Tortas fritas de polenta

Esta es la historia de Ariel Martinelli en la guerra de las Malvinas, ilustrada por Adolfo Bayugar, cuenta el reclutamiento y los tantos días en la guerra cruenta; dónde, sobre todo, no sabía nada de lo que pasaba más allá de su compañía; las vicisitudes de la campaña, el hambre el frío, los heridos, las deserciones. Es curiosos que yo sabia muy poco de esta guerra contemporánea y justo por estos días han estado hablando en la tele de este conflicto y del papel de los oficiales argentinos en el maltrato a sus propios soldados. También me llamó la atención que el narrador dijera que en la “islas”, lo único argentino eran las banderas, porque la gente, el idioma, las casas, los autos, todo era inglés.
Todos los conflictos bélicos son igual de sangrientos y siempre, siempre los soldados son los que peor lo pasan.
Es una historia muy dura, que en muchos momentos me puso un nudo en la garganta y agradezco que sea una novela gráfica, porque además de hacer más fácil la lectura, distrae un poco de lo crudo de la realidad que narra. Las secuelas de la guerra también es un punto narrado por los autores, como dice una viñeta que acompaña un camposanto enorme, “Hay gente que pudo llevar esta pesada carga y otros que no… Hoy son más los muertos por suicidio que los que murieron en la guerra”, me imagino que lo horrores sufridos a manos de los propios oficiales son lo peor y la huella más difícil de borrar.
Los dibujos logran transmitir fielmente la emoción de la historia, disfruté y sufrí a parte iguales con cada cuadro, cada viñeta y cada palabra. Una historia en la que el autor no hace concesiones ni consigo mismo, en que a veces debe parar para prepararse para seguir contando.