Una habitación con vistas

En la primera parte, nos encontramos con Lucy Honeychurch y su prima, la señorita Barlett de vacaciones en Florencia. Allí harán amistad con un grupo de personas que también pasan unos días en Italia. Principalmente, se verán inmersas en varias situaciones que las obligarán a entablar relación con los Emerson, un padre y un hijo bastante peculiares. Cierto suceso, servirá de excusa para desencadenar toda la trama. En la segunda, nos encontraremos con que Lucy se ha prometido repentinamente. Y no digo más.

Esta novela tiene varios puntos muy interesantes. En primer lugar, el señor Emerson. Este personaje huye del puritanismo de la época, de esa conciencia de lo "discreto" y se comporta de manera natural y cercana con todo el mundo. Tiene varios momentos brillantes donde cuestiona la fe religiosa de manera fánatica, o cuando alaba la actitud de la "nueva mujer" que busca su libertad a través de una mayor independencia. Me ha parecido un personaje espectacular. He tomado muchas notas de citas de la novela y casi todas eran de este personaje.

Por otra parte, tenemos la increíble evolución de Lucy. En las primeras páginas, Lucy aparece como una niña de buena familia que acata lo que su desagradable prima considera "buenos modales" en una señorita. Parece estar muy acostumbrada a hacer lo que le dicen y a vivir con ese absurdo decoro que limita cualquier deseo propio. Pero en la segunda parte de esta novela, veremos como Lucy empezará a cambiar y poco a poco irá ganando confianza en sí misma. Hasta que llegue la ruptura final con la antigua Lucy, a través de una gran discurso que me cautivó por completo.

La primera parte de la historia me enganchó rápidamente. Pero es cierto que el inicio de la segunda parte me resultó algo cansino y se me hizo un poco cuesta arriba. Sin embargo, lo ha compensado todo este tramo final. Me ha gustado ver en el autor un adelantado a su época. Otro claro ejemplo de que la época no justifica que un autor sea conservador e intolerante en su contexto. Los hay como Forster que remueven muchos ideales anticuados y los ridiculiza. Y cuando te encuentras autores así, es una gozada. Estoy deseando leer Maurice.