poner fácil, ya que no persiguen la información, sino todo lo contrario, la desinformación, y entre esta consiguen moverse como pez en el agua.

El sesgo político, social y económico es la cabecera de la inmensa mayoría de los periódicos y de la información bien alimentada que aparece dentro de sus páginas.

La desinformación generalizada está perfectamente amamantada por los anodinos y perversos programas, llamados de entretenimiento, que da la televisión y que no son en absoluto, inocentes pues alejan al individuo del mundo realmente existente, las revistas llamadas del corazón. también cumplen su papel , capaces de banalizar cualquier asunto personal o general, se convierten sin piedad en máquinas trituradoras.

Hay una guinda capaz de envenenar cualquier pastel con su sola presencia, ni siquiera va a ser necesaria su deglución, no lo necesita, es tan pernicioso que su sola visión intoxica todo aquello a lo que se dirige y se llama Internet y sus múltiples plataformas, que se dirigen sin piedad, hacia las personas más influenciables en las que inyectan su toxina.

No olvidemos el fenómeno del denominado principio la transposición, tan de moda, y que consiste en acusar al otro de exactamente lo mismo que uno hace.

Muy a menudo el ser humano se siente perdido, distraído de los asuntos esenciales, de su vida, del mundo, del universo, nada parece ayudar a que se haga posible el nacimiento de un ser humano mejor, más generoso, más amable, más afable, menos bruto y descontextualizado, más lúcido, en definitiva.

La ignorancia general se ha conseguido que sea abrumadora, asomados al balcón de los proyectos de futuro somos, a menudo, ya incapaces de ver la luz y perseguirla.

Y aunque Umberto Eco escribiese esta parodia del periodismo en el año 1992, la vigencia en la actualidad parece mucho más cruda. Es , no solo notable, sino trágica, ya que roba a la gente la información y ofrece una opinión siempre interesada.

Las palabras y conclusiones de Umberto Eco deberán ser el punto de luz que nos anime a buscar y encontrar la información y nunca la opinión interesada y sobre todo inventada.

Muy interesante.
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